viernes, 26 de diciembre de 2014

Los bankster.






La palabra "bankster", mezcla de banker, banquero y gangster, criminal pandillero, fue utilizada por primera vez por el político, periodista y militar belga León Degrelle en 1937, como un término peyorativo para los altos financistas, especuladores y deshonestos, y para los banqueros en sí mismos, vistos como criminalmente irresponsables o como extorsionistas con respecto al dinero de los contribuyentes. Stephen Mitford Goodson es un "banquero" y político de Sudáfrica, que fue desde 2003 hasta el año pasado, por su calidad de accionista, uno de los directores del South African Reserve Bank, el banco central de Sudáfrica, y es líder del Partido por la Abolición de los Impuestos a la Renta y la Usura. Goodson, un reformador monetario, descendiente de la aristocracia inglesa y admirador de los logros sociales del Tercer Reich, ha afirmado que la gran mentira del "Holocausto" tiene como objetivo fundamental extraer, a manera de compensación, enormes cantidades de dinero de los alemanes.
Escribió un libro titulado "Bonaparte & Hitler versus the International Bankers" (2004) donde sostiene que la Segunda Guerra Mundial fue provocada por el éxito económico de Alemania, cuando los banqueros internacionales financiaron y manipularon la guerra contra Hitler porque ellos vieron que su modelo de capitalismo estatal era una amenaza para sus formas de usura; luego ellos desacreditaron todo ese período como algo de gran maldad, para mantener a la gente ciega ante lo que es posible. Goodson sostiene que la misma razón (un sistema bancario libre de usura) es lo que llevó a que Naciones Unidas respaldara la agitación en Libia que terminó con la vida de Kaddafi y con su representada amenaza al capitalismo global. El hecho de que el activista señor Goodson criticara en algunos sitios web la acción política de los banqueros judíos en la política británica y en el régimen de la Alemania anterior a la 2ªGM llevó a que el equivalente sudafricano del AIPAC, el SAIPAC, exigiera, con su típico estilo llorón, al Reserve Bank que lo despidiera, renunciando al banco el señor Goodson en Mayo de 2012.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Los Hipnotizadores Culturales

Algunos argumentarían que las cosas no serían tan malas si las industrias no estuvieran siempre tan preocupadas por maximizar sus ganancias. Todavía tengo que encontrar a un codicioso director corporativo dispuesto a saquear el mundo para llenar su propio bolsillo. La mayoría de ellos vive de salarios, preocupados más por la seguridad de tener un trabajo que de producir ellos mismos más dinero, las ganancias que ellos hacen van a sus inversionistas. El crecimiento económico sostenido requiere, la producción de más y más bienes. La mayoría de la gente en los países más desarrollados ya tiene las cosas que necesita para su bienestar físico, de modo que ellos tienen que ser persuadidos a comprarlas por otros motivos. El candidato obvio es la satisfacción de sus necesidades psicológicas, las necesidades de seguridad, aprobación, auto-estima, poder, estímulo, amor y otras similares. Pero los productores de todos estos bienes superfluos sólo fingen que les gustaría satisfacer estas necesidades interiores. Si llegáramos a estar interiormente realizados no caeríamos como una presa fácil de la publicidad y no compraríamos tantos de sus bienes, y ésta es la última cosa que ellos quieren. La sociedad está atrapada en un círculo vicioso. Nuestra creencia de que el bienestar material es el camino al bienestar interior es la base de nuestro amor al dinero. Nuestro amor al dinero nos conduce a querer hacer más dinero a partir del dinero que tenemos, y de esa manera al cobro de interés por préstamos. El cobro de interés conduce a la necesidad del crecimiento económico continuo, y a la necesidad de producir y vender cada vez más productos superfluos. Y para mantenernos comprando todos esos productos nos tienen que mantener creyendo que el bienestar material es el camino al bienestar interior.


Por esta razón permanecemos encerrados en un conjunto de presunciones anticuadas. Ésta es la raíz de nuestra hipnosis cultural colectiva.

sábado, 20 de diciembre de 2014

La negación del verdadero genocidio

El arte de hacer la vista gorda ante el genocidio. El encarcelamiento del negador del Holocausto David Irving en Austria nos recuerda lo fácil que es imitar el mal aún cuando lo denunciamos. La ley que condenó a Irving es del tipo que habría sido invocada por los nazis, aunque lo habrían hecho con intenciones diferentes, y constituyó una ofensa rutinaria en “1984” de Orwell.

Muchos no logran ver esta ironía porque están involucrados en la mayor negación del Holocausto de todas: la negativa de ver seriamente el motivo por el que hubo un Holocausto para comenzar. Culpar de todo al antisemitismo es tan peligrosamente antihistórico como es negar su existencia. Sí, los judíos fueron las víctimas, pero ¿por qué un prejuicio antiguo y generalizado produjo un resultado tan extremo en este caso?


