Fue Federico el Grande, Rey de Prusia, quien una vez declaró:
Un organismo jurídico que ejerce injusticias es más peligroso y peor que una banda de ladrones; uno puede protegerse contra estos últimos, pero nadie puede protegerse contra rufianes que utilizan el ropaje de la justicia para llevar a cabo sus viciosas pasiones; ellos son peores que los mayores sinvergüenzas en el mundo y merecen doble castigo.¡Atrévete a saber! ¡Ten el coraje para usar tu propia inteligencia!..Ningún tribunal en el mundo tiene el derecho o la competencia para decidir de manera autoritativa sobre cuestiones científicas, ningún parlamento en el mundo tiene el derecho de usar la ley penal para prescribir dogmáticamente respuestas a cuestiones científicas, por ello sería absurdo para mí como un divulgador de la ciencia pedir a una corte que determine la validez de los trabajos que he publicado, sólo la comunidad científica es competente y está autorizada para hacer aquello. La Resistencia Es Obligatoria... Germar Rudolf. Imagine que usted es un científico que ha resumido los resultados de quince años de investigación en un libro, y que poco después de la publicación de ese libro usted es arrestado y arrojado en prisión precisamente por haberlo publicado. Imagine además que usted es consciente con indiscutible certeza de que en el planificado proceso judicial a usted y a sus abogados les estará prohibido, bajo amenaza de procesamiento, demostrar cualquier afirmación real hecha en aquel libro; que todas las otras peticiones para introducir evidencia de apoyo serán rechazadas también; que todos los tribunales, hasta los de apelación suprema, apoyarán tal conducta; que sólo muy pocos de sus colegas de investigación se atreverán a confirmar la legitimidad y la calidad de su libro porque ellos temen una persecución similar, y que los esfuerzos de esos pocos colegas serán en vano también; y finalmente que los medios informativos, los supuestos "guardianes de la libertad de expresión", se unirán a la acusación exigiendo que a usted se le castigue despiadadamente. En una situación como ésa, ¿cómo se "defendería" usted en el tribunal?. Ésta es exactamente la situación kafkiana en la cual me encontré a fines de 2005, después de haber sido repentina y violentamente separado de mi esposa y mi hijo por las autoridades estadounidenses de inmigración de Chicago, deportado a Alemania e inmediatamente arrojado a la cárcel para esperar el proceso, debido a mi libro "Conferencias sobre el Holocausto" (Lectures on the Holocaust) que yo había publicado en el verano de 2005, y por páginas web que promovían éste y otros libros similares. Esto no era un complot contra mí personalmente, sin embargo, porque ésta es la misma situación que cada uno afronta cuando choca con la ley de Alemania que castiga la "negación del Holocausto". La situación es similar en muchas otras naciones, la mayoría de ellas de Europa.
Varios abogados defensores me aseguraron unánimemente que toda la defensa estaba condenada en principio y que yo tendría que esperar una condena de prisión cercana a la pena máxima (cinco años). Otros abogados aconsejaron que yo me retractara de mis opiniones políticas y fingiera remordimiento y contrición, lo que podría ganarme la clemencia del Tribunal. Renunciar a mis convicciones científicas no era una opción aceptable para mí, sin embargo. Una defensa basada en los hechos del caso era imposible, y si se intentaba a pesar de todo, aquello simplemente habría empeorado mi situación, porque en la tentativa de demostrar que mis opiniones eran correctas yo habría repetido una vez más el mismo delito de negar el dogma estatal por el cual yo estaba siendo procesado en primer lugar. Al final recibí realmente una condena de prisión de 30 meses, que es sólo la mitad de lo que había sido augurado por los abogados, y esto a pesar de reafirmar públicamente mi derecho a expresar mis puntos de vista revisionistas y a pesar de llamar a la resistencia contra las autoridades alemanas. Cuando se trata del "Holocausto", los valores más importantes de la civilización occidental son puestos al revés. Para demostrar esto, cité la clásica definición de ilustración del filósofo Emanuel Kant:
"La ilustración es el abandono del hombre de su auto-provocada inmadurez. La inmadurez es la incapacidad para usar la inteligencia de alguien sin la dirección de otro. Tal inmadurez es auto-provocada, si es que no es causada por la carencia de inteligencia sino por la carencia de determinación y coraje para usar la inteligencia de uno sin ser dirigido por otro. ¡Sapere Aude!¡Atrévete a saber! ¡Ten el coraje para usar tu propia inteligencia! es por lo tanto el lema de la ilustración".
