lunes, 27 de enero de 2014

El testamento político de Erich Priebke

“La literatura sobre el Holocausto ha servido sobre todo al Estado de Israel”

20 de noviembre de 1995. El excapitán de las SS, Erich Priebke, dice adiós mientras ingresa en el avión que lo llevará de Bariloche, Argentina, hacia Italia para enfrentarse a un juicio.



Con motivo de su cien cumpleaños a finales del pasado julio, el recientemente fallecido Erich Priebke, capitán de las SS, concedió una entrevista que ha sido difundida tras el deceso por su abogado Paolo Giachini, en calidad de “testamento humano y político”.

-Señor Priebke, hace años declaró que no renunciaba a su pasado. ¿A sus cien años de edad sigue pensando lo mismo?
Sí.
-¿Qué quiere decir exactamente con esto?
Elegí ser yo mismo.

-Así que aún hoy se siente nazi.
La fidelidad al pasado es algo que tiene que ver con nuestras creencias. Esta es mi forma de ver el mundo, mis ideales, lo que para nosotros alemanes fue la Weltanschauung y todavía tiene que ver con el sentido de amor propio y honor. La política es otra cosa. El nacionalsocialismo ha desaparecido con la derrota y ahora no tendría ninguna oportunidad de regresar.

-La visión del mundo de la que usted habla también incluye el antisemitismo.
Si sus preguntas son para ganar conocimiento de la verdad, es necesario abandonar los clichés: Criticar no significa que se desee destruir a alguien. En Alemania, desde principios del siglo XX se criticó abiertamente el comportamiento de los judíos. El hecho de que los judíos habían acumulado en sus manos un inmenso poder económico y por lo tanto político, al mismo tiempo que representaban una parte muy pequeña de la proporción de la población mundial, se consideraba injusto. Es un hecho que aún hoy en día, si tomamos las mil personas más ricas y poderosas del mundo, debemos señalar que una parte considerable de ellos son judíos; los banqueros o los accionistas de las empresas multinacionales. En Alemania pues, sobre todo después de la derrota de la Primera Guerra Mundial y la injusticia del Tratado de Versalles, la inmigración judía de Europa del Este había causado algunos verdaderos desastres, con la acumulación de enormes cantidades de capital por parte de los inmigrantes en unos pocos años, mientras que con la República de Weimar la gran mayoría del pueblo alemán vivió en gran pobreza. En ese clima, usureros se enriquecieron y la sensación de frustración en contra de los judíos creció.
El que judíos han practicado la usura permitida por su religión, mientras que se la prohíbe a los cristianos, es una vieja historia. ¿Qué tiene de cierto según usted?
Desde luego, no es una idea mía. Basta leer a Shakespeare o a Dostoievski para entender que problemas similares con los judíos realmente existieron históricamente, desde Venecia a San Petersburgo. Esto no quiere decir que los únicos prestamistas usureros fueran judíos. Hice mía una frase del poeta Ezra Pound: “Entre un usurero judío y un usurero no judío no veo ninguna diferencia. “
-Por todo esto, ¿se justifica el antisemitismo?
No, mire, esto no quiere decir que entre los judíos no haya gente de bien. Una vez más; antisemitismo significa odio, odio indiscriminado. Y yo, incluso en los últimos años de mi persecución, de viejo, privado de libertad, siempre he rechazado el odio. Nunca quise odiar ni siquiera a los que me odiaban. Sólo hablo del derecho a la crítica, y estoy explicando las razones. Y diré más: debe tenerse en cuenta que, por razones religiosas particulares, una gran proporción de judíos se considera superior a todos los demás seres humanos. Se identificaron con el “pueblo elegido de Dios” de la Biblia.

-También Hitler habló de la raza aria como superior.
Sí, Hitler también cayó en el equívoco de perseguir esta idea de superioridad. Esta fue una de las causas de errores sin retorno. Tenga en cuenta, sin embargo, que un cierto racismo era la norma en aquellos años, no sólo a nivel de la mentalidad popular, sino también a nivel de los gobiernos e incluso de los sistemas jurídicos. Los estadounidenses, después de haber deportado a los pueblos de África y de ser estados esclavistas, seguían siendo racistas y discriminaban a los negros. Las primeras leyes definidas raciales de Hitler, no restringían los derechos de los judíos más que los de los negros eran limitados en varios estados de EE.UU. Lo mismo para la población de la India por los británicos, y los franceses tampoco se comportaban de manera muy diferente con los súbditos de sus colonias. Por no hablar del tratamiento de minorías étnicas en la antigua URSS.

-Entonces, ¿cómo fueron empeorando en Alemania las cosas según usted?
El conflicto se fue radicalizado, fue creciendo. Los judíos alemanes, estadounidenses, británicos, los judíos del mundo, por un lado; contra Alemania, que estaba en el otro. Sí, por supuesto, los judíos alemanes se encontraron en una posición cada vez más difícil. La posterior decisión de promulgar leyes muy duras en Alemania hizo la vida muy difícil para los judíos. Luego, en noviembre de 1938, un judío, un cierto Grynszpan, en protesta contra Alemania, mató en Francia a un consejero de nuestra embajada, Ernest von Rath. A ello siguió la famosa “Noche de los cristales rotos”. Grupos de manifestantes irrumpieron en todo el Reich en tiendas propiedad de judíos. Desde entonces, los judíos fueron considerados sólo y únicamente como enemigos.
Hitler después de ganar las elecciones, les instó primero a que por todos los medios se marcharan de Alemania. Posteriormente, en el clima de sospecha contra los judíos alemanes, causado por la guerra y los boicots y el conflicto abierto con las organizaciones judías más importantes en todo el mundo, se los encerró en campos de concentración, en calidad de enemigos. Por supuesto que para muchas familias, a menudo sin tener ninguna culpa, esto era desastroso.

-La culpa, por lo tanto, de lo que los judíos han sufrido, en su opinión ¿sería de los propios judíos?
La culpa es un poco de todas las partes. También de los aliados, que desencadenaron la Segunda Guerra Mundial contra Alemania tras la invasión de Polonia, realizada para reclamar un territorio en el que la fuerte presencia alemana fue objeto de acoso constante, territorio colocado por el Tratado de Versalles bajo el control del recién nacido estado polaco. Contra la Rusia de Stalin y su invasión de la parte restante de Polonia nadie levantó un dedo. De hecho, al final del conflicto, que oficialmente se desencadenó para defender la independencia de Polonia contra los alemanes, se le regaló sin contemplaciones toda Europa del Este, incluyendo Polonia, a Stalin.



Erich Priebke, de servicio en la embajada de Roma



-Dejando de lado la política, así que usted defiende las teorías históricas revisionistas.
No entiendo exactamente a qué se refiere con revisionismo. Si hablamos de los juicios de Nuremberg de 1945, entonces puedo decir que fue una cosa increíble, un gran escenario creado a propósito para deshumanizar frente a la opinión pública mundial al pueblo alemán y a sus líderes. Para castigar al derrotado ahora incapaz de defenderse.

-¿Sobre qué base dice esto?
¿Qué se puede decir de un autoproclamado tribunal que juzga sólo los crímenes de los vencidos y no los de los vencedores, donde los vencedores son a la vez fiscal, juez y la parte perjudicada y donde los artículos del crimen habían sido especialmente creados después de los presuntos delitos, sólo para condenar retrospectivamente? El mismo presidente estadounidense Kennedy condenó el proceso llamándolo algo “repugnante”, porque “había violado los principios de la Constitución de EE.UU. para castigar a un oponente derrotado”
Si quiere decir que el delito de crímenes contra la humanidad con el que se condenó en Nuremberg no existía antes de que fuera impugnada por el tribunal internacional, hay que decir, sin embargo, que las acusaciones relacionadas con esos hechos eran sin duda terribles.
En Nuremberg, los alemanes fueron acusados ​​de la masacre de Katyn. Más tarde, en 1990, Gorbachov admitió que habían sido ellos mismos, los acusadores rusos, quienes mataron a veinte mil oficiales polacos con tiros en la nuca en el bosque de Katyn. En 1992, el presidente ruso Yeltsin desveló el documento original que contenía la orden firmada por Stalin. Los alemanes también fueron acusados ​​de haber hecho jabón con los judíos. Muestras de aquel jabón terminaron en museos de EE.UU, Israel y otros países. Sólo en 1990, un profesor de la Universidad de Jerusalén estudió las muestras debiendo finalmente admitir que se trataba de una estafa.

-Sí, pero los campos de concentración no son un invento de los jueces de Nuremberg.
Durante esos años terribles de la guerra, encerrar en campos de concentración a civiles que eran una amenaza para la seguridad nacional era una cosa normal. En la Segunda Guerra Mundial lo hicieron también los rusos y los EE.UU. Estos últimos, en particular, con ciudadanos de origen oriental.
-En Estados Unidos, sin embargo, en los campos de concentración para la población de etnia japonesa no hubo cámaras de gas.
Como dije, en Nuremberg se inventaron una multitud de cargos. Sobre lo de que en los campos de concentración hubo cámaras de gas, aún estamos esperando las pruebas. En los campos, los prisioneros trabajaban. Muchos salían del campo para el trabajo y estaban de vuelta en la noche. La necesidad de trabajadores durante la guerra es incompatible con la posibilidad de que, al mismo tiempo, en algún lugar en el campo, hubiera filas de personas que iban a la cámara de gas. La actividad de una cámara de gas es invasiva en el medio ambiente, terriblemente peligrosa incluso fuera de ella, mortal. La idea de enviar a la muerte a millones de personas de esta manera, en el mismo lugar donde otros viven y trabajan sin que se den cuenta de nada es una locura, dificilmente realizable también en un nivel práctico.

-Pero usted ¿cuando escuchó por primera vez acerca del plan para exterminar a los judíos y las cámaras de gas?
La primera vez que oí hablar de cosas de ese tipo, la guerra había terminado y yo estaba preso en un campo de concentración inglés, con Walter Rauff . Los dos nos quedamos impactados. Simplemente no podíamos creer hechos tan horribles: cámaras de gas para exterminar a hombres, mujeres y niños. El coronel Rauff y yo hablamos con nuestros colegas durante días. A pesar de que todos formábamos parte de las SS , cada uno a nuestro nivel , con una posición particular dentro del aparato Nacionalsocialista, a ninguno de nosotros había llegado antes a los oídos cosas similares . Pues vea usted que años y años más tarde me enteré de que mi amigo y superior Walter Rauff, que había compartido conmigo algún pedazo de pan duro en el campo de concentración, fue acusado de ser el inventor de camiones móviles para gaseamiento. Cosas de ese tipo sólo las pueden pensar aquellos que no han conocido a Walter Rauff.

-¿Y todos los testimonios sobre la existencia de las cámaras de gas?
En los campos nunca se encontraron las cámaras de gas, excepto aquella construída después de la guerra por los norteamericanos en Dachau. Información que se puede definir fiable en el plano judicial o histórico sobre las cámaras de gas no hay ninguna, empezando por las de algunos de los últimos comandantes y líderes de los campos, como el más conocido de los comandantes de Auschwitz, Rudolf Hoess. Aparte de las grandes contradicciones de su testimonio, antes de prestar declaración en Nuremberg fue torturado, y después del testimonio, por orden de los rusos, le cerraron la boca ahorcándolo.
Contra estos “testigos”, considerados valiosos por los vencedores, la violencia física y psicológica era insoportable; también había amenazas de venganza contra los miembros de la familia. Sé por la experiencia personal de mi encarcelamiento y el de mis colegas, de qué manera los vencedores extrajeron confesiones a los presos en los campos de concentración, quienes a menudo ni siquiera conocían el idioma inglés. Por otro lado, el trato a los prisioneros de los campos rusos de Siberia es bien sabido ahora, había que firmar la confesión que se solicitaba, y eso es todo.

-Así que para usted esos millones de muertes son una invención.
Yo he conocido personalmente los campos. La última vez que estuve en Mauthausen, en mayo de 1944, fue para interrogar al hijo de Badoglio, Mario, por órdenes de Himmler. Estuve a lo largo y ancho de ese campo durante dos días. Había grandes cocinas en funcionamiento para los internos y dentro incluso un burdel para satisfacer sus necesidades. Nada de cámaras de gas. Desafortunadamente, muchas personas murieron en los campos, pero no por una voluntad asesina. La guerra, las duras condiciones de vida, el hambre, la falta de atención adecuada desencadenan desastres. Pero estas tragedias de civiles, estaban a la orden del día no sólo en los campos sino en toda Alemania, sobre todo debido al bombardeo indiscriminado de ciudades.

-¿Así que usted minimiza la tragedia de los judíos, el holocausto?
No se trata de minimizar; una tragedia es una tragedia. En todo caso se plantea un problema sobre la verdad histórica. A los ganadores de la Segunda Guerra Mundial les interesaba no tener que ser llamados a rendir cuentas de sus crímenes. Ellos llegaron a arrasar pueblos enteros en Alemania donde no había ni un solo soldado, sólo para matar a mujeres, niños y viejos y así debilitar la moral del enemigo. Esta suerte también corrieron Hamburgo, Lübeck, Berlín, Dresde y otras ciudades. Se aprovecharon de la superioridad de sus bombarderos para matar a civiles con impunidad y con demencial crueldad. Luego le tocó a la gente de Tokio, y finalmente, con las bombas atómicas, a los civiles de Nagasaki e Hiroshima. Por ello fue necesario inventar delitos especiales cometidos por Alemania y pregonarlos mucho para presentar a los alemanes como seres malignos y todas las demás tonterías propias de una novela de terror sobre la que Hollywood ha rodado centenares de películas.
Y por cierto, desde entonces el método de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial no ha cambiado mucho: Se dedican a exportar su “democracia” con las llamadas “misiones de paz” en contra de “estados canallas”, contra enemigos que han supuestamente cometido actos siempre monstruosos. Y así, en la práctica, atacan sobre todo con bombardeos a quienes no quieren someterse. Masacran a militares y civiles que no tienen los medios para defenderse, y al final, tras sus “intervenciones humanitarias” ponen como presidentes a títeres que siguen sus intereses económicos y políticos.

-Pero entonces algunas pruebas concluyentes, como imágenes de vídeo y fotografías de los campos de concentración, ¿cómo se explican?
Esas filmaciones son una prueba más de la falsificación: Vienen casi todas de los campos de Belsen. Era un campamento donde las autoridades alemanas enviaron, procedentes de otros campos, a prisioneros que no podían trabajar. También había dentro una sala de convalecientes. Eso por sí solo dice mucho de la “intención asesina” de los alemanes. Parece extraño que en tiempo de guerra se hubiera puesto en marcha una estructura para hospedar a aquellos a quienes supuestamente se iba a gasear. Los bombardeos aliados de 1945 dejaron el campo sin agua, alimentos y medicinas. Se extendió una epidemia de tifus que causó miles de enfermos y muertos. Esas filmaciones se remontan a aquellos hechos, cuando el campo de refugiados de Bergen Belsen fue devastado por la epidemia, en abril de 1945, cuando se encontraba ya en manos de los aliados. Las filmaciones se realizaron con fines de propaganda por el director británico Hitchcock, el maestro del horror. Es alucinante el cinismo, la falta de sentido de la humanidad con la que aún hoy se especula con esas imágenes. Proyectado por años en las pantallas de televisión, con angustiosa música de fondo, se engañó a la opinión pública asociando con despiadada astucia esas terribles escenas a las cámaras de gas, con las que no tenían nada que ver. ¡Una farsa!

-El motivo de difundir esas, según usted, falsedades ¿sería encubrir los propios crímenes, los de los vencedores?
Al principio fue así. Un guion igual a Nuremberg fue inventado en Japón con el Juicio de Tokio. Para criminalizar a los japoneses que habían sufrido la bomba atómica se inventaron acusaciones de canibalismo.

-¿Por qué “al principio”?
Porque sucesivamente, además, la literatura sobre el Holocausto ha servido sobre todo al Estado de Israel, por dos razones. La primera está muy bien explicada por un escritor judío hijo de deportados, Norman Finkelstein. En su libro “La industria del Holocausto”, explica cómo esta industria ha recaudado, a través de una campaña de reivindicaciones, recursos millonarios para las arcas de las instituciones judías y las del estado de Israel. Habla de “un auténtico negocio de extorsión”. En cuanto al segundo punto, el escritor Sergio Romano, que no es precisamente un revisionista, explica que después de la guerra “Israel se ha dado cuenta de que el hacer hincapié en el drama de la literatura del Holocausto” traería ventajas en su disputa territorial con los árabes y “una especie de semi-inmunidad diplomática”.