Evitamos esta pregunta porque nos lleva a sitios a los que no queremos ir. Como el papel de la burocracia y la tecnología modernas en la magnificación del mal. Como la fusión de los intereses corporativos y estatales de un modo que el mundo nunca había presenciado antes. Como el que la elite liberal de Alemania no haya enfrentado efectivamente el mal, actitud que la elite liberal de USA repite en la actualidad.


Algunas de las lecciones más importantes del Holocausto son simplemente pasadas por alto. Entre ellas, como ha señalado Richard Rubenstein, el hecho de que sólo podía ser cometido por “una comunidad política avanzada con una policía y una burocracia del servicio público altamente capacitadas, fuertemente disciplinadas.


En “The Cunning of History”, Rubenstein también encuentra paralelos incómodos entre los nazis y sus oponentes. Por ejemplo, un emisario judío húngaro se reúne con Lord Moyne, el Alto Comisionado británico en Egipto en 1944 y sugiere que los nazis podrían estar dispuestos a salvar a un millón de judíos húngaros a cambio de suministros militares. La respuesta de Lord Moyne: “¿Qué voy a hacer con ese millón de judíos? ¿Dónde los voy a poner? Rubenstein escribe: “El gobierno británico no se opuso de ninguna manera a la solución final, mientras los alemanes hicieran la mayor parte del trabajo.” Para ambos países, se había convertido en un problema burocrático, que Rubenstein sugiere que vemos “como la expresión de algunas de las tendencias más profundas en la civilización occidental en el Siglo XX.”


¿A cuántos escolares se les enseña que, en todo el mundo, las guerras del siglo pasado mataron a más de 100 millones de personas? Sólo en la Primera Guerra Mundial, el número de muertos fue de unos diez millones. Gran parte de esto, incluyendo el Holocausto, fue impulsado por una cultura de la modernidad que cambió tanto el poder las instituciones por sobre el individuo que este último se convirtió en lo que Erich Fromm llamó “homo mechanicus,” atraído a todo lo que es mecánico e inclinado contra todo lo que es vivo. Convirtiéndose, en realidad, en parte de la maquinaria – dispuesto a matar o a mirar sólo para que siga funcionando.


Por lo tanto, con eficiencia comparable con Auschwitz, más de 6.000 personas murieron cada día en la Primera Guerra Mundial durante 1.500 días. Rubenstein relata que durante el primer día de la Batalla de la Somme, los británicos perdieron 60.000 hombres y la mitad de los oficiales que les habían sido asignados. Pero la lógica interna burocrática de la guerra no titubeó en absoluto: durante los seis meses siguientes, más de un millón de soldados británicos, franceses y alemanes perdieron sus vidas. El avance total británico: diez kilómetros. Nadie en esa guerra siguió siendo una persona. Las semillas del Holocausto, por lo tanto, pueden encontrarse en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Los individuos se habían convertido en nada mejor que las balas que los mataban: sólo parte del arsenal prescindible del estado.


¿Pero de eso no hablamos, no es cierto? ¿No se lo enseñamos a nuestros niños, verdad?


El problema que presenta la utilización del resultado en lugar de los orígenes del Holocausto como nuestra metáfora y nuestro mensaje es que estamos totalmente desprevenidos ante semejantes prácticas, leyes, y argumentos, que pueden producir resultados similares. Estudiamos las cámaras de la muerte cuando deberíamos aprender sobre los sitios de las que provienen.

Fuente: CounterPunch

viernes, 19 de diciembre de 2014

La Verdad Emergiendo desde un Océano de Mitos

Hubo mucho pseudo-relato fantasioso que fue inmoral y brutal, esta realidad está apareciendo gracias porque hay algunos estudiosos, al menos, son conscientes de que un océano de propaganda de guerra engendra un mito que continúa durante varias décadas, investigadores que tienen un compromiso con la verdad que anula los diversos incentivos para conformarse con el mito. Incluso después de todos estos años, es probable que la última cosa que el público quiera saber es que males enormes e indecibles fueron cometidos tanto por los Aliados occidentales como por la Unión Soviética durante la guerra y sus secuelas. Al final de la guerra, nada menos que 16,5 millones de alemanes fueron expulsados de sus casas,  9,3 millones fueron expulsados de la parte del Este de Alemania, que fue convertida en una parte de Polonia, los otros 7,2 millones fueron forzados a abandonar sus hogares ancestrales en Europa Central donde ellos habían vivido durante generaciones. Esta expulsión masiva fue colocada en el Acuerdo de Potsdam a mediados de 1945, aunque el Acuerdo dejó explícito que la limpieza étnica debía tener lugar en la manera más humana posible. Churchill estaba entre aquellos que apoyaron esto como conducente a una paz duradera. En efecto, el proceso era tan inhumano que quedó registrado como una de las grandes atrocidades de la Historia, aproximadamente dos millones y cuarto de personas morirían durante las expulsiones. Ésta es la cifra menor de tales estimaciones, que van desde 2,1 a 5 millones, si tomamos en cuenta sólo a los expulsados, y de alemanes muertos, por del hambre y exposición al frío extremo a los cuales la población de posguerra de Alemania se vio sometida. Los alemanes se refieren a 1947 como el Hungerjahr, el año del hambre, pero incluso hacia el invierno de 1948 la situación no había sido remediada. La gente comió perros, gatos, ratas, ranas, caracoles, ortigas, bellotas, raíces de diente de león y hongos silvestres en un esfuerzo febril para sobrevivir. En 1946, las calorías proporcionadas en la zona estadounidense de Alemania cayeron a 1.313 hacia el 18 de Marzo desde las 1.550 proporcionadas antes, las agencias extranjeras de ayuda fueron impedidas de enviar comida desde el extranjero; los trenes con comida de la Cruz Roja fueron devueltos a Suiza; a todos los gobiernos extranjeros se les negó el permiso para enviar alimentos a los civiles alemanes; la producción de fertilizantes fue bruscamente reducida, la flota pesquera fue mantenida en sus puertos mientras la gente pasaba hambre.  El sufrimiento por el frío extremo se mezclaba con el hambre para crear la miseria y un enorme número de muertos. Incluso aunque el invierno de 1945-1946 fue normal, la terrible carencia de carbón y comida fue sentida agudamente. Inviernos anormalmente fríos golpearon en 1946-1947. Se cree que sólo en Berlín 60.000 personas habían muerto dentro de los diez primeros meses después del final de la guerra; y el invierno siguiente mató a aproximadamente más de 12.000. La gente vivía en agujeros entre las ruinas, y algunos alemanes, particularmente refugiados desde el Este, estaban prácticamente desnudos.  En su libro Cosecha Macabra, Ralph Franklin Keeling se refiere a una cita de un conocido ministro religioso alemán: Miles de cuerpos están colgando de árboles en los bosques alrededor de Berlín, y nadie se molesta en sacarlos, miles de cadáveres son llevados hacia el mar por los ríos Oder y Elba; uno ya ni lo nota, miles y miles están muriendo de hambre en las carreteras, hay niños vagando solos por las carreteras.


Violación en masa. A lo cual debe añadirse el sexo voluntario obtenido de mujeres muriéndose de hambre.


La ofensiva de violaciones por las fuerzas invasoras rusas es, por supuesto, infamante. En la zona rusa de Austria, la violación era parte de la vida diaria hasta 1947, y muchas mujeres fueron infectadas con enfermedades venéreas para las que no tenían ningún medio de curarlas, las estimaciones conservadoras ponen el número de mujeres de Berlín violadas en 200.000. Cuando los británicos llegaron a Berlín, los oficiales más tarde recordaron el impacto de ver los lagos en el próspero Oeste llenos con los cadáveres de mujeres que se habían suicidado después de haber sido violadas. La edad de las mujeres víctimas de violación iba desde 12 a 75 años. Enfermeras y monjas estaban entre las víctimas, algunas más de cincuenta veces. Los rusos eran particularmente duros con los nobles, prendiendo fuego a sus casas señoriales y violando o asesinando a los habitantes. Aunque la mayor parte de los bebés bastardos rusos no deseados fueron abortados, se estima que entre 150.000 y 200.000 bebés rusos sobrevivieron. Los rusos violaban dondequiera que ellos fueran, de modo que no fueron sólo mujeres alemanas las que fueron violadas sino también mujeres de Hungría, Bulgaria, Ucrania y Yugoslavia, incluso aunque éstas estuvieran en el mismo lado en la guerra.


Había una política oficial contra las violaciones, pero era tan comúnmente ignorada que fue sólo en 1949 que los soldados rusos enfrentaron algún disuasivo real. Hasta entonces, ellos eran incitados por el judío Ilya Ehrenburg y otros propagandistas soviéticos que veían la violación como una expresión de odio. 

jueves, 18 de diciembre de 2014

La Izquierda y la Personalidad Degenerativa

Ya en 1895, el médico y sociólogo húngaro doctor Max Nordau escribió acerca de la degeneración de la cultura y la filosofía como un síntoma de degeneración mental y moral, Nordau proporcionó una perspectiva sobre las revoluciones izquierdistas, dicha teoría postula que los valores de la civilización son una carga insoportable para el mentalmente subnormal, incluyendo a tipos que son tanto lo que podría ser popularmente llamado el genio desequilibrado como el criminal común. De aquí que la "rebelión contra la civilización" sea racionalizada como una doctrina política para el derrocamiento del orden social, y el desencadenamiento de la depravación acumulada.

