miércoles, 5 de diciembre de 2012

El hundimiento del Marinesko



“Por la madre Rusia”, “Por Stalin” y “Por el pueblo soviético” ellas eran las frases que sirvieron como sentencia de muerte a casi 10.000 almas una fría noche de enero en aguas del Báltico.
Wilhelm Gustloff
Cuando se habla de accidentes marítimos inmediatamente todos los recuerdos se vuelcan hacia el Titanic como sinónimo de desastre, pero no es sino la publicidad que los medios dieron al accidente y la clase social de la gran mayoria de los pasajeros lo que le dieron mayor magnitud a la tragedia que aunque no deja de ser terrible, no es sino un poco más de la décima parte de lo que le sucedió a los pasajeros del Wilhelm Gustloff.

El marco, la segunda guerra mundial, los protagonistas 10.582 almas que buscaban a toda costa huir de los rusos, el escenario un buque que tenía 208,5 m de eslora y 23,5 m de manga, desplazaba 25.484 tn y que contaba con una tripulación de 420 oficiales y marineros y podía transportar a 1.465 pasajeros de una sola clase con una velocidad de 15,5 nudos; tomo su nombre en honor a un líder nacionalsocialista suizo asesinado en 1936.

Cuando eran las 12:30 del 30 de enero de 1945, aquel que en sus comienzos fuera un crucero no muy lujoso pasando a ser buque hospital y militar en este momento, no era otra cosa que la última oportunidad de vida que tenían miles de personas, en gran medida niños, para poder sobrevivir. Es así como parte con un registro oficial muy por debajo de la cantidad de personas que a la fuerza y a escondidas logró subir a bordo del barco.

Son las 21:08 y el destino ha querido que aquellas pobres almas ansiosas de libertad se crucen en el camino del capitan Alexander Marinesko, un ser ansioso de reconocimientos que puedan cubrir los escándalos que rodeaban su vida en tierra y que amenazaban la carrera de aquel que en el mar era intachable y que además traía consigo la mentalidad de la gran mayoria de los soldados rusos “aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guarida. ” ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! ¡ Tómenlas como su botín de guerra! ¡A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejército rojo!” en el colmo de los absurdos viajaba a bordo de un submarino de fabricación alemana que gracias al tratado de Versalles Alemania no podia mantener en su flota, lo que probablemente hubiese hecho la historia diferente.

En medio de esta oscura noche cuando la temperatura no sobrepasaba los 10 grados bajo cero, este coloso viajaba llevando consigo sueños, personas que literalmente se congelaban en cubierta, y una cantidad de botes salvavidas que no superaban los 20 y prácticamente sin escolta; es en este momento cuando el mundo de estos seres se quiebra, el capitán Marinesko alcanza a divisar la silueta del barco y sentencia de muerte a quienes allí viajaban. Entonces dispara los tres torpedos; el primero hizo blanco en la proa debajo de la línea de flotación, el segundo en la sección media a la altura de la piscina, matando a casi todas las auxiliares de marina, y el tercero a mitad del buque por delante de la sala de máquinas. En pocos minutos el castillo de proa se encontraba casi bajo las aguas.


La escena que antes no era tranquila pero por lo menos llevadera para los protagonistas de repente se ha convertido en “salva tu vida como puedas” , todos hombres, mujeres, niños y ancianos intentan subirse a los pocos botes, otros intentan sacar por lo menos a sus familias. Viendo como todo esfuerzo es insuficiente muchas familias se lanzan a las heladas aguas, buscando morir más rápidamente otros disparan a sus familias antes de dispararse a si mismos. Cada uno busca la forma de evitar tan horrible destino, solo se necesitan 50 minutos para que el gigantesco barco se hunda llevando consigo a 9.343 personas quienes además de perderse en el mar se perdieron en la memoria del mundo gracias a toda una campaña que quería mostrar a los alemanes únicamente como los victimarios, cuando si hay algo cierto es que en todo bando siempre hay victimas y victimarios.

Solamente 1.239 personas fueron rescatadas por el heroico y desinteresado esfuerzo de varios buques alemanes que estaban en las cercanías: Los torpederos T36 (que tambien escapo milagrosamente de dos torpedos que le fueron disparados), TF19 y Lowe (rescataron 564, 7 y 472 personas respectivamente); los dragaminas M387, M375 y M341 (a 98, 43 y 37 personas); el vapor Gottingen (28), el carguero Gotland (2) y el Vorporstenboot 1703 rescató a un niño de 1 año de edad. Posteriormente los rusos intentaron destruir lo que quedaba del barco y así borrar toda prueba del suceso, cosa que no lograron, y hoy día el barco reposa dividido en tres secciones.



Sin embargo, estas no fueron las únicas victimas de aquel declarado enemigo personal de Hittler porque el 9 de Febrero el barco General von Steuben con 2.000 soldados heridos. 320 enfermeras y 30 doctores, mas unos 2.800 civiles apretados en todos sus espacios libres, fueron quienes tuvieron el infortunio de encontrarse con el Capitan Marinesko, aquel vió el resplandor de las chimeneas de los buques de escolta y comenzo la cacería; unas cuatro horas y media más tarde le disparó dos torpedos. El Steuben se hundio en poco menos de 20 minutos. Fueron rescatados 659 vidas antes que el frío del mar se llevara a los restantes que aun flotaban. En el lapso de 10 días, el Capitan Marinesko habia hundido dos de los barcos de pasajeros mas grandes de Alemania y en el proceso matado mas de 12.000 personas.

Aquellos afectados por su afán de heroísmo, que ni siquiera así logro porque fue degradado y finalmente murió de cáncer , aunque el gobierno de Gorbachov le otorgó medalla póstuma por heroismo (héroe por asesinar, definitivamente cada quien piensa diferente).

Conmemoración Marinesko

Lo que si se puede ver a todas claras es el inmenso poder de algunos gobiernos que logran no solo desaparecer personas de la faz de la tierra sino tambien cualquier huella de que alguna vez existieron poniendo más énfasis en los que hay que borrar que en los que hay que recordar.

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