-En todo el mundo se habla del Holocausto como exterminio, ¿usted tiene dudas o lo niega rotundamente?
Los medios de propaganda de quienes hoy detentan el poder global son inagotables. Mediante una subcultura histórica especialmente creada, y difundida por la televisión y el cine, han manipulado emocionalmente las conciencias. En particular, las nuevas generaciones, empezando desde la escuela, han sido sometidas a lavado de cerebro, obsesionadas con historias truculentas para subyugar a la libertad de juicio. Como ya he dicho, hace casi 70 años que estamos a la espera de pruebas sobre los crímenes de los que se acusa al pueblo alemán. Los historiadores no han encontrado ni un solo documento que se refiera a las cámaras de gas. No hay una orden por escrito, un informe o un dictamen de una institución alemana, una relación de los empleados. Nada en absoluto.
A falta de documentos, los jueces de Nuremberg han asumido que el proyecto titulado “Solución final de la cuestión judía” que se barajaba en el Reich, y que evaluaba la posibilidad de la expulsión territorial de los judíos de Alemania (y más tarde de los territorios ocupados), incluído el posible traslado a Madagascar, era un código secreto encubierto que significaba su exterminio. ¡Es absurdo! En medio de la guerra, cuando aún éramos ganadores tanto en África como en Rusia, los judíos, que en un principio, hasta 1941, simplemente eran animados a irse del país, fueron luego presionados para abandonar Alemania. Sólo después de dos años de comenzada la guerra empezaron las medidas restrictivas de su libertad.

-Supongamos que esa evidencia de la que usted habla apareciese. Estoy hablando de un documento firmado por Hitler u otro jerarca. ¿Cuál sería su posición?.
Mi posición es de condena absoluta de tales hechos. Todos los actos de violencia indiscriminada contra una comunidad, sin tener en cuenta las responsabilidades individuales reales, son inaceptables, absolutamente condenables. Como lo que pasó con los indios americanos, con los kulaks en Rusia , los italianos de Istria, los armenios en Turquía, los prisioneros alemanes en campos de concentración estadounidenses en Alemania y Francia así como en los de Rusia; los primeros abandonados deliberadamente a una muerte segura por el presidente Eisenhower, los segundos por Stalin. Ambos jefes de Estado no respetaron la Convención de Ginebra. Todos esos episodios, repito, deben ser condenados en términos muy claros, incluyendo las persecuciones hechas por los alemanes contra los judíos, que sin duda las hubo. Pero las de verdad, no las inventadas por la propaganda.

-¿Admite usted la posibilidad de que estas pruebas, se escaparon de una posible destrucción causada por los alemanes al final del conflicto, y que un día podrían salir a la luz?

Ya he dicho que ciertos hechos deben ser condenados en absoluto. Así que si aceptamos la hipótesis de que un día se van a encontrar pruebas de las cámaras de gas, la condena de una cosa tan horrible, y de quienes lo hayan ordenado y utilizado para matar, debe ser indiscutible y total. En ésta vida he aprendido que las sorpresas pueden no terminar nunca. Pero en este caso, sin embargo, creo que puedo descartarlo con certeza porque por casi sesenta años, los documentos alemanes capturados por los vencedores de la guerra fueron examinados y evaluados por cientos de académicos, así, lo que no ha surgido ya, difícilmente podrá aparecer en el futuro. Por otra razón creo que es muy poco probable, y voy a explicar por qué: Cuando la guerra ya estaba muy avanzada nuestros oponentes comenzaron a insinuar sospechas acerca de actividades homicidas en los campos. Hablo de la Declaración Interaliada de diciembre de 1942, cuando se habló en general sobre crímenes bárbaros contra los judíos de Alemania y se preveía el castigo de los culpables.
Luego, a finales de 1943, supe que no se trataba de propaganda de guerra genérica, sino que además nuestros enemigos pensaban fabricar falsas evidencias de estos crímenes. La primera noticia sobre ésto la tuvo mi compañero de estudios, un gran amigo, el capitán Paul Reinicke , que pasaba los días en contacto directo con el número dos en el gobierno alemán , el Mariscal Goering: era jefe de su escolta . La última vez que lo vi me refirió sobre un proyecto de puras falsificaciones. Goering estaba furioso porque estas falsedades calumniosas serían difundidas por todo el mundo. Precisamente Goering, antes de suicidarse, acusó violentamente al Tribunal de Nuremberg de la producción de pruebas falsificadas.

Otra pista me la dio más tarde el jefe de la policía Ernst Kaltenbrunner , el hombre que había sustituido a Heydrich tras su muerte y que después fue enviado a la horca como consecuencia de la sentencia de Nuremberg. Lo vi hacia el final de la guerra para presentarle la información recogida sobre la traición del rey Vittorio Emanuele. Me aseguró que los futuros vencedores estaban ya trabajando para construir falsas evidencias de crímenes de guerra y otras atrocidades que ellos inventaron sobre los campos de concentración como prueba de la crueldad alemana. Ya estaban por llegar a un acuerdo sobre los detalles de cómo realizar un juicio especial contra los perdedores. Y además, me encontré en agosto de 1944 con el colaborador directo del general Kaltenbrunner , el jefe de la Gestapo general Heinrich Müller. Gracias a él tuve la oportunidad de asistir a un curso oficial de cadetes. A él debía mucho, y nos llevabamos muy bien.

Había venido a Roma para resolver un problema personal de mi comandante el teniente-coronel Herbert Kappler
En aquellos días, el Quinto Ejército estadounidense estaba a punto de entrar en Cassino, los rusos avanzaban hacia Alemania. La guerra ya se había perdido inexorablemente. Esa noche me pidió que lo acompañara al hotel. Dado que había un mínimo de confianza, me atreví a pedirle más detalles sobre el tema. Me dijo que por la actividad de espionaje habían recibido la confirmación de que el enemigo, esperando la victoria final, estaba tratando de fabricar pruebas de nuestros crímenes para crear un espectacular juicio y así criminalizar a Alemania después de la derrota. Tenía información precisa y estaba seriamente preocupado. Afirmó que de estas personas no era posible fiarse porque no tenían sentido del honor y carecían de escrúpulos. Entonces yo era joven y no le di la debida importancia a sus palabras, pero luego las cosas sucedieron igual que el general Müller me habían dicho. ¡Estos son los hombres, los jerarcas, que según se dice hoy en día organizaron el exterminio de los judíos con cámaras de gas! Yo lo consideraría ridículo si no fuera por las trágicos consecuecias.
Así que cuando en 2003, tras un falso juramento del secretario de Estado Powell ante el Consejo de Seguridad de la ONU, los estadounidenses atacaron Iraq con la excusa de que poseía “armas de destrucción masiva “, precisamente ellos que son los únicos en haber empleado esas armas, me dije a mí mismo: ¡nada nuevo!

-Usted, como ciudadano alemán, ¿sabe que algunas leyes en Alemania, Austria, Francia, Suiza sancionan con cárcel a quien niegue el holocausto?
Sí , los poderes mundiales las han impuesto y pronto también lo harán en Italia . El engaño consiste en hacer creer que los que, por ejemplo, se oponen al colonialismo israelí y al sionismo en Palestina son antisemitas, y que los que se atrevan a criticar a los judíos son siempre antisemitas, y que quien ose pedir pruebas de la existencia de cámaras de gas en los campos de concentración es como si aprobara una idea del exterminio de los judíos. Es una falsificación vergonzante. Precisamente estas leyes demuestran el miedo que hay de que la verdad salga a la superficie.
Obviamente existe el temor de que después de la campaña de propaganda emocional, los historiadores se pregunten sobre la evidencia, los investigadores sean conscientes de las tergiversaciones. Precisamente estas leyes abrirán los ojos a quienes todavía creen en la libertad de pensamiento y en la importancia de la independencia en la investigación histórica. Por supuesto, por lo que he dicho puedo ser incriminado, mi situación podría incluso empeorar más, pero tuve que decirle las cosas como realmente son, la valentía de la sinceridad era un deber para con mi país, una contribución, en el cumplimiento de mis cien años, para la redención y la dignidad de mi pueblo.

Joseph G. Burg..expulsado de la "tribu"


Impresionante revelación de un judío que derribó el mito del Holocuento, testimonio que le costó, entre otras cosas, que no fuese admitido en el cementerio judío, y que nadie de la ‘tribu’ pronunciase un elogio en sus exequias.


Joseph G. Burg fue el décimo segundo testigo llamado por la defensa, él testificó el martes 29 de marzo y el miércoles 30 de marzo de 1988.


Por un periodo de ocho o nueve años anteriores al año 1981, Zündel mantuvo comunicación por carta y visitaba a Joseph G. Burg, un autor judío quien escribió varios libros sobre la Segunda Guerra Mundial. Entre sus libros están los siguientes: Culpa y Destino, Chivos Expiatorios, Censura Sionista Nazi en la República Federal Alemana,Principales Ataques de los Sionistas en contra del Papa Pío XII y a los Gobiernos Alemanes. Burg ha discutido estos libros con Zündel y este último parece haberlos recibido bien.


En estos libros, Burg trata acerca del tema de los supuestos campos de exterminio nazi, Burg ha hablado con cientos de personas que estuvieron en Auschwitz y visitaron el campo en el otoño de 1945. Burg quiso ver el crematorio, los hospitales y en particular una nueva panadería muy grande. También quiso localizar las cámaras de gas, aunque en ese tiempo, tal procedimiento no se acostumbraba. Él no encontró ninguna cámara de gas. Burg así se fue formando la idea de que no existieron campos de exterminio, que las cámaras de gas nunca existieron y que tampoco hubo un plan para exterminar a los judíos de Europa. Estas opiniones fueron publicadas en sus libros y en su correspondencia con Zundel.


Burg también visitó Majdanek en tres ocasiones. Ahí sí encontró cámaras de gas, pero testificó que eran cámaras de desinfección para eliminar piojos y pulgas: esos bichos causaban epidemias. Estas cámaras eran de uso común en cada campo y cada una mostraba un letrero con el siguiente texto en alemán: “¡ Atención, gas venenoso!” junto con el símbolo de un cráneo humano simbolizando la muerte. Zuklon B era la nueva fórmula usada para desinfectar la ropa, ésta destruía los bichos sin dañar la tela.

Después de la guerra, Burg escuchó bastantes alegatos acerca de gente que fue gaseada en Auschwitz y Majdanek. Él probó que era una tontería o simple propaganda. Hasta el día de hoy, señaló, no existe ningún documento mostrando las órdenes de gasear a la gente o de quien había construido las cámaras y donde las había construido. Las autoridades alemanas han sido llamadas la “súper burocracia”. Por lo tanto, es inverosímil que no se haya encontrado un solo documento en todos estos años.


Burg dio testimonio de haber hablado con cientos de personas que sirvieron y operaron en los crematorios, pero las personas que operaban las cámaras de gas fueron imposibles de encontrar. Nadie ha publicado nada acerca de alguna declaración que diga que alguien había trabajado en una instalación para gasear seres humanos, y la literatura acerca de estos gaseos es completamente contradictoria. ¿Por qué? Porque todo fue inventado. Estas opiniones fueron publicadas en sus libros.


En cada campo habían crematorios, tenían un fin práctico, la gente moría. Cuando los alemanes ocuparon los territorios del este, se establecieron grandes campos y se dispusieron más crematorios de mayor capacidad a medida que la guerra progresaba. Hubo manifestaciones de epidemias que causaron y aceleraron las muertes. La preferencia por los crematorios fue debido a la higiene: este proceso era más higiénico que las inhumaciones y se necesitaba menos espacio.


Como cualquier otra actividad en los campos, los prisioneros se encargaban de los crematorios. Éste constituía el trabajo más difícil debido al calor y debido a que se tenían que colocar los cuerpos dentro de los hornos. Los prisioneros realizaban esta labor en tres turnos al día, y lo hacían voluntariamente. Los voluntarios se solicitaban por medio del consejo judío o la policía judía. Es importante indagar entonces, como pudo el consejo judío o la policía judía cooperar con las SS. alemanas.

Cuando estos crematorios funcionaban a toda su capacidad, las chimeneas arrojaban una gran cantidad de humo. De esta manera, era lógico que dependiendo del clima o de la hora del día, el color de las flamas fuera diferente. La gente inventó historias que supuestamente sucedían cosas malvadas dentro de éstos. Contaban que seres humanos aún vivos estaban siendo quemados. Ellos inventaron el relato de que cada crematorio era una cámara de gas. Incluso llegaron al punto de que tales autores dejaron volar tanto su imaginación, que cuando observaban humo de color azul, interpretaban que los judíos estaban siendo quemados [en los campos no sólo había judíos].


Otros inventaron el relato que judíos aún vivos estaban siendo empujados hacia los hornos. Burg testificó que le hubiera gustado ver a un judío ofrecer tales testimonios durante un proceso judicial. También dijo que en tal caso, un judío hubiera sido forzado a jurar bajo los ritos de un rabino, usando la kippa (el gorrito que usan en la cabeza), sin la presencia de imágenes de Cristo, con la Biblia hebrea, en la presencia de un rabino o de un judío piadoso. Entonces éste hubiera tenido que jurar que sí había visto algo. Pero estas declaraciones falsas, estas declaraciones enfermizas, se hubieran reducido en un 99.5% ya que tales juramentos superficiales no son moralmente obligatorios para esos judíos.


En el tiempo que Burg estuvo en los campos de emplazamiento de personas, habló con 30 o 40 personas sobre las cámaras de gas y con aproximadamente 5 a 10 personas acerca de los crematorios. Él tenía una especie de permiso especial que le permitía visitar las diferentes áreas en donde los judíos estaban situados. Él trató de interrogar a varias personas de diferentes ghettos y campos, ya que, en ese tiempo ya se había dado cuenta de muchas afirmaciones falsas.


En 1946, Burg asistió a los juicios de Nuremberg, en el tiempo cuando los asuntos sobre los judíos empezaban a tratarse. Durante una de estas comparecencias, conoció a Ilya Ehrenburg y a un editor judío, quienes habían estado en Auschwitz por muchos años. Burg preguntó al editor si el había visto alguna instalación para ‘gasear’ seres humanos, él contestó que no. Ehrenburg, quien había sido el dirigente de la propaganda para el Ejército Rojo durante la guerra, dijo a Burg que él había estado en Auschwitz pero que tampoco vio nada sobre ‘gaseos’ a seres humanos. Burg había discutido de toda esta información con Zundel. Burg nunca pudo entender el énfasis que se hacía sobre los ‘gaseos’.


Burg era hijo de judíos y pasó los días de la guerra en Transnystria, un área designada por los alemanes para la gente proscrita, como los judíos. Los judíos fueron proscritos ya que habían acogido al Ejército Rojo. La gente de esta región vivía en pequeñas villas y pueblos, pero tenían que arreglárselas por sí mismos y por lo tanto, no les iba mejor que a aquellos que estaban en campos de concentración. En los campos, las autoridades alemanas cuidaban de los prisioneros, ya que, era común que fueran usados como fuerza de trabajo. Hubieron ataques hacia los judíos en estas regiones, por parte de grupos étnicos extranjeros, pero ninguno de estos ataques fue organizado por los alemanes.

En 1946 y 1947, Burg vivió en Freising, un campo para judíos desplazados, cerca de Munich en la zona estadounidense. El director fue un oficial judío estadounidense. Burg sirvió ahí como delegado: él organizó la policía, la prisión, el diario, y los asuntos culturales. Organizó grupos y los condujo a las proximidades de Bavaria (el sur de Alemania), para mostrarles los lugares de interés, los museos y castillos. Sus experiencias en el campo fueron incluidas en su libro ‘Guilt and Fate / Culpa y Destino’.


Burg había leído un pasaje del folleto ‘Did Six Million Really Die? / ¿Realmente Murieron 6 millones?’:


La primera propuesta nazi para la solución Madagascar, fue hecha con asociación del Plan Schacht de 1938.


