Porque ¿qué son cuando no hablan en alemán a su dios, cuando, desde el punto de vista religioso, no sienten ni aspiran de acuerdo con su forma de ser, es decir, en lo más profundo de su gran alma?
La fe no es un medio para librarse de las miserias de este mundo. Es la expresión de las fuerzas más profundas de un pueblo, eterna obligación del hombre hacia dios, para vivir en la comunidad en que hemos nacido.
Para nosotros la fe no es el derecho a la bienaventuranza, sino una obligación para la lucha por el pueblo y por la sangre. Nos es indiferente el hecho de que nosotros, entonces, seamos considerados por los sabios cristianos como destinados al cielo o condenados al infierno,porque del cristianismo nos separa, creando un abismo, lo siguiente: Nosotros no aspiramos a una recompensa en forma de una vida tranquila después de la muerte, porque esto representa un espíritu comercial judío y liberaloide. ¡Cree, reza, confiésate, haz penitencia y te has ganado el cielo! No, ¡trabaja, lucha y cree en tu pueblo! ¡No preguntes por la recompensa ni qué va a ser de tu vida! Pregunta: ¿cómo puedo servir a mi pueblo? ¡Vive de acuerdo con sus intereses y habrás cumplido con tu deber! Nuestro pueblo, la comunidad, es nuestra ley suprema, ley que para nosotros es inatacable, sagrada y eterna.
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