Pero cuando se trata del "Holocausto", la mayor parte de los gobiernos nos disuaden de utilizar nuestra propia inteligencia. Algunos de ellos hasta nos amenazan con procesamientos, y ellos insisten en que sigamos la dirección de otros. Karl Popper caracterizó una sociedad donde las autoridades hacen cumplir una "creencia estatal" e imponen tabúes, como una sociedad cerrada, dogmática y arcaica. La sociedad moderna, abierta, por contraste, estimula la crítica de los dogmas tradicionales. De hecho, éste es su sello principal.
En consecuencia, el dogma y la crítica se oponen el uno al otro como antípodas. En nuestro caso, se trata del Estado opuesto al Revisionismo; o, en otras palabras, los Enemigos de la Ciencia por una parte, contra la Ciencia, por otra:
• El Dogma contra la Crítica
• El Estado contra el Revisionismo
• Los Enemigos de la Ciencia contra la Ciencia
Para el científico, sin embargo, los dogmas y los tabúes son estrictamente inaceptables. No voy a abusar de la paciencia del lector reiterando mis explicaciones sobre las perversiones del sistema de justicia alemán para perseguir a disidentes pacíficos. Me restringiré simplemente a un resumen de una comparación con la cual introduje mis observaciones legales en el tribunal. Es una yuxtaposición de las condiciones del actual sistema judicial alemán en general cuando trata con revisionistas en particular. En la Alemania de hoy la situación es aún peor, ya que en los procedimientos ante los Tribunales de Distrito, que manejan delitos "graves", no se sigue ningún protocolo en absoluto sobre quién dice qué y cuándo. Huelga decir que esto abre las compuertas del error y la arbitrariedad. Y aquí está la pervertida justificación dada por las autoridades alemanas de por qué los protocolos están supuestamente obsoletos: Dado que de todas maneras no se pueden apelar las decisiones dictadas por un Tribunal de Distrito en disputas sobre hechos, un protocolo que presente los hechos del caso es innecesario. Entonces aquí usted tiene el núcleo de la judicatura alemana: como ninguna apelación es posible, por lo tanto no se requiere ningún protocolo. Esto tiene su lógica y consecuencia internas, pero ¿no parece más bien una totalitaria república bananera?.
Otro paralelo es que defenderse usted mismo delante de tal tribunal tratando de argumentar que usted tiene razón sólo empeorará su situación, como Solzhenitsyn escribió:
"Incluso si usted hablase en su propia defensa con la elocuencia de Demóstenes, esto no lo ayudaría en lo más mínimo. Todo que usted conseguiría sería aumentar su sentencia".
Esto es lo que le sucedió a Ernst Zündel en Alemania, cuyos abogados defendieron con ferocidad su derecho a expresar su pensamiento, a consecuencia de lo cual Zündel consiguió la máxima sentencia por ser recalcitrante. Más encima sus abogados también fueron procesados, lo cual es otro paralelo con el paraíso soviético del Tío Joe (Stalin), como Solzhenitsyn lo reportó:
"El tribunal bramó una amenaza de arrestar al principal abogado de la defensa" (volumen 1, p. 350).
Como si perseguir a los abogados defensores por sus perfectamente legítimas actividades de defensa no fuera lo suficientemente malo, esto es lo que lo rebasa todo: amenazar también a los testigos con el procesamiento, a los que se atreven a hablar claro en favor de los acusados en procesos por "crímenes de pensamiento" "delitos de opinión", o como Solzhenitsyn dijo:
"Y justo en ese momento el tribunal ordenó el encarcelamiento efectivo de un testigo, el profesor Yegorov...".
Esto me sucedió en 1994, cuando fui convocado por un abogado de la defensa a fin de declarar como un testigo experto. Cuando el Juez Presidente oyó con qué fin la defensa quería que yo testificase, él me advirtió sucintamente que yo sería objeto de procesamiento si declaraba en el estilo del planteamiento del abogado. Por supuesto, nunca se llegó a esto, porque, como Solzhenitsyn correctamente observó:
"A los testigos de la defensa no se les permitió declarar". En Alemania nunca se les permite declarar cuando se trata de revisionistas procesados. Y peor todavía: no sólo se rechaza a testigos que apoyan las opiniones de un revisionista acusado sino toda clase de evidencias: testigos, documentos, expertos. El sistema judicial de Alemania afirma que todo lo referente al "Holocausto" es "evidente por sí mismo", así que no se requiere ninguna prueba en absoluto. En efecto, ellos llegan tan lejos como a procesar a alguien que simplemente se atreva a establecer una petición para presentar tales pruebas, sea él un acusado o un abogado de la defensa. ¡Sí, Alemania ha hecho que sea ilegal la presentación de pruebas exculpatorias!. ¡Ni siquiera Stalin tuvo un instrumento tan ingenioso en su repertorio represivo!. De esta manera, el poder judicial alemán logra eliminar todos los datos no deseados del registro.
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