Burg testificó que la emigración de judíos desde la Alemania nazi, que nunca llegaron a Palestina, fue dificultada por los Sionistas. Los Sionistas impidieron que los judíos se dirigieran a otros países, ya que su interés era hacer que los judíos fueran a Palestina, adicionalmente, la mayoría de los países prohibieron la entrada de la emigración judía.


El Reich alemán quiso expulsar a los judíos: cómo y donde, fueron asuntos secundarios. La gente bajo el mando de Göring, al encargarse de los judíos, optaron por un plan propuesto por el fundador del movimiento Sionista, Theodor Herzl, que consistía en mover a los judíos a Uganda o a Madagascar. Ambas colonias pertenecían a Francia. El plan no funcionó, pero la sola existencia del plan, prueba que, por lógica, la liquidación de judíos nunca existió. La fuerza de trabajo que representaron fue necesaria. Burg hizo énfasis en que no hubo liquidación de judíos por parte de los alemanes.


El Acuerdo de Transferencia (Haavara) de 1933 fue uno de los incidentes más notables en la estructura del Holocausto. Bajo este acuerdo, se planeó que aproximadamente 2.5 millones de judíos fueran trasladados en camiones. El acuerdo nunca fructificó ya que los Sionistas no pudieron trasladar tal número de judíos a Palestina.


Burg ha descubierto que, los líderes Sionistas alemanes solicitaron, ya en 1933, que los judíos portaran la estrella de David amarilla. Los Sionistas no vieron en esto un insulto, sino un gesto heroico, tal y como las SS portaron la suástica. En 1938, el director del movimiento Sionista en el Tercer Reich, hizo portar a los judíos la estrella amarilla en contra de los deseos de Göring y Goebbels.


Burg escribió en su libro acerca de la cooperación que existió entre los líderes del Sionismo, incluyendo a David Ben-Gurion, con el régimen Nazi antes de la guerra. Muchos días después de que Hitler había sido nombrado Canciller, Rabbi Leo Baeck, anunció públicamente que los intereses del judaísmo eran idénticos a los intereses del Nacional Socialismo. Burg testificó que Baeck quiso decir ‘Sionismo’ y no ‘Judaísmo’. En ese tiempo, los Sionistas constituían el 1.5% de la población judía en Alemania. Unos días después otro líder Sionista haría una declaración similar. El sentido de estas declaraciones, testificó Burg, era la siguiente: “Nosotros los judíos nacionalistas, es decir, los Sionistas, estamos de acuerdo con este régimen. No nos avergonzamos de nuestras ideas nacionalistas”. Los alemanes que tuvieron que hacerse cargo de la cuestión judía, cooperaron inmediatamente con esta minoría de judíos con el fin de probar al mundo entero que ellos no eran anti-judíos sino que cooperaban con los judíos.


A principios de la década de los 30 del siglo pasado, como resultado de esta cooperación entre Nazis y Sionistas, aproximadamente 120.000 judíos emigraron desde Alemania hacia Palestina. Sin embargo, las dificultades comenzaron cuando Inglaterra, que administraba Palestina, se rehusó a permitir la inmigración debido al malestar árabe.


Los Sionistas en Alemania trabajaron organizando escuelas para niños, con clases de hebreo, tiendas para jóvenes, etc., para ayudar a preparar a la gente en su migración a Palestina. Los Sionistas sólo estaban interesados en la migración a Palestina e hicieron todo lo que estuvo a su alcance para asegurar que ningún otro país aceptará a los judíos. Los Nazis estaban interesados en facilitar la migración de los judíos tan pronto fuera posible. No obstante, la cooperación entre Sionistas y Nazis continuó hasta 1942, con gente como Adolf Eichmann, Golda Meir y David Ben-Gurion, fecha en la que en opinión de los Sionistas, se cumplió el objetivo. Burg declaró que, incluso llegado este punto, la derrota de Alemania fue vista por los Sionistas como “las ratas abandonando un barco que se hunde”.


Burg discutió frecuentemente el tema de la cooperación de los Nazis y los Sionistas con Zundel. Burg creyó que los Sionistas fueron los culpables de que los alemanes fueran derrotados. Y para borrar cualquier rastro, los Sionistas se comportaron como el ladrón astuto que corre hacia la policía gritando “¡ Detengan al ladrón!” Fue la tarea de Zundel el luchar en contra de esto y Burg declaró que podía ayudarle. ¿Por qué? “Porque de otra manera nunca llegará la reconciliación entre las personas. La verdad está revelándose poco a poco, así es como, el odio en contra de los judíos está creciendo, provocado por los líderes Sionistas”.


Zundel dijo a Burg que gracias a su libro ‘Guilt and Fate’, publicado en 1962, él se convirtió en lo que es ahora, un luchador por la verdad, un luchador en contra de las falsas acusaciones hechas a su pueblo.
Burg testificó que no hubo aniquilamientos en los campos de concentración. Las personas saludables fueron usadas para trabajar en forma voluntaria, Burg puntualizó que, incluso una jaula de oro representa una limitación e incluso un crimen, pero la invención de las cámaras de gases tuvieron origen en mentes enfermas. Burg quiso demostrar que incluso en Birkenau, donde supuestamente ocurrieron las muertes por gases, los judíos, hombres y mujeres, tuvieron trato preferencial.


Un ejemplo de esto fue Benedikt Kautsky, judío con convicción en el movimiento mundial Socialista- Marxista. Kautsky estuvo en Birkenau durante la guerra realizando labores de oficina. Su madre, de 79 años de edad también fue enviada a Birkenau. Cuando ella enfermó, se le dispuso un cuarto individual y una dieta especial ordenada por el doctor. Esto fue “trato preferencial”, otorgado con el fin de prolongar la vida de la mujer, si es que no se curaba. Cuando fue liberado el Dr. Kautsky, regresó a Viena, Austria, en donde continuó su trabajo científico. En 1946, inmediatamente después de su liberación, el Dr. Kautsky fue uno de los primeros en publicar un libro, que llevó el título en alemán ‘Teufel und Verdammte / El Diablo y los Condenados’ Burg testificó que ese libro decía la verdad y que tenía verdadero valor histórico, sin embargo, toda la edición fue destruida. Un año y medio más tarde, publicó otra edición en la cual reescribió varios párrafos e hizo cambios, pero no lo cambió completamente. No existe documentación acerca de cámaras de gas y Kautsky admitió que él nunca vio ninguna cámara de gas por sí mismo.


En ‘Schuld und Schicksal / Guilt and Fate / Culpa y Destino’, Burg trató acerca de los ghettos de Varsovia y Lodz. Cuando las tropas alemanas ocuparon Varsovia, ellos quisieron concentrar a toda la población judía. Verdaderos ghettos estuvieron ahí por siglos, pero los judíos emancipados o que asimilaron la cultura anfitriona vivían lejos de esos ghettos. Cuando llegaron los alemanes, quisieron tener a todos los judíos juntos. En un sentido práctico, la función del ghetto también era proteger a la población judía.


Los Sionistas se mostraron satisfechos con este arreglo. Un Consejo Judío designado fue la entidad que gobernaba el ghetto. Ellos tenían su propia policía, cárceles y cualquier otra cosa. Naturalmente, algunos fueron crueles, uno de estos fue el vicepresidente de la policía, quien más tarde fue ejecutado. En consideración de Burg, esta ejecución fue la evidencia de que los judíos se defendían de la minoría Sionista, quienes usaban a la mayoría para sus propios fines.


En el ghetto de Lodz, existía una fuerza policíaca judía, un banco judío, moneda de cambio judía, oficina de correos judía y estampillas de correo para uso exclusivo de los judíos, existían talleres de manufactura para judíos. Si existía un plan alemán para exterminar a los judíos ¿por qué existían talleres?, preguntó Burg, ¿por qué destinar recursos económicos con esos fines? ¿Por qué entrenar a los niños para el trabajo? Gracias a Berlín, testificó Burg, los judíos tuvieron la oportunidad de vivir en un pequeño Israel. Sin embargo, todas estas cosas no deben decirse en la actualidad, ya que, ahora debe decirse que existió un Holocausto y que los judíos fueron asesinados.


Toda la población alemana, no sólo los Nazis, fueron culpados falsamente, y no sólo a los alemanes que vivían en Alemania, sino a cualquier alemán que viviera en cualquier parte del mundo. Burg tiene interés en este asunto, ya que, él piensa que esto provoca el odio en contra de los judíos. Los líderes Sionistas, tienen interés, incluso en la actualidad, en que se creen progroms o progromos en contra de los judíos, y el testimonio de Burg tiene el objetivo de prevenir esto.


En 1982, Zundel escribió a Burg en dos ocasiones, pidiéndole ayuda en contra de los Sionistas de Toronto quienes estaban provocándole dificultades, y para pedirle su recomendación. Zundel creyó que esto podría ayudarle mucho.
Burg frecuentemente discutió con Zundel acerca del desagravio a los alemanes. En la opinión de Burg, si el Holocausto hubiera sido verdadero, no se les debería ningún tipo de desagravio a los alemanes, pero “ellos lo están pagando”. El trató acerca de este tema en su libro ‘Guilt and Fate’, el cual, Zundel leyó en los años 60 del siglo pasado. Israel fue creado en 1948 y, en 1951 todavía no tenía relaciones diplomáticas con la República Federal Alemana. En ese año, Israel otorgó al Dr. Nahum Goldmann, representante del Congreso Judío Mundial, autoridad para negociar con el Dr. Adenauer, el Canciller de la República Federal Alemana en lo concerniente a la culpabilidad alemana. Israel, bajo el gobierno de Ben Gurion, exigió una indemnización por “los daños ocasionados por los alemanes”, pero nunca quiso sentarse en una mesa con ellos para negociarlo. Las negociaciones entre Goldmann y Adenauer, tuvieron como resultado el reconocimiento de Alemania de haber cometido un holocausto en contra de los judíos.
Burg testificó que era muy importante distinguir estas indemnizaciones al estado de Israel. Israel no existía durante la Guerra. Éste estaba en Palestina en ése entonces y pertenecía a la administración británica. Durante toda la Segunda Guerra Mundial, ningún soldado alemán estuvo en Palestina. ¿ Cuáles son entonces los daños y qué es lo que hay que reparar?, preguntó Burg.
Israel presentó entonces un documento a Alemania, declarando que tres de cada cuatro judíos europeos murieron y que el pueblo de Israel demandaba una indemnización por ellos. Ese documento nunca afirmó que hubieran muerto 6 millones. Tampoco que hubieran sido gaseados ni asesinados. La palabra usada fue ‘muertos’. La suma inicial de 3.5 marcos ha crecido y no sólo será pagado por los alemanes que viven en la actualidad, sino los que nacerán el día de mañana. Las sumas se justificaron por invenciones de 40 millones de judíos gaseados, luego que 25, y finalmente aproximadamente 6 millones, que es la cifra que ha permanecido.
Burg testificó que la razón por la que continuaron los juicios de crímenes de guerra tanto en la República Federal Alemana y en los Estados Unidos, fue para probar a todo el mundo que los alemanes, incluso los que nacieron en Estados Unidos y en Toronto, son culpables de haber asesinado y gaseado judíos.
Israel existió sobre la tesis de que el Holocausto sucedió y el pueblo alemán de la República Federal pagó con dinero honesto ganado con su trabajo a Israel, que es un barril sin fondo.
Goldmann también negoció por parte de aquellos que fueron liberados de los campos de concentración. Estos son los que han sufrido, dijo Burg, a quienes se les quitó sus hogares y apartamentos, quienes dejaron todo atrás. Fueron dispuestas oficinas especiales alrededor del mundo, en cada lugar donde Alemania tuviera alguna representación, con el fin de solicitar las indemnizaciones.
Burg discutió con Zundel acerca del responsable por la enemistad entre alemanes y judíos. Le dijo a Zundel que la Primera Guerra Mundial trajo a los Sionistas un lugar para vivir en Palestina, pero no era una nación. Esto era muy pequeño y era necesario hacer todo lo posible para crear el estado de Israel. Esto sólo fue posible a través de la guerra, se avecinaba una guerra mundial. Los Sionistas, por lo tanto, cooperaron con quien fue conocido como Wall Street. Wall Street causó la Segunda Guerra Mundial de la misma manera que causó la Primera. Hizo notar que éste también apoyaba al régimen de Hitler ya que supuestamente pelearía contra los comunistas. De la misma manera que los Nacional Socialistas no quisieron subordinarse a Wall Street, los comunistas tampoco lo hicieron. El plan de Churchill, junto con los Sionistas y los estadounidenses de Wall Street, era asegurarse que los Nacional Socialistas y los Comunistas “se consumieran entre ellos”. Chaim Weizmann declaró que él había deseado sacrificar a los judíos alemanes en favor del estado de Israel.
Burg estimó que Zundel había mostrado una sincera curiosidad acerca de la cuestión judía. Zundel era alemán y él estaba defendiendo a su país, dijo Burg. Zundel le había dicho que defender a su pueblo era el trabajo de su vida ya que ellos estaban siendo difamados, Burg también creía esto y lo había expresado en sus libros “una y otra vez” y como resultado de esto, sufrió en forma personal. Burg estuvo satisfecho de que Zundel aprendiera un poco de él al no hablar automáticamente de “judíos” sino, en su lugar, hacer énfasis en los “Sionistas”.
Si la historia del Holocausto sigue por el camino que ha tomado en la actualidad, dijo Burg, nunca habrá una relación sincera entre los judíos y los alemanes, y es lo que los líderes Sionistas buscan que pase. Burg dijo a Zundel que películas como Holocausto y Shoah constituyen un reforzamiento de la falsificación de la historia, hechas con el propósito de mostrar la razón por la que los alemanes deben pagar y deben seguir pagando por unas cuantas generaciones más.
Burg declaró que si Zundel hubiera ido con la corriente, nunca hubiera tenido los problemas que tuvo. Hubiera tenido una vida mucho más sencilla. También era la opinión de Burg que si existieran otros dos o tres Zundels, habría también mejores judíos.
La Corona [canadiense] decidió no volver a interrogar a Burg.

domingo, 26 de enero de 2014

El derecho a dudar..

 Al acabar la guerra, 4,3 millones de judíos cumplimentaron los requerimientos del gobierno alemán como “víctimas del holocausto” y recibir la consabida subvención. Es decir, que prácticamente todos los judíos sobrevivieron.
La lista de los supuestos 6 millones fue confeccionada por el ejecutivo de la organización para el Recuerdo del Holocausto, Yad Vashem, y se confeccionó mediante la inscripción de cualquiera que lo quisiera, sin investigación alguna (sabiendo que iban a recibir una pensión de por vida gracias a ello: ¿quién no se hubiera apuntado?). A día de hoy, la única organización independiente que realizó un cómputo de los judíos muertos en los campos de concentración nazis fue la Cruz Roja y su cifra fue de 300.000 personas.


No nos mueve ningún tipo de odio contra el Pueblo Judío en general, sino únicamente el Amor por la Verdad. Es más: DESTACAMOS y APLAUDIMOS el hecho de que cada vez más hermanos judíos están rebelándose contra el Sionismo y cuestionando sus dogmas, incluyendo el del Holocausto (las imágenes que acompañan este artículo, por ejemplo, son creación de David Dees, un Judío Antisionista).





En este mundo donde reina la Mentira, los Judíos Antisionistasconstituyen una esperanza para el mundo. Y nos hacemos eco de la consigna de David Dees: LA VERDAD NO TEME A LA INVESTIGACIÓN.


¿QUÉ ES EL REVISIONISMO HISTÓRICO?

¿MURIERON REALMENTE SEIS MILLONES?... Esta es la pregunta más fácil pero más peligrosa de contestar en el mundo de hoy, pues se refiere, lógicamente, a la archipublicitada matanza de judíos durante la Segunda Guerra Mundial en Cámaras de Gases y Hornos Crematorios. Atreverse a denunciar esta mentira monstruosa significa perder su trabajo y hasta sus títulos a prestigiosos catedráticos de diversas nacionalidades, su acceso a publicaciones y editoriales para historiadores honestos, y hasta la salud o la VIDA a ellos y otros REVISIONISTAS.

? Porque 6.000.000 millones porque no 5.300.000 o 2.000.000 o cualquier otra cifra ?
Interesante recorte de periodico que menciona 6 millones .....ANTES DE QUE HUBIERA NAZISMO:



La invención del holocausto en 1919 o el derecho a poder dudar

¿Cuántas probabilidades contaríanse de que en 1919 apareciera un artículo de prensa clamando por un inexistente e inventado holocausto de 6 millones de hebreos en Alemania y "sucediese realmente" eso, un "hecho" bautizado con la misma palabra y cifra exacta de víctimas, pero no en 1919, sino en 1943? ¿Una posibilidad entre un billón? La verdad es que resultaría prácticamente imposible que se diera tal circunstancia de forma azarosa; y el más elemental sentido común fuerza a pensar en un nuevo fraude, tan grave como el original, pero quizá organizado de forma algo más meticulosa.

Sin embargo, preténdese, sin dar más explicaciones, que no hubo fraude alguno, que tuvo lugar semejante "casualidad". ¿Cómo?
El holocausto antes del holocausto


A nuestro entender, esa "casualidad" pertenecería, ora del mundo de la magia (y entonces olvidémonos de la historiografía científica), ora a las cloacas estatales de la manipulación de masas (y entonces no vivimos, desde hace ya mucho tiempo, en una democracia).


Pues bien, en efecto, lo relatado no procede del guión de una película, ha "ocurrido". El 31 de octubre de 1919, el político norteamericano Martin H. Glynn alertaba en "The Crucifixion of Jews Must Stop!" (!la crucifixión de los judíos debe cesar!), publicado por "The American Hebrew", sobre el "potencial" exterminio alemán de 6 millones de judíos; además, calificaba el "hecho" de"holocausto". No es el único anuncio milagroso ligado al vocablo "holocausto" y a la cifra de víctimas que luego iba a convertirse en "verdad obligatoria" para todos los historiadores que quisieran conservar su plaza funcionarial de profesores universitarios; un dígito, ese "6", se mantiene contra viento y marea a despecho de las aplastantes evidencias de exageración propagandística. Lo cierto es que los alemanes no dejaron morir de hambre a seis millones de judíos después de la PrimeraGuerra Mundial, como tampoco "devoraron" o cortaron los dedos de niños (bebés) belgas por mucho que las afirmaciones de la propaganda británica adoctrinaran a millones de personas en este sentido.

Que después de la Segunda Guerra Mundial los alemanes hicieran lo que se les acusó en falso de hacer después de la Primera, suena poco menos que a cuento incluso para aquellos que, como nosotros, consideramos que la persecución nazi de los judíos y las víctimas judías de Hitler no sontampoco un puro invento. En cualquier caso, los historiadores no parecen tener respuesta frente a tales evidencias de estafa. Prefieren ignorarlas. Este silencio resulta sospechoso y no hará más que alimentar las crecientes dudas de la opinión pública sobre el relato oficial de Auschwitz en un momento en que la credibilidad de las democracias occidentales hace aguas por todas partes. !Va llegando la hora! Se aproxima el tiempo de la Gran Verdad.
Cada minuto que pasa, nos aproximamos un poco más a la revelación pública del mayor escándalo de la historia humana. Invito a todas las personas decentes a tomar partido; a poner su granito de arena para sentar en el banquillo de los acusados a los criminales genocidas impunes que en la actualidad, como insectos voraces, pueblan las instituciones públicas del mundo occidental robando, mintiendo y masacrando a víctimas inocentes mientras enarbolan, como patente de corso, la bandera del "antifascismo".





Una simple comprobación en Wikipedia permite verificar que el citado artículo de Glynn no es una treta de "perversos neonazis":


http://en.wikipedia.org/wiki/Martin_H._Glynn


Da la medida, Glynn, de lo que es un politicrastro yanqui. Wikipedia parece incapaz de explicar el caso. Lo único que sugiere esta enciclopedia sionista universal es que las "coincidencias" del artículo de Glynn con el posterior relato oficial del holocausto (un escrito que, insistamos en ello, constituyó una patente denuncia falsa emitida por todo un gobernador del Estado de Nueva York) , han venido siendo explotadas por los negacionistas del genocidio judío:


The Crucifixion of Jews Must Stop! is an article by Glynn that appeared in the October 31, 1919, issue of The American Hebrew lamenting the poor conditions for European Jews after World War I. Glynn referred to these conditions as a potential "holocaust" and asserted that "six million Jewish men and women are starving across the seas". Because of these coincidences, the article has been exploited by Holocaust denial groups.


No se atreve, la mendaz Wikipedia, a dar una explicación lógica que abunde en dichas coincidences ("coincidencias"). Y no lo hace porque no existe ya sea la mera posibilidad de una tal argumentación.

Para empezar, la entrada de Wikipedia ni siquiera aclara que las acusaciones de Glynn eran puras patrañas. Se nos presenta al mentiroso Glynn, y al diario que le publicó la fábula, "The American Hebrew", como personas e instituciones dignas de crédito a pesar de haber acusado fraudulentamente a Alemania de perpetrar un genocidio. No importa que Glynn difamara al Estado alemán con una calumnia de semejante calibre. Lo único que subraya Wikipedia es la "explotación" que los holocaust denial groups han hecho de las misteriosas "coincidencias" entre el relato (fraudulento) de Glynn y el relato (presuntamente cierto) del holocausto de 6 millones de judíos a manos del régimen nacionalsocialista.

El derecho a dudar

Antes de continuar quisiera recordar cuál es el destino de los disidentes y de los críticos de la utilización abusiva del mito del Holocausto como arma propagandística. Nada menos que un judío norteamericano, cuyos padres sobrevivieron al gueto de Varsovia, autor del libro, mundialmente famoso, La industria del holocausto:

http://nymag.com/news/intelligencer/41838/


El conseguir libros prohibidos o que apenas tiene difusión pública, ni son recomendados por los grandes medios o disponer de información restringida es un elemento fundamental en el libro “1984” de Orwell.

Por ejemplo, en la novela cuando Winston Smith consigue un libro de Goldstein, prohibido por la “Policía del Pensamiento”. En nuestra sociedad, la presión de personas con una mentalidad de “Policía del Pensamiento”, inhibe la libertad de hablar u opinar sobre asuntos que el “Sistema-Moloch” considera peligrosos para su funcionamiento.

Eso sucede también con libros, que se deben de conseguir bajo mano en lugares especializados o muy restringidos. Ha habido casos extremos en Europa, recuerdo el del profesorHelmut Diwald en Alemania, que fue forzado a sacar párrafos considerados por el “Sistema-Moloch” como revisionistas de su libro “Historia de los Alemanes”.

En Suecia, los escritos de Ditlieb Felderer que cuestionaban el “Holocausto”, han sido prohibidos recientemente y fue encarcelado por “Crímenes de Pensamiento”. Esta detención y encarcelamiento debería alarmarnos a todos los que creemos en las libertades civiles.

Felderer, que se cuestionaba hasta dónde llegaban las supuestas atrocidades alemanas de guerra y explicaba las atrocidades de los Aliados, incluyendo el millón de muertos civiles por los bombardeos de las ciudades alemanas y japonesas, fue encarcelado como he dicho más arriba. Y siguiendo el ejemplo de la Unión Soviética y su trato brutal a los disidentes, Felderer fue examinado psiquiatricamente.

Esa encarcelación por cuestionar la historia oficial y su examen psiquiátrico, es un claro ejemplo de intimidación y amenaza a Felderer y a cualquier otro libre pensador, que tengan el valor de cuestionarse preguntas sobre el pasado. El acoso o la persecución de Felderer es parte de un plan a nivel mundial de silenciar a los escritores y estudiosos revisionistas.

Con el revisionista francés y profesor Robert Faurisson, el esfuerzo de silenciarle fue en vano ya que el tribunal que le juzgó en 1983, barajaba multas de 200.000 dólares, pero no se pudo probar contra él.

También hay maniobras de supuestos historiadores para apartar a profesores de sus cátedras, como fue el caso del profesor Arthur Butz de la universidad de Northwestern.

En el caso del publicista y revisionista alemán Ernst Zündel,las autoridades de correos de Canada le negaron el uso del sistema postal durante su estancia en ese país. Varios escritores alemanes han sido encarcelados, mientras que un revisionista francés fue asesinado hace ya unos años.


El derecho a dudar


Pedro Varela, de España, debe enfrentar una posible condena de 23 años por «participación en genocidio» por el hecho de haber negado el Holocausto.

En Austria existen prestigiosos autores presos por negar el Holocausto y la Fundación Simón Wiesenthal ha buscado por varias maneras el hacer que en los países de Sudamérica se levanten leyes contra los negadores de esta farsa, especialmente en Chile, insistiendo a través de las organizaciones judías (ya que Chile es casi el último país en donde el Revisionismo no está proscrito por ley). Ya lo consiguieron en parte en Argentina. No obstante, su arma más efectiva en los medios de comunicación y en las conciencias de la muchedumbre es el desprestigio de todos los autores suscritos a la causa del Revisionismo Histórico.


Fosa común con muertos de causas naturales en Bergen-Belsen (Alemania) en mayo de 1945.

Aunque la historia oficial concede que este no era un campo de exterminio, los exterminacionistas prefieren emplear estas fotografías y no las de Auschwitz, por ser mas fácil sacarlas de contexto e inducir a pensar que se trataba de cuerpos de judíos exterminados.Esta foto esta marcada y aceptada como de Bergen Belsesn y aceptada como de muertos por Tifus pero es usada una y otra vez como de Auschwitz por los propagandistas de Holocausto






¿Que hacía una oficina de correos
en el campo de exterminio?
Postal desde Auschwitz. 2 de febrero de 1942 Correspondencia enviada por los internos desde Auschwitz y Buchenwald.
La existencia de oficinas de correos en los campos "de exterminio" constituye otra incómoda realidadpara la historia oficial ya que a través de estas los internos se comunicaban con el mundo exterior. Este hecho es completamente incompatible con un supuesto plan de exterminio secreto. Mas aún cuando las cartas y postales podían ir escritas en cualquier idioma, lo que haría muy difícil censurarlas.

¿Que hacía entonces una oficina de correos en el campo de exterminio? Algunos

creyentes del Holocausto afirman que era utilizada únicamente por los SS. Sin embargo esto no solo contradice las declaraciones de los sobrevivientes sino que también ignora importante evidencia documental. Se conservan aún un buen número de cartas con sus sellos y sobres originales enviadas por los internos desde supuestos "campos de exterminio", como Auschwitz



En películas y testimonios que apoyan la leyenda del Holocausto los sobrevivientes cuentan una y otra vez que se les permitía escribir y enviar correspondencia. Se pretende entonces que el lector llegue a creer que las autoridades de los campos, estando a cargo de decenas de miles de prisioneros, no tenían nada mejor que hacer aparte de dedicarse a traducir y censurar toda la correspondencia. Al mismo tiempo la historia oficial sostiene que los judíos sabían que estaban siendo exterminados, es decir que tales acusaciones no florecieron súbita y sospechosamente justo después de la guerra.


Los Revisionistas, en general, han sido acusados de ser «neo-nazis» y pseudosabios buscando esconder la masacre de los millones de judíos muertos. A pesar de que trabajan desde el final de la guerra, se dice por lo general que habrían aparecido sólo en estos «últimos años» pretendiendo despertar un movimiento de simpatía por el Nazismo y que sus crímenes sean olvidados. Salvo quizás los estudiosos franceses que fueron acusados de «anarquistas antisemitas», todos los revisionistas contemporáneos han sido tildados como «neo-nazis», a pesar de que algunos de ellos son socialistas o simplemente pro-palestinos, o bien no tienen filiación alguna más que con la Verdad.


Todas las injurias son descaradas mentiras, pues entre los Revisionistas figuran incluso AUTORES JUDÍOS (que citaremos más adelante) que no creyeron en el Holocausto que predican los Sionistas.

Sin ir más lejos, uno de los primeros Revisionistas fue el profesor francés Paul Rassinier, un prestigioso intelectual socialista detenido en el Campo de Buchenwald entre 1943 y 1945 (donde se pretende que habrían tenido lugar algunos de los más grandes horrores, como las «lámparas de piel humana» y otros), y allí nunca vio las ejecuciones ni los gaseamientos que se suponen allí ocurridos, por lo que decidió contradecir la farsa de los «seis millones»poco después de haber terminado la guerra, desarrollando una gran investigación, y a pesar de haber sido condecorado con la Medalla de la Resistencia. Sus investigaciones han servido de base a posteriores trabajos de revisión.

La verdad es que no hay tantos y tan prestigiosos Nazis entre el Revisionismo como lo señalan los Holocaustófilos. Sin embargo, si el Sionismo teme el trabajo de los Revisionistas, POR ALGO SERÁ.

Otra arma de desprestigio que usa el Sionismo, es hacer creer (especialmente a través del cine) que los Revisionistas intentan comprobar que los muertos del Holocausto serían «sólo» tres millones y no seis, como si el debate fuera sólo un asunto cuantitativo. La verdad es que los Revisionistas HAN DEMOSTRADO QUE LA TOTALIDAD DE LOS 6 MILLONES DE JUDÍOS ASESINADOS EN UNA SUPUESTA «POLÍTICA DE EXTERMINIO» ES UNA FARSA, NI UNO MAS, NI UNO MENOS.

Para proteger la sagrada mentira de los seis millones, se han utilizado maniobras que parecen casi de ciencia ficción, especialmente para ahogar cualquier intento serio de demostrar su falsedad. Así, cuando en 1995 la revista japonesa de economía y negocios «Marcopolo» publicó un inocente comentario señalando que «cada vez eran menos las razones para creer que en la Alemania Nazi habría tenido lugar un Holocausto» de judíos y gitanos, el todopoderoso Sionismo Mundial movió sus hilos y consiguió que tanto la revista como el peridista respectivo fueran sancionados sin ajuste a ninguna legislación existente, y que la «Marcopolo» no pueda hacer POR EL RESTO DE SU EXISTENCIA, cualquier otra referencia sobre el Holocausto.

Se acusa a otros Revisionistas, como al inglés David Irving, de ser un simpatizante del Nazismo, poco objetivo, o directamente un «Neo-Nazi», lo que también es falso. Irving defendía la idea del Holocausto hasta mediados de los años '80, creyendo que era cierto y cayendo en el dogma de todos los historiadores como él. Sin embargo, como no existe ningún documento o participación oficial de Hitler que compruebe históricamente el Holocausto, Irving, sin poder renunciar al dogma, suponía que el Führer nunca supo de los gaseamientos en masa de los campos y que éste exterminio era llevado en secreto por nazis de menor jerarquía. Sólo a partir de los espectaculares descubrimientos de los Revisionistas de esa década —entre ellos el Informe Leuchter, del que hablaremos— los hechos convencieron a Irving de la inexistencia del Holocausto y desde entonces se ha sumado por completo a la causa de la Revisión Histórica. Un durísimo golpe al Sionismo y los Holocaustófilos, que no le perdonan y que ha castigado recientemente, con una condena en su contra por una corte inglesa por «apoyar un genocidio» y «negar el Holocausto».

En esta sección expondremos sólo algunos de los principales argumentos del Revisionismo para desmentir esta monumental mentira de los millones de muertos, que han sido la excusa con la cual se detiene cualquier análisis serio y objetivo delNazismo Alemán y de la Segunda Guerra. Todo empieza y termina en el tema de los 6.000.000 y cualquier otra visión del Fenómeno Nazi, por parcial que sea, será confrontada con esa muralla insalvable llamada Holocausto... Pero sus bases son de barro.

Incluso, existen autores judíos que han tenido la valentía de negar aquello que predica el Sionismo Mundial sobre las supuestas Cámaras de Gases:
ellos son J.G. Burg(«Schuld und Schicksal», editado en Munchen, 1960) y el doctor Benedikt Kautzky («Teufel u. Verdammmte», editado en Suiza, 1945).
Esto desmiente a los defensores del Holocausto que aseguran que todos los Revisionistas son «Neo-Nazis» intentado encubrir el supuesto genocidio con acciones que llaman «negacionistas».
Judíos como Noam Chomsky y David Cole, incrédulos del Holocuento, han sido catalogados por su propia gente como «ignorantes», «débiles mentales», «incultos», «anafabetos» y hasta supuestos «hijos adoptivos» de importantes Revisionistas en impresionantes campañas difamatorias.

Durante las últimas décadas, los Revisionistas —que tímidamente empezaran con unos pocos autores— han acumulado una increíble y cada vez mayor cantidad de argumentos científicos en contra del mito exterminacionista, lo que ha hecho que importantes autores se retracten. Algunos historiadores de prestigio se han convertido al Revisionismo a pesar de ser constantemente menospreciados.

También han logrado reclutar simpatizantes de distintas áreas profesionales, desde cada una de las cuales hacen su aporte al derrumbe del Mito Holocáustico: ingenieros, periodistas, jueces, técnicos y analistas de literatura, cuya formación científica, a diferencia de los historiadores, les exige trabajar sobre datos concretos y hechos verificables, y no meras especulaciones. Su logro más grande sea quizás el haber conseguido que declaraciones de importantes «testigos de los crímenes nazis» sean judicialmente objetadas, así como proveerse de sus propios testigos de los Campos de Concentración y de algunos honestos autores judíos apoyando la causa Revisionista.

Los Exterminacionistas ven así, con espanto, como se les ha venido encima esta avalancha, cuyo primer éxito ha sido poner en discusión pública un tema que llegó a ser considerado «indiscutible» entre los axiomáticos del Holocuento.

Ante este descalabro del mito, el Sionismo actúa con sus tradicionales recursos de la fuerza y la tergiversación intentando detener los descubrimientos y las investigaciones. Pero la ola de revelaciones no ha podido ser detenida y hoy miles y miles de personas se han acercado a la causa... Veremos por qué.



EL INFORME LEUCHTER

Uno de estos valientes Revisionistas, que enfrentó al inmenso Poder Sionista Internacional, ha sido el controvertido ciudadano canadiense Ernst Zündel, muy querido por algunos círculos de su país por su prestigio y por su simpática personalidad, quien fuera sometido a varios procesos criminales en Canadá, siendo asesorado y defendido por otros Revisionistas quienes lograron contratar al máximo experto mundial en Cámaras de Gas: el ingeniero yankee Fred A. Leuchter Jr.

Todo empezó en la ciudad de Toronto, cuando la señora Sabrina Citron, representante del «Holocaust Remembrance Association», acusó ante la justicia al Revisionista Zündel, por «difundir falsedades sobre el genocidio» y mentir sobre las muertes de esos millones de judíos, gaseados por los locos Nazis. Por primera vez en un proceso como éste se pudo presentar como defensa todas las pruebas que se quiso y contrainterrogar a testigos.

La defensa de Zündel, segura de lo afirmado por su cliente, tuvo una idea realmente genial y extraordinaria: contratar como perito a los máximos especialistas de USA en Cámaras de Gas para ejecuciones. Se trataba de la firma de ingeniería FRED A. LEUCHTER ASSOCIATES (Ing. 108 Bunker Hill Street, Boston MA. 02192, USA.), procurando además todas las medidas de seguridad y objetividad de parte de los investigadores, para evitar suspicacias respecto de sus conclusiones y respecto de la necesidad de la defensa de contratarlo para que realizara el trabajo, para que así no se prestara a creer que habría algún «compromiso» que afectara la verdad a la hora de entregar los resultados. Fred A. Leuchter Jr. es quien dirige esta empresa de Massachussetts, que construye y mantiene las Cámaras de Gas en las penitenciarías de EE.UU. y algunas de Canadá. Él, además, es probablemente el experto máximo que hay en el mundo sobre Cámaras de Gases y manipulación técnica de gases venenosos para ejecuciones, dados sus años de experiencia y desarrollo técnico. Ni en el menos objetivo de los razonamientos hubiese podido tildarse a este honorable ciudadano de «Neo-Nazi», ni siquiera de «pro-Revisionista», pues era absolutamente imparcial ante el tema hasta aquel entonces.

Así, Mr. Leuchter viajó a Polonia con un equipo de especialistas y visitó los llamados «Campos de Exterminio» de Auschwitz, Birkenau y Madjanek, en los que habrían sido gaseados 4 millones, 1 millón y 200.000 judíos respectivamente, según Simon Wiesenthal, cifras aceptadas como «reales» por los historiadores. Allí, levantó planos de terreno midiéndolos personalmente y tomó muestras del piso, paredes y techo de las supuestas Cámaras de Gas y Hornos Crematorios, así como de una SALA DE DESINFECCIÓN. Su investigación en terreno fue desarrollada durante cerca de una semana y con las más absoluta objetividad y metodología científica, propia de su formación práctica en asuntos de ingeniería, sin ser cuestionada en su momento ni siquiera por la parte querellante, quien más bien reclamaba acaloradamente en su contra por el hecho de que se estuviera poniendo a prueba un «hecho indiscutible». La metodología aplicada fue presentada en forma oportuna y descrita detalladamente en sus reportes.

Finalmente, llegó el día definitivo para esta «apuesta»...

Analizadas todas las muestras por el laboratorio independiente ALPHA ANALYTICAL LABS de Ashland, Mass., bajo minuciosa metodología y fuera de cualquier compromiso con alguna de las partes en juicio. Se les entregó sin señalar ni el propósito ni el objetivo de las muestras, fingiendo incluso que serían parte de una «investigación policíaca», para no influir en los resultados. Su veredicto fue aplastante: más de 20 de las muestras indicaron CERO DEPÓSITO DE CIANURO, y de las pocas que sí mostraban depósitos la más alta fue de 7,90 mg. Esta concentración máxima de apenas 7,9 debe contrastarse con la muestra de la sala de desinfección que arrojó... ¡¡¡1.050,0 mg.!!!

Esto demostró científicamente que el fatídico ZYKLON-B, nombre comercial del gas de cianuro hidrogenado o ácido cianhídrico «HCN» (suministrado por la difamada fábrica DEGESCH) se usó exclusivamente PARA FUMIGAR Y DESINFECTAR.

En otra parte, el Informe explica por qué este gas NO ES INDICADO PARA EJECUCIONES HUMANAS, ni siquiera individuales. Y si se detectaron pequeñísimas cantidades en un tercio de las pretendidas «Cámaras de Gas», es porque algunas fueron desinfectadas con HCN.

El HCN ya había sido utilizado con este propósito durante la Primera Guerra Mundial, en Europa y en Estados Unidos. E incluso, mucho antes en Isla Ellis de New York por el Servicio de Inmigración. Las Salas de Desinfección en las que se usa deben tener una temperatura mínima de 25,7° C y buena circulación de aire caliente seco.

Las llamadas «Cámaras de Gas» eran, en realidad duchas, e incluso tenían canales de desagüe en el piso que llegaban al alcantarillado exterior (en otros casos, las pretendidas Cámaras de Gas corresponden también a las dependencias necrológicas, existentes en todas las grandes cárceles del mundo). Esto se verifica además en el registro de las llaves de las puertas de Auschwitz, todas ellas etiquetadas con el nombre de las salas que abrían y en las que las llaves de las supuestas Cámaras de Gas aparecen con nombres de otras dependencias normales.

Leuchter aclara que por la absolutamente imposible aglomeración en el interior de estas supuestas Cámaras, de 800 personas en 25 metros cuadrados según los documentos de Juicio de Nüremberg (¡OJO! son 28 personas en UN METRO CUADRADO!), el aire no circularía; más aún, para calentarlo lo suficiente como para hacer efectivo el HCN, serían necesarios quemadores con seguro riesgo de explosión.

Leuchter declaró por ello improbable que el HCN haya sido utilizado en las Cámaras, pues en estado natural y a temperatura ambiente, es de consistencia líquida. Los Exterminacionistas le han dado como bombo en fiesta a esto, argumentando que es un error y que el HCN era suministrado con presión de vapor (aunque no se ponen de acuerdo cómo y por dónde) a la Sala de Ejecución, procedimiento que lo hace tremendamente tóxico y volátil.

Tienen razón, pero olvidan que otro de sus argumentos contra el informe Leuchter es que los «operarios de las Cámaras» se valían de mascarillas especiales para eludir el peligro de los gases a la hora de retirar los cadáveres de los gaseados las CIENTOS DE VECES cada día. Ambas excusas son, juntas, un zapato chino, incompatibles, pues el HCN altamente volatilizado se torna más peligroso aún, al punto de que no existe medida de seguridad relacionada con simples mascarillas antigás que pudiera evitar el contacto con un gas en un estado tan letal, impregnándolo todo, incluso las ropas y el pelo.

Hubiesen sido necesarios trajes herméticos de aislación total para el cuerpo y estos jamás han sido encontrados en ningún Campo de Concentración. También resulta imposible que, trabajando con HCN volatilizado a presión de vapor, no haya habido con frecuencia una explosión, accidente grave o emergencia siquiera, dadas las condiciones de seguridad posibles en esa época... Y no existe ni un sólo registro o relato de los «testigos» del Holocausto que hable de algún accidente así.

Esta explicación del suministro de gas por presión de vapor fue presentada sólo después de los resultados del Informe, pues hasta entonces la idea más generalizada entre los Exterminacionistas era la de que el HCN era suministrado en pastillas sólidas, depositadas en una solución que lo volatilizaba dentro de la Cámara.

Aunque es soluble al agua y altamente inflamable, el HCN tiene la característica de impregnar los sólidos y manifestarse en forma de grandes manchas azuladas que permanecen por más de un siglo. Tales manchas NO APARECEN en las «Cámaras de Gas» ni en los Hornos Crematorios y en estos era inevitable que alguna parte del HCN de los millones de cuerpos incinerados —según la Historia Oficial— se depositara en las paredes.

Los Exterminacionistas han explicado en años posteriores esa falta de las manchas azules de cianuro por las más raras formas y alternativas, principalmente porque las Cámaras habrían estado expuestas al aire libre y la lluvia, la humedad y el tiempo transcurrido literalmente las habrían «lavado», lo que es ridículo, pues el cianuro es sumamente impregnante, y permace por años sin poder ser removido, especialmente si se emplea con la regularidad que se ha descrito. Esto último es bien sabido por los médicos forences, pues se han resuelto varias veces algunos crímenes en los que el cuerpo de la víctima, al ser exhumado, presenta rastros de cianuro luego de 50, 100 ó más años. Las paredes de las pretendidas «Cámaras de Gas» analizadas tampoco tenían ninguna clase de covertura impermeble o de aislamiento de superficie, de modo que el cianuro debería permanecer hasta nuestros días peligrosamente acumulado en los muros si toda esta mentira hubiera ocurrido.

Si agregamos que para fumigar con HCN es necesario airear una sala un mínimo de 48 horas, esto sería imposible si fueran ciertas las cifras entregadas descaradamente por los «expertos del genocidio». Además, Leuchter comprobó que las condiciones de aislamiento ambiental de las Cámaras eran absolutamente incompatibles con el supuesto de que se usaban para gaseamientos, pues el vapor tóxico hubiera escurrido causado estragos, matando a todos los presentes, operarios y presos por igual. Las puertas son simples portones metálicos con vulgares bisagras como las de cualquier puerta de un dormitorio o baño, es decir, SIN LA MAS MÍNINA AISLACIÓN CONTRA LOS GASES VENENOSOS, lo que hace por sí sola imposible la idea de que esas salas eran empleadas como Cámaras de Gases sin que en cada turno muriera intoxicado, además, todo el personal que trabajaba en las ejecuciones. Se decía que, por una pequeña mirilla ubicada en el centro de cada una de estas puertas metálicas, los operadores miraban al interior de la recién ocupada Cámara para ver si quedaba alguien vivo antes de entrar a retirar los cuerpos... ¡Hoy sabemos que hubiese bastado esa pequeña mirada al interior para intoxicar instantáneamente al imprudente observador!

Otro error del Informe fue que, al no comprometer a la empresa de los análisis con el objetivo de las muestras, ALPHA ANALYTICAL LABS pulverizó todas las mismas para su examen. Lo correcto hubiese sido raspar el lado externo de las muestras de los muros porque, precisamente allí debería estar impregnado en cianuro. Esto ha dado una torre de especulaciones nerviosas de los Exterminacionistas a los supuestos «errores» en los resultados, intentando invalidar el Informe. Es cierto que el procedimiento de ALPHA ANALYTICAL LABS no fue el más preciso para la detección de los residuos, pero ello no explica que la mayoría de las muestras más controvertidas hayan registrado CERO cantidad de cianuro. Cero es siempre cero.

Actualmente, las Cámaras de Gas para ejecuciones son de acero soldado o de plástico PVC, con puertas herméticas e impermeables. No tienen «mirillas» para obervar al ejecutado, sino gruesas ventanas irrompibles a prueba de cualquier filtración. Las instalaciones eléctricas son a prueba de explosiones y deben operar con una presión negativa para evitar filtraciones el exterior. Y por supuesto, no se usa el «Zyklon-B» sino que se deja caer una pastilla de cianuro de sodio en una solución de ácido sulfúrico al 18%. Contienen, además, numerosos dispositivos de seguridad para la eliminación del gas luego de la ejecución y para proteger a las personas que deben entrar en la Cámara en ese momento; incluso se debe ser lavar con amoníaco el cuerpo del ajusticiado.

Los Hornos Crematorios analizados tampoco cumplen con los mínimos requerimientos para incinerar siquiera una ínfima parte de las cifras que entrega la propaganda. El Informe analiza uno por uno los Hornos y da las cantidades máximas de incineraciones físicas posibles, aclarando que corresponderían a un uso de 24 Horas durante todos los días que estuvieron en funcionamiento. O sea, sin mantención alguna, sin posibilidad de enfriarse ni de retirar las cenizas... ¡durante años!

Leuchter llegó así a la siguiente y lapidaria conclusión final:


«Después de la revisión de todo el material y de la inspección de todos los lugares correspondientes a Auschwitz-Birkenau y Majdanek, encuentra el autor que las pruebas son abrumadoras: no hubo cámaras de gas para la ejecución en ninguno de esos lugares correspondientes.

»Es la mejor opinión como ingeniero del autor, que las pretendidas cámaras de gas en los lugares inspeccionados puedan haber sido entonces y puedan ser hoy, tomadas seriamente en consideración para tal función.

»Terminado en el quinto día del mes de abril de 1988 en Malden, Massachusetts. Fred Leuchter Associates.

»Firmado F. A. Leuchter, Jr.
»1.er. Ingeniero»...Con esta conclusión, todos los «Exterminacionistas» y fanáticos del «Holocausto» pueden ser tildados de mentirosos.

¿Por qué no lee «El Informe Leuchter»? Después saque sus conclusiones.


LA EVIDENCIA ESTADÍSTICA

Fue tal el shock causado por el Informe Leuchter entre los «Holocaustófilos», que demoraron cerca de una década en reaccionar organizadamente a los hechos y poder usar sus armas tradicionales: la desinformación y el desprestigio de sus rivales. Así, en los últimos años emprendieron una tremenda ofensiva contra el señor Leuchter (ahora convertido al Revisionismo) y a su trabajo, enviando al mismo lugar de investigación a cientos de sus representantes para rebuscar «pruebas» que refutaran el Informe. Para ello, prácticamente, nacieron organizaciones pro-judías o algunas ramas de la Fundación Wiesenthal.

Otros, valiéndose de elementos más sucios han dado muerte incluso a algunos Revisionistas o los han atacado con esa intención. A Pedro Varela, de España, le fue destruida su Librería Europa (exactamente por los días en que le rayaban en su casa la frase «CALLA O TE CALLAMOS» y en que enfrentaría un juicio por «apoyar un genocidio») y parte del material impreso que en ella había. El Profesor Faurisson ha sido atacado por desconocidos en al menos ocho oportunidades, terminando hospitalizado. Zündell, en tanto, ha recibido bombazos y hasta cartas bomba. La primera víctima del Holocuento ya ha sido cobrada: el Profesor Duprat, asesinado en un atentado por los Holocaustófilos.

En torno a Fred Leuchter se ha tejido una siniestra acción de boicoteo de su trabajo y de su prestigio. Una estrategia de los Exterminacionistas es el exaltar algunos de los errores de apreciación que cometió el señor Leuchter en sus trabajos de investigación, a pesar de todas las medidas de seguridad y objetividad que procuró. Estos errores son absolutamente secundarios y NO ALTERAN, para nada, el resultado de las conclusiones generales del Informe; incluso, fueron corregidos por los propios Revisionistas antes de ser descubiertos por sus adversarios Holocaustófilos, como en el llamado «Informe Rudolf», ya que no es raro que existan algunos tropiezos en la primera vez en 50 años que alguien intenta comprobar seriamente las fantasías literarias del Holocausto. Rudolf también ha terminado siendo perseguido en su integridad física por los «defensores de la verdad».

Sin embargo, treinta años antes que Fred A. Leuchter, el Profesor Einar Aberg había publicado un secillo pero lapidario cálculo estadístico, en el que los pretendidos 6.000.000 de judíos no aparecían (o mejor dicho no «desaparecían») por ninguna parte. Dicho documento fue publicado en 1959 en Norniken, Suecia, y decía lo siguiente:

«En 1938 habían en el mundo 15.688.259 judíos, según el "World Almanac" de 1947. Esta cifra fue proporcionada a dicho Almanaque por la "American Jewish Commitee" y por la "Jewish Statistical of the Synagogues of America".

»En 1948 existían en el mundo entre 15.600.000 y 18.700.000 judíos, según un artículo aparecido en el "New York Times", del 22 de febrero de 1948, escrito por Mr. Hanson W. Baldwin, reconocido experto y de probaba imparcialidad en cuestiones demográficas, personalidad que, ni aun haciendo alarde de la mayor fantasía, puede ser tildada de antisemita. Su jefe, Arthur Sultzberger, propietario del "New York Times", y judío él mismo, es reconocido como amigo incondicional de Gran Bretaña.

»Tomando, pues, por cierta la evaluación más alta de Mr. Baldwin, o sea 18.700.000 de judíos, resultaría que entre los diez años que mediaron entre 1938 y 1948 —período que incluye los años de la guerra de 1939 a 1945—, durante los cuales se pretende que Hitler habría hecho matar a seis millones de judíos, la población judía del mundo habría aumentado en más de 3 millones.

Sí, a los efectos de la comprobación, supusiéramos que Hitler efectivamente hizo matar a 6.000.000 de judíos, nos encontraríamos con que el incremento de la cifra demográfica es realmente de 9.000.000. Es decir, un aumento de 3.000.000, más otros 6.000.000 de nacimientos, para suplir los 6.000.000 de judíos pretendidamente gasificados bajo el régimen hitleriano.

»Teniendo en cuenta que actualmente existen en el mundo tan sólo 18.000.000 de judíos, supone ello un aumento de 9.000.000 de judíos durante los diez años que van de 1938 a 1948, o sea, un incremento total (en sólo diez años) del 50%, cosa imposible, incluso para una raza sexualmente tan desenfrenada como la judía. Aún cuando todo judío, físicamente apto, se hubiese dedicado exclusivamente, día tras día, durante las 24 horas, en los años de 1939 a 1949 a la procreación, con cada una de las mujeres de su raza, en plena pubertad, el que pudiesen haber llegado a engendrar en diez años 9.000.000 de judíos, estaría absolutamente en pugna con las leyes de la eugenética».Vale precisar que, promediando las cifras extremas de judíos existentes en el mundo en 1948, según Mr. Baldwin, obtenemos por resultado 17.150.000 judíos. Vemos que la estadística poblacional no sólo aumentó normalmente con relación a los 15.688.259 de 1938 (en diez años) sino que registró un incremento en el ritmo de nacimientos judíos en años anteriores, de modo que los pretendidos 6 millones no aparecen por ninguna parte.

Y aún tomado la menor de las cifras de Balwin, que coincide con la de 1938, es decir, cerca de exageradamente pocos 15.600.000 judíos en el mundo, pretender que de esa cantidad de judíos vivos pudieron producirse 6.000.000 de nacimientos en diez años (y exactamente en los tormentosos años de la guerra, en ghettos y en albergues de refugiados, y durante sus penosas migraciones al recién fundado Estado de Israel), para suplir los otros 6.000.000 de muertos y dejar la cuenta saldada en cero, es realmente imposible y fuera de toda lógica de ciencias poblacionales y etnográficas.


CAMPOS DE TRABAJO, NO DE «EXTERMINIO»

Las Cámaras de Gases y Hornos Crematorios sólo fueron denunciados en aquellosCampos del Trabajo Remunerado, conocidos como «Campos de Concentración» y hasta «Campos de Exterminio», ubicados dentro del territorio alemán y europeo que cayó en poder soviético y a los cuales no tuvieron acceso los periodistas internacionales ni la Cruz Roja, paso libre que sí tuvieron al resto de dichos Campos sin que se detectaran esas u otras atrocidades. Allí permanecieron, tentando la pluma de muchos historiadores fascinados con el halo de misterio y enigma que producía la presencia de esos Campos al otro lado de la Cortina de Hierro, en extraños países llenos de intrigas y secretos...

La Cruz Roja tuvo durante toda la guerra acceso total a todos los Campos sin que jamás fueran denunciadas las famosas Cámaras y Hornos. Más aún, terminada la guerra, la Cruz Roja (que incluso controlaba la correcta alimentación de los internos) informó oficialmente que los judíos muertos entre 1939 y 1945 fueron unos 300.000.MUERTOS, NO ASESINADOS, por lo que nos extraña la increíble cantidad de «sobrevivientes» que incluso hoy en día siguen rapiñando indemnizaciones, inicialmente solicitadas al gobierno de la República Federal. Lo que más sorprende es que no las pedían a la desaparecida República Alemana Oriental de los comunistas...

Prácticamente no hay judío anciano que no haya sido «sobreviviente» de un Campo; prácticamente no hay judío joven que no haya tenido un pariente en uno de estos Campos y prácticamente no hay judío que no haya llegado él o sus ancestros a un país cualquiera «huyendo del Holocausto», como si la repartición de la diáspora judía en el mundo hubiese sido un fenómeno reciente. A pesar de esto, hay abiertos desafíos a quien pueda comprobar que efectivamente fueron ejecutados judíos en cualquiera de los Campos de Concentración durante el Régimen Nazi alemán:


La Federación de Ex-Combatientes de Alemania ofrece DM 10.000.
El historiador inglés David Irving, 1.000 libras esterlinas.
La Revisao Editora de Brasil 6.000.000 de cruceiros.

El Instituto de Revisión Histórica de EE.UU, que ofrece US$ 50.000.

Muchos las han pretendido, pero aún siguen disponibles. NADIE PUDO COMPROBARLO JAMÁS. Increíblemente, el Instituto de Revisión HistóricaEstadounidense, fue demandado por un «sobreviviente» por US$ 17.000.000, alegando que la oferta antes señalada «le ha hecho perder el sueño» y que la misma sería un intento de manipulación de la verdad.

Ya vimos que las investigaciones de los Revisionistas les han valido ser perseguidos y difamados por los «Exterminacionistas», incluso con la evidencia de los resultados del Informe Leuchter, hecho a partir de un juicio muy espectacular que terminó a fines de los años '80 en un proceso sensacional e histórico, cubierto por todos los medios de información canadienses y en el que se demostró jurídica y legalmente la imposibilidad del Holocuento, como hemos descrito más arriba.

Pero la verdad es que la falsedad del Holocuento se puede comprobar sólo con los datos estadísticos que circulan por todo el mundo, muy parecidos a los realizados porEinar Aberg, bastando para ello sencillas operaciones matemáticas que parece que nadie quiere hacer. Así, según la «Chambers Encyclopediae» había un total aproximado de 6.500.000 judíos en Europa antes de la Segunda Guerra. Si la historia de los «6.000.000» fuera verdad, esto significa que casi todos habrían sido «exterminados» (aunque algunos hablan de «siete u ocho millones de muertos»).

En Suiza, la «Baseler Machrichten» estableció, basándose en datos estadísticos, que entre 1933 y 1945 emigraron cerca de 1.500.000 judíos a Gran Bretaña, Suiza, España, Portugal, Australia, China, India, Palestina, Estados Unidos. Esto es confirmado por el periodista judío Bruno Blaut, que cita la misma cifra en el diario judío de New York «Auf Bau» el 13/08/48. De estos, unos 400.000 salieron de Alemania antes de Septiembre de 1939. El Instituto de Emigración Judía de Praga concretó a partir de Marzo del 39 la emigración de 260.000 judíos residentes en la ex-Checoslovaquia. Después de Septiembre de 1939 quedaba un total de 360.000 judíos en Alemania antes de la guerra. El número de judíos provenientes de otros países europeos (Francia, Holanda, Italia, Europa Oriental, etc.) es de unos 120.000. Este éxodo de judíos antes y durante la guerra rebaja alrededor de 5.000.000 el número de judíos en Europa. Recuérdese además, que deben agregarse los emigrantes que se refugiaron en la URSS, que más tarde son evacuados.

En la revista «Colliers», del 9 de Junio de 1945, Frelling Foster habla de los judíos de la URSS y explica que para escapar de los Nazis, 2.200.000 se refugiaron en la URSS a partir de 1939. Con esta emigración a la URSS se redujo a 3.500.000 el número de judíos que se encontraba en los países ocupados por Alemania. Más de la mitad de los judíos que emigraron a la Unión Soviética en 1939 venían de Polonia. Se afirma a menudo que 3 millones de judíos cayeron bajo el control alemán cuando se invadió Polonia y que casi en su totalidad fue exterminada (se habla incluso de 6 millones ¡sólo en Polonia!), pero eso es falso: el censo de 1931 de la población polaca indica en forma oficial e indiscutible que la presencia de sólo 2.732.600 judíos en Polonia (Reitingler «Die Endlosung», pág. N° 36). Éste afirma que había al menos 1.170.000 judíos polacos en la zona ocupada por los rusos, de los cuales un millón —por lo menos— fueron evacuados a los Urales y Siberia meridional, por la invasión alemana de Junio de 1941.

La naturaleza de los Campos de Trabajo del Tercer Reich, recordados como «Campos de Exterminio», queda de manifiesto en las entradas de cada uno de ellos. El de Mauthausen, por ejemplo, luce en su entrada principal la frase «EL TRABAJO DA LIBERTAD», el de Auschwitz dice «EL TRABAJO ES PROGRESO» y el de Treblinka se presenta con el título: «CAMPO DE TRABAJO DE TREBLINKA». Algo muy distinto de los verdaderos Campos de Exterminio, usados por los Sionistas a lo largo de toda su historia: contra los colonos holandeses de Sudáfrica durante la Guerra de los Boers, contra los croatas en Servia y contra los palestinos en el Medio Oriente.

Los historiadores caen además en absurdas contradicciones cuando aseguran que los judíos prisioneros eran alimentados de un modo terriblemente deficiente, mientras se les hacía trabajar como esclavos cargando pesadas rocas o atos de madera, acto que es médicamente imposible de ejecutar en condiciones de ayuno constante, como se asegura que eran mantenidos. Por otro lado, se dice siempre que en los Campos de Concentración los Crematorios funcionaban día y noche, lo que queda como una evidente mentira al observar todas las fotos que tomó la inteligencia aliada de los campos durante la guerra, y en las cuales NO SE VE NINGUNA CHIMENEA EMITIENDO HUMO desde su boca, imágenes que frecuentemente acompañan los mismos textos de historia que fomentan el mito de los Crematorios.


AFIRMACIONES RIDÍCULAS Y BIZARRAS...

Una gran cantidad de las afirmaciones de los Holocaustófilos sobre los «horrores» que habrían tenido lugar en los «Campos de la Muerte», resultan desde el principio tan descabelladas y absurdas que no puede evitarse emitir una pequeña sonrisa al leerlas, ya que la incredulidad fluye por sí sola.

La existencia de miles de afirmaciones ridículas sobre las supuestas atrocidades del Holocuento se explica por el hecho de que cada «historiador» dice y escribe lo que quiera (al menos hasta antes de que el Revisionismo cobrara la fuerza de hoy), como quien arroja una piedra a un túmulo para formar entre todos una montaña, muchas veces elaborando tremendos tratados en base a las fantásticas declaraciones de «testigos» que, en realidad, nunca estuvieron en los Campos y no tienen ni la cultura ni el criterio para medir la lógica de sus aseveraciones. Es producto, además, del entusiasmo por escribir el mayor número de atrocidades holocáusticas posibles, sin reparar en medir lo razonable o creíble que pueda ser cada una de ellas. Los argumentos que se han usado para comprobar el Holocuento son los mismos que se han presentado para comprobar la existencia de OVNIs o del Monstruo del Lago Ness, o sea fotografías y testimonios, pudiendo ver el lector la diferencia de criterios que se ha tenido para aceptar un tema como «verdadero» y negar otros por «fantásticos». Casualmente, entre los Holocaustófilos también abundan los testimonios comprobadamente falsos y las fotografías trucadas tan comunes en esos temas «fantásticos».

A continuación, exponemos algunas (y sólo algunas, por razones de espacio) de las más estúpidas y ridículas afirmaciones «históricas» que se han hecho sobre el Mito del Holocausto y la colección de crueldades y salvajismos que habría tenido lugar:

Salados hasta morir: La supuesta declaración de Diekls sostiene que los SA encargados de los primeros Campos se «divertían» por las tardes de verano dándole a beber «salmuera y jugo de bacalao» a los presos, para luego ponerlos al sol del patio en donde perecían por deshidratación. Cuando recordó que en el invierno no había sol, Diekls denunció nuevas reglas para el juego: ahora, lo hacían colocándoles un «cigarrillo encendido en la boca», por el lado de las brasas contra la lengua, y se les obligaba a tragarlo de un par de mascadas.

Fenómenos sísmicos por tanta muerte: Elie Wiesel, uno de los más «autorizados» historiadores del Holocausto, Premio Nobel y presidente de la comisión de los Estados Unidos que investigó las atrocidades por orden de Jimmy Carter, escribió en 1982 que en algunos Campos era tal la cantidad de muertos en el día que caían en un mismo lugar, que «durante meses y meses» después de una ejecución, el suelo «no dejaba de temblar» y que, a veces, «géisers de sangre brotaban del piso».

Primero quemados, luego gaseados: También vienen del «sobreviviente» Elie Wiesel otras afirmaciones extrañas. Hasta 1959 sostuvo como «testigo» que los judíos eran asesinados ARROJÁNDOLOS AL FUEGO, y de ahí se bautizó al supuesto genocidio como «Holocausto», en referencia a la quema ritual. Pero sorpresivamente, apareció después afirmando que los judíos habían sido asesinados «en Cámaras de Gases», mito sostenido hasta hoy y que él nunca antes había citado.

Primero electrocutados, luego gaseados (versión rusa): Tal como en el caso de Eli Wiesel, los rusos tampoco mencionaron «gaseamientos» como la forma de exterminio usada por los alemanes. Los primeros informes de 1945 de las tropas rusas, antes de ponenerse de acuerdo todos los aliados en difundir la mentira de las ejecuciones por medio de Cámaras de Gas, reportaron tener pruebas de que en el Campo de Padua a los internos se les ejecutaba «con descargas mortales de electricidad», a veces incluso dentro de una picina con agua electrificada... Porque claro, ¿qué iban a hacer picinas instaladas en los Campos de Concentración si no eran para matar a los presos en vez de tenerlas para sus actividades recreativas?

Primero electrocutados y luego gaseados (versión exportada a América): Los norteamericanos también cayeron en la fantasía del Holocuento de que los judíos eran electrocutados en masa en Auschwitz, antes de sustituir el mito por el de las Cámaras de Gas. Periódicos americanos tomaron las citas de un «testigo soviético liberado de Auschwitz», en Febrero de 1945, según el cual se empleaba «una banda transportadora eléctrica en que se podía electrocutar simultáneamente a cientos de personas y de ahí conducirlas a los Hornos Crematorios. Eran quemadas casi al instante, produciendo un fertilizante para los campos cercanos».

El Dr. «Frankenmengelestein»: Una serie de revistuchas, como la Enciclopedia Popular Magazine, han afirmado que Josef Mengele hacía atroces experimentos con los niños que llegaban a los Campos, y que, en una oportunidad «trató de crear siameses cosiendo juntos a gemelos normales». Y por si esto fuera poco, agrega seguidamente: «Otro testigo contó que intentaba cambiarle el color de los ojos a los prisioneros con inyecciones que los cegaban o mataban».

