se cumplieron 71 años del llamado «Bombardeo de las ocho horas» sobre Alicante, que se prolongó, según el Comité Provincial Popular de Defensa Local, desde las 19:50 horas del día 28 de noviembre de 1936 a las 3:00 horas del día siguiente; siete horas y diez minutos.
Se dijo que este bombardeo fue llevado a cabo como represalia por el fusilamiento, el 20 de noviembre de ese mismo año, de José Antonio Primo de Rivera , fundador de Falange Española, siendo este dato posiblemente impreciso, ya que Franco proclamó la muerte del líder falangista el día 16 de noviembre de 1938, cuando se aproximaba el segundo aniversario de su ejecución.
Resulta curioso que, pese a ser uno de los bombardeos más renombrados junto al del día 25 de mayo de 1938, es el más desconocido de todos los efectuados sobre Alicante, pues nadie sabe de dónde vinieron los aviones, su marca y modelo, nacionalidad de aparatos y pilotos, y motivos por los que eligieron la plaza de Alicante, entre otros interrogantes.
Al respecto, nada dijeron los partes de guerra del bando «nacional», pero el parte de guerra republicano del día 30 de noviembre de 1936, indicaba que «el enemigo sigue realizando bombardeos nocturnos sobre algunas poblaciones, siendo de señalar, en cuanto al que últimamente ha sufrido Alicante (días 28 y 29), la circunstancia de que horas antes del ataque aéreo un buque de guerra alemán fondeado cerca de los depósitos de Campsa estuvo haciendo fotografías de estas instalaciones, que luego fueron objetivo preferente de los aviones atacantes».
Hoy, al cabo de tanto tiempo, y gracias al economista e historiador murciano Miguel S. Puchol Franco , autor de varios libros y artículos sobre los bombardeos realizados durante la Guerra Civil española sobre el litoral mediterráneo, nos encontraríamos en disposición de dar respuesta a todos los interrogantes anteriormente señalados que han permanecido desconocidos durante setenta y un años.
Me comentaba el Sr. Puchol, la existencia en el Archivo Histórico del Ejército del Aire del diario de operaciones de la 3ª escuadrilla del Grupo de Bombardeo K-88 de la Legión Cóndor alemana, desde el día 15 de noviembre de 1936, fecha de su llegada a la zona nacional, hasta el verano de 1937, por cesión de los familiares de uno de sus pilotos.
Estudiada la citada documentación, junto con un parte interno del día 29 de noviembre de 1936 de la aviación «nacional», se puede señalar que, el llamado «Bombardeo de las ocho horas» fue llevado a cabo por seis aparatos de la 2ª escuadrilla al mando del teniente Brasser , y diez de la 3ª al mando del capitán Von Dellmensingen , del «Grupo de bombardeo K-88», siendo en total 16 aviones «Junker Ju-52/3M» con tripulaciones alemanas que, partiendo de su base principal de Tablada en Sevilla, se trasladaron a la de Tauima en Melilla, donde, tras abastecerse de bombas y carburante, volaron a 4.000 m. de altura hasta Alicante, situada a 450 Km. (dos horas y media aproximadamente), con una secuencia aproximada de un bombardero cada veinticinco o treinta minutos.
Para este bombardeo efectuado a 2.000 o 2.500 m. de altitud, principalmente sobre las instalaciones del campo de aviación de Rabasa, zona portuaria, depósitos de Campsa y estaciones de ferrocarril, cuyo objetivo no era otro que impedir la llegada por mar de material soviético y el traslado a sus destinos, los aviones alemanes contaron, al objeto de servir como balizamiento en la ruta desde Melilla hasta Alicante, con la colaboración de un crucero y dos destructores alemanes que emitían señales para orientarlos y prestarles auxilio en la ida y en el regreso del ataque.
Una agresión similar había sido llevada a cabo sobre Cartagena unos días antes, el día 25, conocida como el «Bombardeo de las cuatro horas». Cada uno de estos aviones de transporte citados, que adaptados como bombarderos podían llevar seis lanzabombas verticales, debieron cargar, a tenor de las bombas lanzadas según los partes republicanos, alrededor de 1.200 Kg. de explosivos cada aparato. La carga por avión sería variada, dos SC-250 de 250 Kg. y ocho SC50 de 50 Kg., y también lanzaría cada aparato dos racimos incendiarios, cada uno con 144 ingenios «Termita» de un Kg., en ensayo, que en su mayor parte no se activaron.
En total, 14,4 toneladas de bombas explosivas y 4,608 de artefactos incendiarios.
El comité popular provincial de Defensa local, antecesor de la Junta de Defensa Pasiva, dice que fueron lanzadas, durante la noche y madrugada de los días 28 y 29 de noviembre de 1936, 160 bombas que ocasionaron desgraciadamente tres muertos, dos varones adultos y un niño, y veintiséis heridos. Los daños causados, aunque considerables, no se corresponden con el número de bombas lanzadas.
Actuaron las defensas antiaéreas, en especial la situada en Serra Grossa. Este suceso, el llamado «Bombardeo de las ocho horas», del que hoy se cumplen 71 años y que conmocionó a la opinión pública alicantina, tuvo a su vez otra terrible secuela, la cruel represalia llevada a cabo horas después contra 53 presos políticos alicantinos, de los que 52 - un herido, Leoncio Escudero, pudo escapar - fueron asesinados por milicianos republicanos del Frente Popular en el Cementerio de Alicante, sin ningún tipo de procedimiento judicial previo.
Para unos y para otros, para todos aquellos que perdieron la vida en aquellos aciagos días de noviembre de 1936, un emocionado recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario