sábado, 21 de diciembre de 2013
Jamel.. un pueblo nacionalsocialista
Jamel, al noroeste del condado de Mecklenburg.
Los letreros de madera en la calle principal apuntan hacia Viena, París, y hacia Braunau am Inn, el pueblo natal de Adolf Hitler. Un dirigente ultraderechista administra su empresa desde su casa, y el estandarte de la compañía es una maza aplastando una Estrella de David.
Cada tantos meses, el pueblo organiza un festín al aire libre donde cantan “Hitler es mi Führer” y alzan los brazos gritando “¡Heil!”.
Jamel es el ejemplo de lo que era la Alemania nacionalsocialista. Se ha hecho evidente especialmente en algunas zonas, como en Mecklenburg-Pomerania Occidental, donde el Partido Nacional Democrático (PND) ocupa escaños en el parlamento.
Jamel se encuentra en el estado de Alemania con la mayor tasa de desempleo exceptuando Berlín y tiene pocas industrias, lo que ha alimentado la xenofobia. Sólo el dos por ciento de la población es extranjera
“A nivel federal, el extremismo islámico es la principal amenaza; para nosotros es la extrema derecha”, dice Reinhard Mueller, quien dirige la oficina local de la agencia de seguridad alemana.
En Jamel, seis de las 10 viviendas son propiedad de extremistas de derecha, y las autoridades consideran que 10 de los 28 adultos del pueblo son radicales. El líder local es Sven Krueger, de 36 años y dirigente del PND, quien se crió en el pueblo.
Fuentes policiales dicen que Krueger estuvo involucrado en pequeños delitos en el pasado, pero que ha mantenido una presencia más discreta en años recientes al dedicarse a la política. Recientemente, sin embargo, Krueger fue arrestado y acusado de recibir propiedad robada y de tenencia ilegal de armas.
El edificio principal de su empresa de demoliciones está a unos 10 kilómetros de distancia, y es también la sede local del PND.
De un poste ondea la bandera alemana de la época del káiser, frecuentemente usada por los neonazis en lugar de la bandera nazi tradicional, que está prohibida por ley. A través de una reja se puede ver el estandarte de la empresa con la Estrella de David siendo aplastada por el martillo.
Legalmente, hay muy poco que se pueda hacer, pues se cuidan de no violar las leyes abiertamente, como la que prohibe exhibir la esvástica u otros símbolos nazis, y los himnos nazis que cantan en la noche no se le pueden achacar a una persona en particular.
Aun así, es evidente cuáles son la simpatías de la población, dicen los locales. Horst y Birgit Lohmeyer, quienes viven en Jamel desde hace siete años, sostienen que la actividad de los ultraderechistas atrae a veintenas de neonazis cada año para festivales, inclusive varios centenares que asistieron a la boda de Krueger el año pasado.
“Se la pasan sentados junto a la fogata cantando canciones nazis y gritando ‘¡heil!”‘, dijo Birgit Lohmeyer.
Como protesta, los Lohmeyer organizan su propio festín: un festival anual de música en su propiedad, de unas 0,8 hectáreas (dos acres).
“Organizamos este festival para celebrar la democracia y la tolerancia, para demostrar que no todo el mundo aquí es derechista, que hay gente aquí que no cree en esa ideología”, expresó Birgit Lohmeyer.
El NPD ganó el 7,3% de los votos en el estado de Mecklenburg-Pomerania Occidental en las elecciones de 2006, lo que los dejó con seis de 71 escaños.
“El PND no es nada menos que el sucesor del partido nazi y tiene sus mismos objetivos”, dijo el alcalde, Uwe Wandel, en una entrevista.
“Quizás hoy no hablan de los judíos sino de los extranjeros en general, pero la ideología es la misma”, añade.
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