El doctor Nordau describió varios tipos de marginalidad social, que a menudo incluyen a los altamente inteligentes:
Un buen número de designaciones diferentes se ha encontrado para estas personas, los llaman los habitantes de la zona limítrofe, o sea, los moradores de la zona fronteriza entre la razón y la locura pronunciada, tambien les da el nombre de degenerados superiores. En el desarrollo mental de los degenerados, nos encontramos con la misma irregularidad que hemos observado en su crecimiento físico. La asimetría de cara y de cráneo encuentra su contraparte, como debiera ser, en sus facultades mentales, algunas de estas últimas están completamente atrofiadas, y otras mórbidamente exageradas, aquello de lo cual carece casi todo degenerado es del sentido de moralidad y de lo que es correcto e incorrecto, para ellos no existe ninguna ley, ninguna decencia, ninguna modestia, a fin de satisfacer cualquier impulso momentáneo, o inclinación o capricho, ellos cometen delitos e infracciones con la mayor tranquilidad y auto-complacencia, y no entienden que otras personas puedan sentirse ofendidas. Cuando este fenómeno está presente en un alto grado, hay, sin embargo, etapas inferiores en las cuales el degenerado no se compromete quizá a ningún acto que lo ponga a él en conflicto con el código penal, pero al menos afirma la legitimidad teórica del delito; busca, con una grandilocuencia que aparenta ser filosófica, demostrar que "bueno" y "malo", virtud y vicio, son distinciones arbitrarias; entra en éxtasis cuando se trata de malhechores y sus hechos; profesa descubrir bellezas en las cosas más bajas y más repulsivas, e intenta despertar el interés, y una supuesta "comprensión", hacia cada bestialidad. Las dos raíces psicológicas de la locura moral, en todos sus grados de desarrollo, son, en primer lugar, el egoísmo ilimitado, y, en segundo lugar, la impulsividad, es decir, la incapacidad de resistir un impulso repentino orientado a cualquier hecho; y estas características también constituyen los principales estigmas intelectuales de los degenerados. El degenerado no puede ser un genio. Una mente mal equilibrada es capaz de las concepciones más altas, mientras que, por otra parte, uno se encuentra en la misma mente con rasgos de mezquindad y estrechez que son más chocantes aún a partir del hecho de que dichos rasgos coexisten con las cualidades más brillantes. En cuanto a su intelecto, ellos pueden lograr un alto grado de desarrollo, pero, desde un punto de vista moral, su existencia es completamente desquiciada... Un degenerado empleará sus brillantes facultades tanto al servicio de algún magnífico objetivo como para la satisfacción de sus propensiones más bajas.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La Damnatio Memoriae del Nacionalsocialismo

