Como erudito independiente, Lauritsen no está obligado a nadie. Como consecuencia, puede luchar abiertamente con profesores miopes y, sin temor a represalias y condenarlos por su incapacidad para leer y razonar, lo que Nietzsche llamó una "conciencia intelectual".
Como de costumbre, los "expertos" han trabajado para cubrir todo esto, sus esfuerzos consistieron en suprimir y prohibir las escrituras, destruir páginas de diarios, atacar a escritores que decían la verdad y difamar.
De ahí la necesidad de que un erudito independiente, como Lauritsen, recurra a los textos mismos y a los hechos históricos originales, en la medida en que puedan ser desenterrados o reconstruidos para aclarar las cosas.
Lauritsen comienza su introducción presentando sus ideas en el estudio de historia, antropología e investigación.
Lauritsen concluye que esta historia que involucra la destrucción de documentos, la supresión de obras maestras, la falsificación de vidas, la difamación de personas, la interpretación errónea de grandes poemas nos enseña una lección: Debemos confiar en nosotros mismos.
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