Cacería de presos en Dachau: Uno de los «sobrevivientes» que declararon sobre Dachau(campo en el que hasta Wiesenthal reconoció que no hubo muertos, antes de arrepentirse) en los juicios y las investigaciones, y cuyo testimonio ha sido creído por muchos historiadores a pesar de que nunca hubo otra declaración que lo corroborara, afirmó que en el Campo había una línea divisoria trazada en el suelo y que ningún interno podía pasarla. Algunos guardias allí «jugaban a la caza», lanzando sus gorros al otro lado del límite y exigiendo a algún preso que fuera a buscárselo, para dispararle en la distancia tan pronto como atravezara la línea prohibida.

La Máquina del Tiempo: Rudolf Höss, primer comandante del Campo de Trabajo de Auschwitz, fue torturado y obligado a declarar en Nüremberg una serie de incongruencias usadas en los juicios, como el haber visitado el Campo de Treblinka en Junio de 1941 (Treblinka fue inaugurado en Julio de 1942, o sea UN AÑO DESPUES), que en Auschwitz se calcinaban completamente (incluyendo los huesos) tres cadáveres por crematorio cada 20 minutos y que, apenas terminaban de ser ejecutados los prisioneros de las Cámaras de Gas, los funcionarios del Campo solían «entrar fumando» a retirar los cadáveres (a pesar de que el HCN es tremendamente explosivo y de que se afirme que «entraban con máscaras antigás»).

El Rifle Mágico de Goeth: El cineasta Steven Spielberg, basándose en los «testimonios de los sobrevivientes», postula en su película «La Lista de Schindler» que en elCampo de Plawzog, cada mañana, el Comandante Ammon Goeth se lenvantaba con un rifle de alta precisión y se divertía disparándole a la cabeza de los presos en la distancia que andaban por los patios, cual moderno francotirador loco. Lo curioso es que Goeth simpre andaba armado, PERO CON UNA ESCOPETA, como lo demuestran todas las fotos que de él existieron, con la que es imposible realizar sus tiros de precisión y distancia expuestos en la película. Además, los Revisionistas han demostrado que el balcón de Goeth estaba bajo el nivel del terreno del campo de los patios, de modo que desde allí no podría haber tenido a su alcance a los presos.

Las Sardinas de Revensbruck: Un «testigo» de Ravensbruck, también tomado en cuenta por innumerables historiadores, declaró que los recién llegados al Campo eran encerrados en piezas tan estrechas y en tal cantidad que, por lo apretados que quedaban, los que se desmayaban o morían asfixiados «seguían de pie, mantenidos verticalmente entre sus compañeros».

Más Sardinas: Otro «sobreviviente» de Mauthausen dejó en actas que en los blocks del Campo eran metidos «225 presos en una pieza de 10 por 14 metros».

Continúan las Sardinas: El famoso «Informe Gerstein» dice, para Nüremberg, que un número de «750 a 800 personas de pie eran apiladas sobre unos 25 metros cuadrados y dentro de 45 metros cúbicos de espacio». En otro lado asegura que la cantidad de muertos de los Campos de Belzec y Treblinka sumaría ENTRE 20 Y 25 MILLONES DE EJECUTADOS.

Protocolos de Bienvenida: Un individuo identificado como el «Preso N° 62204 de Mauthausen», declaró en las investigaciones que al llegar al campo, los gendarmes metían a los presos a golpes de garrote y mordidas de los perros a «una ducha hirviendo», luego «una ducha de agua helada», luego metidos «cinco horas en un sauna», luego encerrados en una «pieza fría» y bajo «un chorro brutal de agua helada». Agrega a la patética descripción que, de este modo, «algunos recién llegados morían en la desinfección».

Desnutridos, pero del Planeta Kripton: La Colección Laser de la Segunda Guerra (1974), en su capítulo «Los Campos de Exterminio», señala lo siguiente, a propósito de la vida en los Campos: «Para subir de carrera el comando de Ebensee [un Campo], es necesario remontar 150 escalones. Cada hombre lleva una piedra de 20 KILOS en el hombro. A la pasada, un SS, por jugar, lanza un cachiporrazo sobre uno de los que suben. El desgraciado titubea, y cae precipitadamente hacia el fondo con el estrépito de su piedra y de su cuerpo, que rodan juntos. Muere todo quebrado».

Asesinatos Caníbales: El Profesor Richet escribió con recogimiento y horror que, siendo tanta el hambre a la que eran sometidos los internos por los SS de Ravensbruck, que en una oportunidad algunos de ellos «mataron a cuatro de sus camaradas» para robarles sus tarjetas para recibir pan. En otros casos se dice que algunos detenidos «robaban trozos de carne humana y los asaban», llegando a comerse a un hombre entero en un día.

Error de Sumatoria: Según la película «Nuit et Brouillard» del director de cine francés Alain Resnais, filmada en 1955 y basada en «testimonios reales y declaraciones verídicas», los prisioneros que perdieron la vida en Auschwitz sumaban la aterradora cifra de 9 MILLONES DE EJECUTADOS.

El Grifo Milagroso de Birkenau: Según el Doctor Desiré Hofner, en Birkenau había exactamente una y sólo una llave de agua para proveer del líquido vital a «los 13.000 prisioneros que habían en este campo en julio de 1942».

Jugando con balancines de muertos: David Russet testimonió que, en el Campo de Dora, eran colgados del cuello los presos, para luego ser agitados como muñecos por los oficiales de la Gestapo, quienes obligaban además al resto de los reclusos a pasar entre los cuerpos balanceándose, como medida de escarmiento, todos los días.

Aprendiendo Cirujía Escolar: En las «confesiones» de Braumkötter sobre el Campo de Sachsenhausen, en 1947, se le obligó a declarar por tortura y fuerza (hoy lo sabemos) afirmaciones tan descabelladas como la siguiente: «Se practicaban cortes en los muslos de los presos designados y los cortes se rellenaban con viejos trapos y paja sucia. Todo esto traía como consecuencia la prevista septicemia, de la cual morían gran parte de los individuos inoculados».

La cruel compasión de Gray: El estafador y falsificador de arte Martin Gray, al que muchos historiadores le han dado tribuna, aseguró que en Treblinka se le destinó a la tarea de sacar a los muertos de las Cámaras de Gas recién usadas. Con un tono de congoja, señala que si en el proceso encontraba algún niño o bebé todavía vivo, lo estrangulaba con sus propias manos, por razones humanitarias, «para que no sufriera». Hoy se sabe que Gray jamás estuvo en Treblinka.

Las Lámparas de Piel Humana: La declaración de uno de los «sobrevivientes» de Buchenwald, expuesta en Nüremberg durante el juicio contra Ilse Koch, esposa del Comandante del Campo, dice lo siguiente: «Todos los prisioneros que tenían tatuajes recibieron la orden de presentarse en el dispensario... Después que fueron examinados, los que llevaban tatuajes más interesantes y más artísticos fueron muertos por medio de inyecciones. Sus cuerpos fueron en seguida enviados al servicio patológico donde los pedazos de piel tatuados fueron extraídos y remitidos a la mujer de Koch, quien hizo fabricar con esta materia prima algunas pantallas y otros objetos de ornamentación».

500 hombres a la tina helada: En el libro «Los Campos de Concentración», se expone el testimonio del «sobreviviente» Martin Winterberger, según el cual 32 presos murieron en Diciembre de 1941 a causa de un paquete de tabaco que alguien robó a un guardia. Según su declaración, fueron obligados a desvestirse 500 sospechosos del robo, a 8° bajo cero de temperatura ambiente, empezando algunos a morir de frío hasta el mediodía. Como nadie admitió ser responsable, y al ver que algunos transpiraban por la fiebre, uno de los guardias gritó: «¡Estos tienen calor, y bien... Se les va a refrescar!». Acto seguido, LOS 500 HOMBRES fueron metidos en «bañeras llenas de agua helada», donde se desvanecían o simplemente se ahogaban.

¡¡¡Un Vaporizador de Hombres en Autschwitz!!!: Este relato debe estar entre los primeros lugares de idotez y ridiculez... En el Tribunal de Nüremberg, el fiscal mayor de los Estados Unidos, señor Robert Jackson, seguramente desesperado por agregarle más muertos imaginarios a las listas, aseguró que los guardias de Auschwitz contaban con un moderno «invento» con el que «vaporizaron» a 20.000 judíos prisioneros, según sus palabras, «en una forma tal que no quedaba ningún rastro de ellos».

Cianuro inteligente que elige a su víctima: El «sobreviviente» polaco Oscar Bergendeclara que, luego de ser ubicado en Treblinka, se le encargó bajar los muertos gaseados en los vagones de los trenes (muertos allí para ahorrar tiempo) que eran conducidos así directamente desde los ghettos hasta el crematorio. Bergen dice que los cadáveres acababan de ser ejecutados, y los sacaba cuando todavía tenía olor al cianuro, sin que él resultara intoxicado jamás.

La Última Cena: En 1953 se «encontró» por casualidad y enterrado un supuesto manuscrito anónimo de un detenido de Auschwitz, dentro del mismo campo, en el que se lee que a los presos que eran conducidos a las Cámaras de Gas se les ofrecía un «último favor», y ellos sólo solicitaban deseperados «un pedazo de pan».

Hitler fue un «Hombre Lobo»: El «prestigioso» antropólogo inglés Robert Eisler, escribió en 1951, en «Man into Wolf», que a Hitler le encantaba pasear entre los cadáveres de los Campos de Batalla y de los Centros de Exterminio, agregando que esto se debe a un sadismo derivado de una licantropía severa, pues ERA UN HOMBRE LOBO. De ahí su decisión de matar judíos en masa (como corderos). Eisler señala como prueba de su teoría que, en una oportunidad, encontraron a Hitler en cuatro pies mordiendo una alfombra en su despacho.

Peleando por Aire: El Doctor Nyiszli, supuesto médico legista húngaro, describió las ejecuciones de gas agregando detalles patéticos como que «al abrir las puertas de las cámaras, los cadáveres no estaban diseminados por todas partes, sino que apilados hasta el techo de la pieza». Y luego agrega explicando el fenómeno: «Es que el gas subía desde las capas inferiores hasta arriba, obligando a los desgraciados a pisotearse y encaramarse unos sobre otros». Hoy se sabe que este tal Nyszli jamás existió, siendo un invento de los periodistas judíos franceses, entusiasmados con sumarse a la ola de escritores de horror holocáustico.

Antes de pasar al siguiente ítem —que es mucho más serio—, dejamos aquí unos videos más que nos muestran, en tono jocoso, más mentiras absurdas sobre el Holocuento:


LA VERDADERA RAZÓN DEL HOLOCUENTO

Curioso resulta ser que muchos autores Revisionistas se avocan tanto en defender su trabajo de revelación de la verdad que olvidan, en alguna medida, explicar las razones de haber levantado esta monstruosa maraña. Nosotros trataremos de dar un paso adelante al respecto...

La cantidad de beneficios que ha obtenido el Sionismo Internacional con el asunto del Holocuento (llamado entre ellos como «Shoá») es tan grande y descarada, que bien podría creerse que, de haber sido cierta la farsa de los seis millones, ha sido una verdadera fortuna para el mundo sionista el que tantos judíos hayan sido sacrificados. Alemania ha debido pagar al Sionismo indemnizaciones de los más diversos tipos, derivadas de sus «culpas por los crímenes» por los pobrecitos judíos de la Segunda Guerra: 6 millones de libras esterlinas que se utilizaron en la fundación del Estado de Israel, hasta entonces inexistente como tal.

Desde ese momento, se ha continuado con esta exigencia de sumas escandalosamente altas a Alemania, más otras realmente ridículas, como el «reembolso de desertores», que se deben pagar a quienes escaparon de los campos de batalla de la Segunda Guerra, situación por la cual la Ley Marcial ejecuta de inmediato a cualquier desertor en el resto del mundo, y especialmente en Israel. Otras sumas son abusos descarados: la obligación de pensionar gratuitamente a cientos de miles de inmigrantes que llegan año a año hasta Alemania.

Para el año 2030, Alemania deberá completar un pago a Israel con la increíble suma de... ¡20 BILLONES DE MARCOS!, por este tipo de compensaciones y reparaciones «morales».

Sin embargo, Israel ve con espanto cómo se van acabando las vigencias de los distintos pagos que debe hacerle Alemania a su falso Estado, mientras la economía de este último no ha logrado independizarse, pues uno de los fraudes más grandes de la historia contemporánea es el supuesto éxito de la economía israelí, con sus mentadas colonias de trabajo; en realidad han sido el más rotundo fracaso.

La economía de Israel ha sido planteada como un éxito y un ejemplo para el mundo. Todo esto es falso, y el Sionismo Internacional lo sabe de sobra. La base de la sustentación nacional de Israel es la cantidad degenerada de pagos e indemnizaciones que debe hacerle Alemania desde el final de la Segunda Guerra y luego del sacrificio ritual de los Jerarcas Nazis en el circo de Nüremberg. Las compensaciones morales por los supuestos muertos se cobran todas en dinero, a pesar de la evidencia que existe en contra de esa supuesta cantidad de muertos.

Las fotografías de los pobres moribundos en los campos de trabajo remunerado, conocidos para la posteridad como «Campos de Exterminio», son la prueba de los bombardeos aliados sobre las carreteras y las líneas férreas en su intento de aislar a Polonia y algunas provincias alemanas de las fuerzas del Reich, cortando con ello los suministros de alimentos y medicinas. Así como lucían los judíos de los Campos de Concentración, se veían todos los demás habitantes de esa región y hasta los propios encargados de los Campos, pero fotografías de ellos no existen. Bajo el criterio de credulidad absoluta mostrado por los jueces de Nuremberg, hubiese bastado con una pequeña cantidad de las fotos que ya existen para convencerlos de la existencia del Monstruo del lago Ness o de los Platillos Voladores.

Gracias a los dineros rapiñados como indemnizaciones y compensaciones es que Israel ha podido ser fundada y mantenida. Sus experimentos, como los famosos y tan bien vistos «Kibutz», han sido un gastadero de dinero que ya no puede ser sustentado por el Estado, obligando a muchas de esas curiosas comunidades a adoptar perfil de cooperativa empresarial, lo que está mucho más acorde a la personalidad especulativa y a su economía mundialista.

Siendo así la situación, no es raro que el Sionismo vea con horror como gran parte de los pagos de indemnizaciones por el inexistente Holocausto comienzan a terminar, y como cae con ello su más glorioso logro, como fue inventar un país en los mapas del Medio Oriente.

Se les hace urgente hacer la propaganda holocáustica más y más repetitiva, especialmente a las nuevas generaciones, para así crear los sentimientos de culpa colectivos, principalmente dirigidos al pueblo europeo, para sacar de ellos el dinero necesario para las próximas décadas: demandas contra las compañías automovilísticas, contra los bancos suizos, y contra todo aquello de lo que se pueda sacar dinero. Demandan a la industria automovilística europea por haber trabajado con «judíos esclavos» durante la guerra, como la General Motors, cosa improbable técnicamente. La misma calumnia cayó sobre la Ford, una compañía particulamente odiada por los Sionistas, desde que las ideas de su fundador Henry Ford, quedaron plasmadas en su libro «El Judío Internacional». También fue incluída en el juego laBMW y la Volkswagen, despreciada por el Sionismo por la creación del «Auto del Pueblo» del ingeniero Porsche, adepto del Führer. Demandaron a la Lufthansa con estas mismas injurias, así como al Dresdner Bank, el Commerzbank y el Deutsche Bank. La idea es sacar dinero de cuanta fuente se pueda, valiéndose del fraude del Holocuento, seis millones de mentiras creativamente alimentadas por esa morbosidad sionista que expresa su profunda crueldad y odio por la vida ajena.

Se valen de la propaganda para mantener vivo el tema del Holocuento. El famoso«Diario de Ana Frank», que se obliga a leer a casi todos los niños del mundo, está dentro de esta propaganda. Se sabe de su falsedad por análisis hechos en laboratorios de Francia y de Suecia, especialmente en lo referido al método de escritura, incompatible con los tipos de lápices y plumas de la época, y aún así sigue siendo tomado por auténtico. La niña que lo escribió, llamada Anne, en realidad falleció de tifus, y no ejecutada como se da a entender. Antiguas ediciones en español de este libro traían este comentario sobre las verdaderas razones de su desceso, pero fue suprimido posteriormente. Además, ya se vió lo ridículo de este fraude cuando el escritor judío Meyer Levin demandó al padre de Anne, el señor Otto Frank, por los derechos de «dramatización» del libro.

