Moltke es un hombre serio y magnánimo que carece por completo de esos rasgos de carácter que hacen a un hombre un caudillo en la batalla..el Káiser Guillermo sobre el jefe del estado mayor alemán.
Informe del estado mayor al káiser alemán; 4 al 24 de Agosto de 1914
Tras la declaración de guerra a Francia el día 1 de Agosto, arrancó el plan de Schlieffen: un golpe imponente y a máxima velocidad que obligue a Francia a a retirarse de la contienda en menos de mes y medio, permitiendo a nuestras tropas concentrarse en los dos millones de soldados rusos que se concentran.
El plan de batalla fue el siguiente: Alsacia y Lorena, fuertemente defendidas por contingentes franceses quedaron envueltas, pasando nuestras tropas por Flandes y la Picardía, de tal modo el I ejército al mando de Alexander Kluck y el II de von Bülow se encontrarían con el centro de los ejércitos franceses, que verán obligados a combatir de espaldas a sus fuentes de suministros y sin poder acceder a las fortificaciones de la frontera con nuestro sagrado Reich.
Nuestro objetivo: París.
El 4 de Agosto nuestras tropas llegaron a la Lieja. La ciudad contaba con seis anillos defensivos, sus ocupantes resistían con ferocidad, retrasando el avance de la ofensiva. Contrarios a nuestras suposiciones los belgas no se iban a rendir con facilidad. La situación se salvó con el empleo de uno de nuestros cañones de asedio Mörser 420, apodado "gran Berta". el cañón abrió rápidamente las brechas necesarias para la rendición de la ciudad. No obstante, hasta el día 15 no hemos obtenido la rendición de la última fortaleza en pie.
El avance no obstante aunque a buen ritmo, se ve entorpecido por los franctireurs, civiles belgas que disparan a quemarropa a nuestros soldados. Hemos tenido que quemar la ciudad de Hervé como castigo ejemplar.
El día 20 conseguimos aislar al ejército belga en Ambéres, mientras que solo Namúr se interponía entre nosotros y Francia. Inmediatamente cargamos con el calibre 420 rindiendo la ciudad.
No obstante, estamos en condiciones de asegurar que nuestro plan podrá seguir adelante. Los informes de la inteligencia y la información reunida por la caballería indican que el general Lanzerac, y todo el mando francés, piensan que estamos movilizando 20 divisiones menos de las que tenemos sobre el campo.
Por todo esto, y aunque conocemos, se están movilizando 4 divisiones de la fuerza expedicionaria británica hacia Mons, tras la toma de Namúr el III ejército ha avanzado hasta Dinent, en lo que creemos, será la maniobra que estrangule a los aliados.
Nuestros soldados contendrán la ofensiva en el Oeste y acabaremos con Francia en el plazo acordado. El general Moltke, así lo atestigua.
Foch contaba con toda la razón, lo que no podía suponer era, que el complejo engranaje de guerra alemán fuera fallar como lo hizo. Todos entendían los ligeros contratiempos que el ejército germano había sufrido y el ambiente en las calles Berlín era de auténtico júbilo: financieros empresarios y hombres acaudalados en general habían empezado planear el reparto de aquella parte de Europa.
La coalición anglo-inglesa estaba a punto de desfallecer tras 12 días de retirada continua, pero como vimos en entregas anteriores el ala derecha del ejército alemán estaba totalmente desprotegida; el día 26 de Agosto el gobierno ruso había movilizado a Prusia Oriental dos ejércitos y los franceses veían compensados los 10 000 millones de francos que en el frágil juego de los ententes les había costado Rusia. Además se susurraba en las mortecinas calles de París, que Gallieni y Joffre salvaría, su ciudad.
El genio nacional alemán se iba a enfrentar contra las esperanzas occidentales, y estas últimas contaban con ventaja táctica.
Kluck intentó virar lentamente sus ejércitos hacia el Oeste, para encarar a sus atacantes, y consiguió un bonito hueco de 50 kilómetros entre sus dos ejércitos. La BEF y el V ejército francés, repleto de la élite gala se introdujeron por columnas en el hueco y Moltke se hundió. Cuentan que el general no tenía siquiera color. Invadido por el pánico comprobó esta realidad y decidió retirarse al Aisne.
Los alemanes intentaron rehacer su estrategia: De Yser a Ypres, entre el Aisne y el mar dirigirse hacia el Canal de la Mancha y amenazar de nuevo París. El resultado: un fracaso sangriento que acabó por estabilizar el frente totalmente en una larga línea, de Bélgica a Suiza.
Y así mientras que el frente Oriental despertaba en el Oeste se cavaban trincheras.
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