Un nacionalsocialista se convierte en alguien estigmatizado para siempre, mientras que el hecho de haber sido comunista no acarrea ninguna pérdida de prestigio ni de status social, incluso para quienes nunca han expresado arrepentimiento alguno. La menor vinculación, real o supuesta, con una ideología de la que se supone, con o sin razón, que tenga la más remota relación con el nacionalsocialismo, constituye una marca de infamia que acarrea la denuncia y la exclusión. Un escritor del colaboracionismo francés de la Segunda Guerra forma parte para siempre de los "malditos", pero a un escritor o a un artista estalinista no se le niega ningún homenaje a causa de su estalinismo. Se podrían dar incontables ejemplos de esto. diferencia de trato, la misma afecta tanto a los hombres como a las ideas, también pesa sobre el panorama político, el nacionalismo es corrientemente asimilado al Fascismo, el cual es a su vez asimilado al nacionalsocialismo, mientras que el socialismo nunca es considerado como potencialmente estalinianista. La Derecha siempre es sospechosa de fascismo, mientras que el comunismo, pese a sus errores, se supone que pertenece a las fuerzas de progreso. La puesta en venta de un libro nacionalsocialista suscita vehementes protestas y cae sobre él el peso de la ley, mientras que la venta de un libro comunista no suscita ningún comentario particular. No se le perdonaría a un escritor fascista haber redactado un himno a la gloria de la Gestapo cosa que, por lo demás, nunca sucedió, pero que Louis Aragon haya podido cantar las virtudes del GPU, Directorio Político Estatal soviético, o que Pablo Neruda se haya extasiado alabando a Stalin nunca ha dañado en lo más mínimo a su reputación. Se hacen burlas del anti-comunismo primario y se alaba a los comunistas porque, al menos, combatieron a Hitler, pero a nadie se le pasaría por la cabeza ironizar sobre el anti-nazismo primario, ni alabar a los nacionalsocialistas por haber combatido al menos a Stalin. Se califica al estalinismo de desviación del ideal comunista, mientras que a nadie se le ocurre ver en el nacionalsocialismo una desviación del ideal fascista. Se tenía derecho a equivocarse sobre el comunismo, pero no sobre el nacionalsocialismo *. En suma, cualquier compromiso con el nacionalsocialismo desacredita absolutamente, mientras que los compromisos con el comunismo siguen siendo considerados faltas comunes y veniales. No sólo la denuncia del nacionalsocialismo sobrepasa a la del comunismo, sino que tiende paradójicamente a incrementarse conforme va pasando el tiempo. Más de cincuenta años después de la caída del Tercer Reich, los crímenes nacionalsocialistas, no los crímenes comunistas, son objeto de una ininterrumpida avalancha de libros, películas, emisiones de radio y televisión. La damnatio memoriæ [condenación del recuerdo] del nacionalsocialismo —enfatiza Alain Besançon—, lejos de conocer la menor prescripción, parece agravarse de día en día. Más de medio siglo después de su muerte, Hitler prosigue una brillante carrera en los medios de comunicación, mientras que Stalin ya está casi olvidado. En 1989 el sistema comunista se desmoronó por sí solo ante los asombrados ojos de quienes, pocos meses antes todavía, aseguraban que el bloque soviético era más poderoso que nunca y que el Ejército Rojo se preparaba a invadir Europa Occidental . Esta implosión, cuyas circunstancias exactas nunca han sido hasta ahora seriamente estudiadas, se produjo sin acarrear ningún gran cuestionamiento entre la opinión. No sólo no se ha llevado en ningún sitio a los antiguos dirigentes ante los tribunales, sino que casi en todas partes salvo en Alemania y en la República Checa se les ha autorizado a proseguir, bajo una u otra etiqueta, su carrera política, habiendo incluso conseguido a veces regresar al poder. En Austria, el ex presidente Kurt Waldheim, antiguo Secretario General de la ONU, sufrió por el contrario un general ostracismo cuando se descubrió su pasado nacionalsocialista. Esta amnistía de hecho no ha suscitado en Occidente ninguna protesta ni ninguna sorpresa especial. Nadie piensa en convertir en museos los antiguos campos soviéticos, ni siquiera en alzar monumentos a las víctimas del terror estaliniano. En Francia, donde un partido nacionalsocialista sería prohibido de inmediato, nadie duda de la legitimidad y hasta de la honorabilidad del Partido Comunista, antiguamente financiado por Stalin y que se mantuvo durante casi medio siglo a las órdenes de Moscú, y ello a pesar de todo lo que hoy se sabe sobre su pasado en la Komintern. Cuando la Derecha le criticó a Lionel Jospin su alianza con dicho partido, él incluso se declaró orgulloso de contar con ministros comunistas en su gobierno. Mientras que ningún fascista francés se ha designado nunca a sí mismo como «hitleriano», los dirigentes del PCF, en cambio, se han glorificado durante mucho tiempo de ser estalinianos. En el pasado, a los anti-fascistas siempre se les creyó de inmediato, mientras que quienes denunciaban el comunismo eran considerados a menudo como fabuladores o espíritus partidistas. El 13 de Noviembre de 1947, después de que Victor Kravchenko hubiera desvelado, en Yo Escogí la Libertad, la realidad del sistema soviético de campos de concentración, el periódico comunista Les Lettres Françaises lo trató inmediatamente de falsificador y de borracho. Ello dio lugar a un juicio por calumnias, que tuvo lugar en París del 24 de Enero al 4 de Abril de 1949. Otro signo revelador: sólo cuando ha sido adoptado por antiguos comunistas decepcionados es cuando se ha empezado a considerar creíble el discurso anti-comunista. Sus pasados extravíos han sido considerados como una especie de garantía de su nueva lucidez, mientras que se sigue considerando sospechoso el hecho de haber sido lúcido desde un comienzo. Y, por lo demás, sólo se les consideró creíbles sobre la base del renombre adquirido en los tiempos de sus antiguos extravíos.