Junto a este libraco, están las películas que van desde «Holocausto» hasta «La Lista de Schindler», todas ellas fantasías narrativas sin argumento histórico ni documental, al punto de que la propia viuda de Oscar Schindler reclamó por la falsedad de la película sobre este empresario alemán medio judío, a poco de estrenarse el filme de Spielberg. Sin embargo, parte del público las recibe bien y las cree, tomándolas como argumentos documentales. Es la forma en que el judío presenta estas historietas al resto de los hombres... Es el argumento que usó también para reclamar los 1.200 millones de dólares que debía pagarle la banca suiza a un grupo de timadores judíos en el bullado caso del «Oro Nazi» de 1998 y las posteriores compensaciones austríacas reclamadas en el 2000 por «residencias robadas a los judíos» durante la guerra.

Sólo como ejemplo, veamos una de las tantas noticias al respecto. Nótese las cantidades mencionadas:


«Sabado, 15 de Agosto de 1998
»La banca suiza compensará a las víctimas del nazismo con 1.250 millones de dólares:

»EXPANSIÓN. Madrid. Más de medio siglo después del final de la Segunda Guerra Mundial y tras casi dos años de pleitos, UBS y Credit Suisse, los grandes bancos suizos que bloquearon las cuentas abiertas por las víctimas del Holocausto nazi, han acordado compensar a sus herededos con 1.250 millones de dólares, alrededor de 187.000 millones de pesetas. Los bancos suizos y los familiares de las víctimas del Holocausto comienzan a ver el final del túnel. En la madrugada del miércoles, y tras meses de infructuosas negociaciones, UBS y Credit Suisse alcanzaron en Nueva York un acuerdo con los abogados de los demandantes.

Los dos mayores bancos helvéticos pagarán 1.250 millones de dólares a los familiares de las víctimas del nazismo por las llamadas cuentas dormidas. Se trata de cuentas bancarias abiertas antes o durante la Alemania nazi, pero cuyos fondos nunca fueron reembolsados por sus propietarios o herederos tras el final de la II Guerra Mundial. Algunos casos fue por desconocimiento y otros, por ciertos obstáculos, como es el de algunos familiares que no han podido recuperar los ahorros de sus progenitores, fallecidos en los campos de concentración, porque las entidades exigían un certificado de defunción. Los bancos han reconocido errores en la gestión de estos fondos, pero niegan haber actuado deliberadamente».Y si la desinformación sobre el llamado Holocausto persiste y se acrecienta por estos últimos años, se debe exclusivamente a la necesidad de los Sionistas de captar nuevos dineros explotando el asunto y manteniéndolo vigente en la sociedad, a pesar de cuán aburrido tiene al tema a un gran sector de la sociedad que no asiste a estas películas, no lee esos libros y hasta hace mofa de esa supuesta tragedia, al hacerse cada vez menos creíble, producto de esa misma repetición hipnótica.

Sólo en Estados Unidos las organizaciones sionistas habían gastado, hasta Octubre de 1999, cerca de 250.000 dólares en avisos publicitarios a página completa, donde eran difamados los nombres de empresas como la Ford, Siemens, Bayer, Mercedes-Benz y varias compañías más por el mito de que «trabajaron con esclavos judíos». Para evitar conflictos, 16 de estas compañías ofrecieron pagarles la suma de 3.300 MILLONES DE DÓLARES EN COMPENSACIONES, de los que más de 2.000 iban a ser aportados (¡era que no!) por el Estado Alemán. Sin embargo, los abogados y los acongojados «familiares de la víctimas» rechazaron indignados la oferta por encontrarla «muy baja»... ¡Querían 25.000 millones de dólares!

Un gigantesco monumento destinado a Berlín es quizás un punto culminante en los medios de esta campaña pro-holocáustica. Aquí en Chile se realizan exposiciones todos los años sobre el asunto y hasta tuvieron el poder de proponer quitarle el nombre a la calle Mariscal Petáin por su relación con el Nazismo. Existe además, un proyecto para fundar aquí un «Museo del Holocausto», financiado en gran medida con dineros públicos. La campaña sigue, y sigue, y sigue...

Pero por sobre todos estos propagandismos siempre estará la Verdad, aún cuando esté momentáneamente en manos de pocos. Tal como la falsedad de su Nación-Estado, la fantasía apocalíptica del Sionista no durará demasiado con el pasar de los años, pues llegará el momento en que caiga con su insostenible economía israelí.

Y por sobre las fábulas de muertos por millones y de cámaras de gases estarán documentos tan indesmentibles como los Informes de la Cruz Roja, al final de la guerra; ellos tuvieron acceso durante todo el conflicto a los Campos sin que jamás reportaran las atrocidades descritas. Además, sus informes señalan feacientemente que los judíos muertos durante la guerra cayeron en los bombardeos, en los Campos que quedaron incomunidados por la destrucción de las vías y por la epidemia de tifus que mató por igual a todos, alemanes, polacos o judíos.

Ahora, la última arremetida ha sido contra Argentina, la segunda nación del mundo en población judía. Los misteriosos atentados contra edificios judíos de Buenos Aires han servido de excusa para generar en Argentina una psicosis colectiva; un «miniholocausto» local. Se han hecho intentos, además, por perfilar una figura legal de «genocidio de judíos» durante los gobiernos militares de Argentina de 1976 a 1983, del cual los Sionistas sacarían jugosas compensaciones y grandes progresos en su siniestro Plan Andinia, destinado a fundar una segunda Israel en la Patagonia argentina y chilena.
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A continuación tenemos algunos de los muchos recortes de prensa y artículos mostrando el cabalístico número "6.000.000", que se remontan al año 1900.

Noten las referencias permanentes de multitud de autores a los "seis millones de judios", la mendicidad continua por el dinero y la tierra (Palestina), y el término "holocausto" utilizado mucho antes de los acontecimientos de la década de 1940. También cabe destacar que los autores de la gran mayoría de estos artículos de propaganda eran los más ricos de los banqueros judíos de Wall Street, así como líderes de los grupos de presión SIONISTAS.


1900
Al lider Sionista 'americano', el rabino Stephen S. Wise , se fue de la lengua respecto a la agenda sionista detrás de la patraña del Holocausto: promover la simpatía pública hacia el Sionismo (y la toma de Palestina). "Hay 6.000.000 viviendo, sangrando, sufriendo los argumentos a favor del sionismo." "ZIONISTS" MASS MEETING: Rabbi WIse's Address." New York Times. Junio 11, 1900



1905
El New York Times informa : "De 1890 a 1902 él causó la expulsión de 6.000.000 de familias judías de Rusia"


1906



Un publicista Judío se dirige a una audiencia en Alemania en el que afirmaba que el Gobierno ruso tenía una "solución de la cuestión judía", y que esta solución implica el "exterminio" de "6.000.000 de Judios". Por supuesto, los rusos nunca tuvieron ningún tipo de plan, pero la historia de ficción fue resucitada durante la Segunda Guerra Mundial, en esta ocasión con los alemanes como objetode las acusaciones.



1920


Algunos inclusive recuerdan la increíble e histérica demanda hecha por el entonces gobernador del Estado de Nueva York, ya en 1917-18, (!) de que los alemanes habían ". . exterminado a millones de judíos." Aún más diciente era la demanda sobre los ". . seis millones"! (Glynn, Martin, La crucifixión de los judíos debe parar, El Hebreo Americano, 31 de octubre de 1920.)

Martin H. Glynn, The Crucifixion of Jews Must Stop!,
The American Hebrew, 31 de octubre de 1919.




El 31 de octubre de 1919 el ex-gobernador del Estado de Nueva York Martin H. Glynn publicó un artículo titulado ¡La crucifixión de los judíos debe detenerse! (The Crucifixion of Jews Must Stop!) en el periódico The American Hebrew (El hebreo americano)donde aparecía ya la cifra de los seis millones de judíos y describió las condiciones de los judíos en Europa como un "Holocausto" potencial.:
Al otro lado del Atlántico seis millones de hombres y mujeres reclaman nuestra ayuda... seis millones de seres humanos... están muriendo. En el posible Holocausto de la vida, seis millones de famélicos... (etc.).
Esta cifra es de cierta importancia en el misticismo judío ya que está basado en fuentes cabalísticas[Ben Weintraub, El Dogma del Holocausto: La Clave del Nuevo Orden Mundial, Publicaciones Cosmos, 1994], así como en el Talmud, lo cual indica que dicha cifra se intentó imponer desde entonces de modo que el mundo viera necesario el establecimiento de un Estado judío soberano, sin embargo, la propaganda fracasó.


El 20 de mayo de 1920, el Congreso Judío Americano escribía:


Fondo para víctimas judías de la guerra en Europa Central, donde seis millones enfrentan horrorosas condiciones de hambre, enfermedad y muerte.


Incluso artículos del New York Times anteriores a 1927 ya hablan también de conceptos tales como "seis millones de judíos" y "holocausto"


Segunda Guerra Mundial La cifra de los seis millones persiste


El 9 de mayo de 1942, Nahum Goldmann quien fuese posteriormente presidente del Congreso Mundial Judío, estimaba con mucha anticipación que de los ocho millones supuestamente al alcance de Hitler, sólo dos o tres millones sobrevivirían a la guerra (aún si ésta durara seis años o muchos más), lo que haría un total de cinco o seis millones de judíos muertos, pero según los datos aportados por la historia oficial habrían sobrevivido cinco millones, lo que indica que la cifra de los seis millones, previamente concebida, sólo se estaba ajustando a cualquier dato posterior que fuese presentado. Después de la guerra todas las estadísticas demográficas fueron adulteradas con el fin de ajustarlas para no contradecir las cifras oficiales de fallecidos.


En su edición de febrero de 1943, el Reader's Digest ya mencionaba el número de seis millones como el total de las víctimas judías. Esta mención se le debe a un guionista judío de Hollywood llamado Ben Hecht. En 1944 el Rabino Michael Dov Weissmandel escribió varias cartas pidiendo ayuda para salvar a los judíos en Europa.Nótese nuevamente que ya desde entonces se cita el número de las víctimas, mucho antes de que terminara el conflicto, y por lo tanto, antes de realizar los Juicios de Nüremberg, antes de que se hicieran públicas las estadísticas demográficas del régimen nacionalsocialista y antes de las primeras menciones públicas sobre las cámaras de gas.


¿Cómo mantenéis silencio frente a este gran crimen... mientras miles de miles, alcanzando ahora los seis millones de judíos han sido asesinados? Rabino Michael Dov Weismandel, Carta del 15 de mayo de 1944.

Hasta la fecha, seis veces un millón de judíos de Europa y de Rusia han sido aniquilados
Rabino Michael Dov Weissmandel, Carta al Vaticano del 31 de mayo de 1944.


Luego, en diciembre de 1944, el propagandista judío soviético Ilya Ehrenburg incorpora la cifra de los seis millones a la propaganda soviética, conociendo así la cifra de las supuestas víctimas antes de la liberación de Auschwitz[Hoffmann, Joachim, Stalin's War of Extermination (1941-1945), 1995]. La mejor distracción es la propaganda de atrocidades contra el enemigo Por otra parte, este tipo de tácticas acusatorias sobre atrocidades fue ampliamente utilizada también por los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial en forma extensiva y una parte de la evidencia de este hecho se observa en la siguiente nota del 29 de febrero de 1944, que el Ministerio Británico de Información envió al más alto clero británico y a la BBC:


Señor, Dirigido por el Ministerio, le envió a Ud. la siguiente carta circular: Es a menudo el deber de los buenos ciudadanos y de los cristianos píos cerrar los ojos frente a las peculiaridades de aquéllos que se asociaron con nosotros. Pero llegará el tiempo en el cual tales peculiaridades, que aún se niegan en público, deberán tenerse en cuenta cuando llamemos a la acción. Nosotros conocemos los métodos de gobierno empleados por el dictador bolchevique en la misma Rusia mediante, por ejemplo, los escritos y discursos del Primer Ministro durante los últimos veinte años. Sabemos cómo se comportó el Ejército Rojo en Polonia en 1920 y sólo recientemente, en Finlandia, Estonia, Letonia, Galicia y Besarabia. Por consiguiente, ciertamente debemos tener en cuenta cómo se comportará el Ejército Rojo cuando desborde Europa Central. A menos de que se tomen precauciones, los horrores inevitables que obviamente sucederán, generarán una tensión indebida en la opinión pública de este país. No podemos reformar a los bolcheviques pero podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para salvarlos - así como a nosotros - de las consecuencias de sus actos. Los descubrimientos del pasado cuarto de siglo generarán meras negaciones poco convincentes. La única alternativa a la negación es distraer la atención pública del asunto entero. La experiencia ha demostrado que la mejor distracción es la propaganda de atrocidad dirigida contra el enemigo. Desgraciadamente el público ya no es tan susceptible como en los días de "la Fábrica de Cadáveres", "los Bebés Belgas Mutilados", y "los Canadienses Crucificados". Por consiguiente se busca seriamente su cooperación para distraer la atención pública de lo realizado por el Ejército Rojo mediante su apoyo sincero en varios cargos contra los alemanes y japoneses que han sido y serán puestos en circulación por el Ministerio. El expresar sus creencias en cosas así puede convencer a otros.

Soy, Señor, Su obediente sirviente, H. Hewet, Secretario Asistente, P.S: El Ministerio no puede entrar en correspondencia de cualquier clase con respecto a la presente comunicación, la cuál sólo debe revelarse a personas responsables. (Rozek, Edward J., Allied Wartime Diplomacy: A Pattern in Poland , John Wiley and Sons, NY. página 209-210)
Según los documentos de los archivos del departamento inglés responsable de la guerra psicológica, el Political Warfare Executive (PWE), en agosto de 1942 llegaron rumores por canales judíos de que los alemanes los estaban matando por millones. El Foreign Office enseguida se daría cuenta de que se trataba de una mentira, no obstante, el PWE decidió emplear esta historia como base contra los alemanes. Se arrojó sobre Alemania millones de papeles hablando de las ejecuciones en cámaras de gas. Fue una mentira de la que empezaron a oír el eco a los pocos meses. En agosto de 1943 los primeros ministros de Checoslovaquia y Polonia, entonces en el exilio de Inglaterra, pidieron a Churchill y a Roosevelt difundir la acusación de que Alemania estaba exterminando a millones de judíos y polacos en cámaras de gas en el Este de Polonia.


Posteriormente, el jefe de la propaganda inglesa envió un mensaje a Winston Churchill en el que desaconsejaba firmar la acusación contra Alemania sobre un genocidio de judíos:


He descubierto que se trata de una mentira que puede poner en peligro a nuestra propaganda. Declarando pocos meses después: No sé cuánto tiempo más podremos mantener que los alemanes están matando judíos en cámaras de gas. Es una mentira grotesca, como la de que los alemanes en la I Guerra Mundial fabricaban mantequilla con los cadáveres de sus enemigos, y aquello hizo perder la credibilidad a nuestra propaganda.


Al acabar el conflicto Churchill escribiría 6 volúmenes sobre todos los detalles de la Segunda Guerra Mundial. En esas 4.448 páginas, no hace mención alguna a las supuestas "cámaras de gas" o un genocidio de los judíos. Dos mentiras que de llegar a descubrirse podrían desacreditar completamente su trabajo literario


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Sacadas de las 50.000 entrevistas a supervivientes del holocausto que una entidad israelí realizó, los judíos cuentan su vida en el campo:

iban al cine, hacían obras de teatro, jugaban al fútbol, tenían su propia moneda con la que los alemanes les pagaban y con la que compraban productos en la cantina, como cerveza…

En concreto, un judío comenta entre risas cómo se organizó un partido entre los presos y los guardias alemanes y cómo uno de los judíos quiso participar en el bando de los alemanes. Lo importante de la anécdota es que el campo de fútbol en Auschwitz estaba justo al lado que las supuestas cámaras de gas en donde cada día,supuestamente, mataban a miles de judíos…
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Otra superviviente cuenta cómo decoró el barracón del campo de concentración que se usaba como sala de juegos infantil con pinturas bucólicas, ayudada por niños, que se usó para una representación de “Blancanieves y los siete enanitos”.