La situación, hoy, sólo ha evolucionado en parte. Dos años después de caído el muro de Berlín, Guy Sitbon todavía podía escribir: Finalmente, ¿es seguro que el comunismo tendrá que enrojecerse por su balance en Rusia, en el Imperio, o en China?. Resulta también significativa la forma en que los medios de comunicación han dado cuenta de la película que Jean-François Delassus y Thibaut d'Oiron [Hitler y Stalin. Amistades Peligrosas, canal FR-3, Nov.-Dic. 1991] han realizado sobre el pacto germano-soviético y el reparto de Polonia: pese a sus evidentes cualidades, se ha podido leer en L'Histoire que la película tendría el defecto de querer demostrar a toda costa que el sistema soviético es la mayor plaga que ha conocido nuestro siglo, efectuando una comparación entre los dos sistemas, el comunista y el nacionalsocialista, que va en detrimento de Stalin. En cuanto a los crímenes del comunismo, todavía se acostumbra frecuentemente a no calificarlos de tales. Jean Daniel escribe por ejemplo que el comunismo estaliniano recurrió a medios nacionalsocialistas, cuando sería probablemente más adecuado a la verdad histórica decir que es el nacionalsocialismo el que utilizó medios comunistas, puesto que fue desde la época de Lenin, y por su expreso mandato, cuando el comunismo se lanzó deliberadamente en la vía del crimen contra la Humanidad como medio de gobierno.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Desilusión impuesta..

El movimiento político o social no gana nada cuando tiene enjambres de seguidores hipnotizados, por el contrario, existe el peligro de una desilusión igualmente grande al despertar de la hipnosis, es por lo tanto del mayor valor para los movimientos de masas poseer adherentes que los sigan no por una obligación inconsciente sino por una convicción consciente, ya que los movimientos de masas tienen la particularidad de dominar al individuo mediante sugestiones y volverlos seres inconscientes. La confianza de la juventud alemana en la búsqueda de su objetivo me parece algo completamente natural. En tiempos de un enorme movimiento y cambio, sólo habría de esperarse que la juventud tomara el timón, porque sólo ellos tienen la audacia y el impulso y el sentido de la aventura. Después de todo, es su futuro lo que está en juego. Ésta es su aventura y su experimento. La generación más vieja naturalmente toma un lugar secundario, y ellos deberían poseer la suficiente experiencia de vida para ser capaces de estar de acuerdo con este necesario curso de los acontecimientos. Ellos también tuvieron su tiempo, una vez. La distancia entre la generación más vieja y la más joven se debe precisamente al hecho de que la generación anterior no siguió la corriente de los tiempos y, en vez de prever aquello, fue alcanzada por la tormenta de una nueva época. Pero eso no es de ninguna manera específico de los alemanes. Es algo que se puede observar en todos los países en este momento. La generación más antigua tiene una dificultad inmensa para descubrir su camino en un nuevo mundo. Los cambios políticos van de la mano con toda clase de otros cambios en el arte, la filosofía, en nuestras opiniones religiosas. En todas partes el viento de cambio está soplando, con un poco de psicología uno puede entender estas cosas, con un poco de conocimiento psicológico, también, habría sido posible prever los cambios. Pero la generación anterior  ha cometido el error imperdonable de pasar por alto al hombre real en favor de una idea abstracta de aquél. Este error está unido al falso intelectualismo que caracterizó al siglo XIX entero. Es sólo por causa de que vivimos en un tiempo activo y responsable, que necesitamos más conciencia y auto-reflexión. En un tiempo como el nuestro, cuando tremendos movimientos políticos y sociales están en marcha, yo como psicólogo, como he dicho, a menudo debo ver gente que siente la necesidad de una orientación psíquica. Esta necesidad refleja un instinto sano. Cuando reina la confusión general, como ocurre en Europa hoy, cuando hay una generalizada fragmentación de opiniones, allí por instinto surge en nosotros una fuerte necesidad de una Weltanschauung común [visión del mundo y de la vida], yo diría, que permite que nosotros tengamos una opinión unitaria de las cosas y discernamos el significado interior del movimiento entero. Si no tenemos éxito en conseguir dicha perspectiva, puede resultar fácilmente que estemos como si hubiéramos sido inconscientemente barridos por los acontecimientos. El auto-desarrollo del individuo es especialmente necesario en nuestro tiempo. Cuando el individuo es inconsciente de sí mismo, el movimiento colectivo también carece de un claro sentido de propósito. Sólo el auto-desarrollo del individuo, es el objetivo supremo de todo el esfuerzo psicológico, puede producir voceros y líderes conscientemente responsables. Como el HOMBRE dijo, un líder debe ser capaz de estar solo y debe tener el coraje para seguir su propio camino. Pero si él no se conoce a sí mismo, ¿cómo va a conducir a otros?. Por eso el verdadero líder es siempre uno que tiene el coraje para ser él mismo, y puede parecerlo no sólo a ojos de otros sino sobre todo ante él mismo.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

El Calvario de un Revisionista

Fue Federico el Grande, Rey de Prusia, quien una vez declaró:
Un organismo jurídico que ejerce injusticias es más peligroso y peor que una banda de ladrones; uno puede protegerse contra estos últimos, pero nadie puede protegerse contra rufianes que utilizan el ropaje de la justicia para llevar a cabo sus viciosas pasiones; ellos son peores que los mayores sinvergüenzas en el mundo y merecen doble castigo.
¡Atrévete a saber! ¡Ten el coraje para usar tu propia inteligencia!..Ningún tribunal en el mundo tiene el derecho o la competencia para decidir de manera autoritativa sobre cuestiones científicas, ningún parlamento en el mundo tiene el derecho de usar la ley penal para prescribir dogmáticamente respuestas a cuestiones científicas, por ello sería absurdo para mí como un divulgador de la ciencia pedir a una corte que determine la validez de los trabajos que he publicado, sólo la comunidad científica es competente y está autorizada para hacer aquello.     La Resistencia Es Obligatoria... Germar Rudolf. Imagine que usted es un científico que ha resumido los resultados de quince años de investigación en un libro, y que poco después de la publicación de ese libro usted es arrestado y arrojado en prisión precisamente por haberlo publicado. Imagine además que usted es consciente con indiscutible certeza de que en el planificado proceso judicial a usted y a sus abogados les estará prohibido, bajo amenaza de procesamiento, demostrar cualquier afirmación real hecha en aquel libro; que todas las otras peticiones para introducir evidencia de apoyo serán rechazadas también; que todos los tribunales, hasta los de apelación suprema, apoyarán tal conducta; que sólo muy pocos de sus colegas de investigación se atreverán a confirmar la legitimidad y la calidad de su libro porque ellos temen una persecución similar, y que los esfuerzos de esos pocos colegas serán en vano también; y finalmente que los medios informativos, los supuestos "guardianes de la libertad de expresión", se unirán a la acusación exigiendo que a usted se le castigue despiadadamente. En una situación como ésa, ¿cómo se "defendería" usted en el tribunal?. Ésta es exactamente la situación kafkiana en la cual me encontré a fines de 2005, después de haber sido repentina y violentamente separado de mi esposa y mi hijo por las autoridades estadounidenses de inmigración de Chicago, deportado a Alemania e inmediatamente arrojado a la cárcel para esperar el proceso, debido a mi libro "Conferencias sobre el Holocausto" (Lectures on the Holocaust) que yo había publicado en el verano de 2005, y por páginas web que promovían éste y otros libros similares. Esto no era un complot contra mí personalmente, sin embargo, porque ésta es la misma situación que cada uno afronta cuando choca con la ley de Alemania que castiga la "negación del Holocausto". La situación es similar en muchas otras naciones, la mayoría de ellas de Europa.

Varios abogados defensores me aseguraron unánimemente que toda la defensa estaba condenada en principio y que yo tendría que esperar una condena de prisión cercana a la pena máxima (cinco años). Otros abogados aconsejaron que yo me retractara de mis opiniones políticas y fingiera remordimiento y contrición, lo que podría ganarme la clemencia del Tribunal. Renunciar a mis convicciones científicas no era una opción aceptable para mí, sin embargo. Una defensa basada en los hechos del caso era imposible, y si se intentaba a pesar de todo, aquello simplemente habría empeorado mi situación, porque en la tentativa de demostrar que mis opiniones eran correctas yo habría repetido una vez más el mismo delito de negar el dogma estatal por el cual yo estaba siendo procesado en primer lugar.  Al final recibí realmente una condena de prisión de 30 meses, que es sólo la mitad de lo que había sido augurado por los abogados, y esto a pesar de reafirmar públicamente mi derecho a expresar mis puntos de vista revisionistas y a pesar de llamar a la resistencia contra las autoridades alemanas. Cuando se trata del "Holocausto", los valores más importantes de la civilización occidental son puestos al revés. Para demostrar esto, cité la clásica definición de ilustración del filósofo Emanuel Kant:

"La ilustración es el abandono del hombre de su auto-provocada inmadurez. La inmadurez es la incapacidad para usar la inteligencia de alguien sin la dirección de otro. Tal inmadurez es auto-provocada, si es que no es causada por la carencia de inteligencia sino por la carencia de determinación y coraje para usar la inteligencia de uno sin ser dirigido por otro. ¡Sapere Aude!¡Atrévete a saber! ¡Ten el coraje para usar tu propia inteligencia! es por lo tanto el lema de la ilustración".

Pero cuando se trata del "Holocausto", la mayor parte de los gobiernos nos disuaden de utilizar nuestra propia inteligencia. Algunos de ellos hasta nos amenazan con procesamientos, y ellos insisten en que sigamos la dirección de otros. Karl Popper caracterizó una sociedad donde las autoridades hacen cumplir una "creencia estatal" e imponen tabúes, como una sociedad cerrada, dogmática y arcaica. La sociedad moderna, abierta, por contraste, estimula la crítica de los dogmas tradicionales. De hecho, éste es su sello principal.


En consecuencia, el dogma y la crítica se oponen el uno al otro como antípodas. En nuestro caso, se trata del Estado opuesto al Revisionismo; o, en otras palabras, los Enemigos de la Ciencia por una parte, contra la Ciencia, por otra:


• El Dogma contra la Crítica
• El Estado contra el Revisionismo
• Los Enemigos de la Ciencia contra la Ciencia


Para el científico, sin embargo, los dogmas y los tabúes son estrictamente inaceptables. No voy a abusar de la paciencia del lector reiterando mis explicaciones sobre las perversiones del sistema de justicia alemán para perseguir a disidentes pacíficos. Me restringiré simplemente a un resumen de una comparación con la cual introduje mis observaciones legales en el tribunal. Es una yuxtaposición de las condiciones del actual sistema judicial alemán en general cuando trata con revisionistas en particular. En la Alemania de hoy la situación es aún peor, ya que en los procedimientos ante los Tribunales de Distrito, que manejan delitos "graves", no se sigue ningún protocolo en absoluto sobre quién dice qué y cuándo. Huelga decir que esto abre las compuertas del error y la arbitrariedad. Y aquí está la pervertida justificación dada por las autoridades alemanas de por qué los protocolos están supuestamente obsoletos: Dado que de todas maneras no se pueden apelar las decisiones dictadas por un Tribunal de Distrito en disputas sobre hechos, un protocolo que presente los hechos del caso es innecesario. Entonces aquí usted tiene el núcleo de la judicatura alemana: como ninguna apelación es posible, por lo tanto no se requiere ningún protocolo. Esto tiene su lógica y consecuencia internas, pero ¿no parece más bien una totalitaria república bananera?.

Otro paralelo es que defenderse usted mismo delante de tal tribunal tratando de argumentar que usted tiene razón sólo empeorará su situación, como Solzhenitsyn escribió:

"Incluso si usted hablase en su propia defensa con la elocuencia de Demóstenes, esto no lo ayudaría en lo más mínimo. Todo que usted conseguiría sería aumentar su sentencia".

Esto es lo que le sucedió a Ernst Zündel en Alemania, cuyos abogados defendieron con ferocidad su derecho a expresar su pensamiento, a consecuencia de lo cual Zündel consiguió la máxima sentencia por ser recalcitrante. Más encima sus abogados también fueron procesados, lo cual es otro paralelo con el paraíso soviético del Tío Joe (Stalin), como Solzhenitsyn lo reportó:


"El tribunal bramó una amenaza de arrestar al principal abogado de la defensa" (volumen 1, p. 350).


Como si perseguir a los abogados defensores por sus perfectamente legítimas actividades de defensa no fuera lo suficientemente malo, esto es lo que lo rebasa todo: amenazar también a los testigos con el procesamiento, a los que se atreven a hablar claro en favor de los acusados en procesos por "crímenes de pensamiento" "delitos de opinión", o como Solzhenitsyn dijo:


"Y justo en ese momento el tribunal ordenó el encarcelamiento efectivo de un testigo, el profesor Yegorov...".


Esto me sucedió en 1994, cuando fui convocado por un abogado de la defensa a fin de declarar como un testigo experto. Cuando el Juez Presidente oyó con qué fin la defensa quería que yo testificase, él me advirtió sucintamente que yo sería objeto de procesamiento si declaraba en el estilo del planteamiento del abogado. Por supuesto, nunca se llegó a esto, porque, como Solzhenitsyn correctamente observó:

"A los testigos de la defensa no se les permitió declarar". En Alemania nunca se les permite declarar cuando se trata de revisionistas procesados. Y peor todavía: no sólo se rechaza a testigos que apoyan las opiniones de un revisionista acusado sino toda clase de evidencias: testigos, documentos, expertos. El sistema judicial de Alemania afirma que todo lo referente al "Holocausto" es "evidente por sí mismo", así que no se requiere ninguna prueba en absoluto. En efecto, ellos llegan tan lejos como a procesar a alguien que simplemente se atreva a establecer una petición para presentar tales pruebas, sea él un acusado o un abogado de la defensa. ¡Sí, Alemania ha hecho que sea ilegal la presentación de pruebas exculpatorias!. ¡Ni siquiera Stalin tuvo un instrumento tan ingenioso en su repertorio represivo!. De esta manera, el poder judicial alemán logra eliminar todos los datos no deseados del registro.