domingo, 7 de julio de 2013

94 años de edad, comandante de una unidad de las SS... liberado ?




Lo que parece gracioso y un poco extraño en toda esta historia es como parece que hay no imágenes reales de Michael Karkoc en uniforme de las  SS, ni de su  unidad, porque normalmente cuando un "nazi" se encuentra en tiempos de guerra hay fotos en todas partes.. asi que yo dejo la  libre opinion  para cada  uno. . .
Durante la ocupación militar de Ucrania por la Alemania nazi , un número de ucranianos inicialmente optó por colaborar con los nazis. Sus razones son la esperanza de la independencia de laUnión Soviética y el maltrato pasado por las autoridades soviéticas.
BERLIN (AP) - Un alto comandante de una unidad SS-led nazi acusado de quemar pueblos llenos de mujeres y niños mentido a los funcionarios de inmigración estadounidenses para entrar en los Estados Unidos y ha estado viviendo en Minnesota desde poco después de la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con la evidencia descubierta por The Associated Press.



Michael Karkoc,de 94 años, dijo a las autoridades estadounidenses en 1949 que había realizado ningún servicio militar durante la Segunda Guerra Mundial, ocultando su trabajo como oficial y miembro fundador de la Legión de Ucrania Defensa Auto SS-led y más tarde como un oficial de la SS División gallega , de acuerdo a los registros obtenidos por la AP a través de una solicitud de Libertad de la Información. La División gallega y una organización nacionalista ucraniana sirvió en dos estaban en una lista negra secreta del gobierno estadounidense de organizaciones cuyos miembros se les prohibió la entrada a Estados Unidos en ese momento.


El Departamento de Justicia de EE.UU. ha utilizado se encuentra sobre el servicio en tiempo de guerra realizados en papeles de inmigración para deportar a decenas de presuntos criminales de guerra nazis. La evidencia de las actividades de guerra de Karkoc descubiertos por AP ha llevado a las autoridades alemanas para expresar su interés en explorar si hay suficiente para procesar. En Alemania, los nazis con "responsabilidad de mando" pueden ser acusados ​​de crímenes de guerra, aunque su participación directa en atrocidades no se puede probar.


¿No le deletrear su nombre de nacimiento 'Michailo' lo mismo que usted hizo en Ucrania?

Karkoc se negó a hablar de su pasado de guerra en su casa de Minneapolis, y repitió los esfuerzos para establecer una entrevista, usando a su hijo como un intermediario, no tuvieron éxito.



Efraim Zuroff, el cazador de nazis ventaja en el Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén, dijo que en base a sus décadas de experiencia en la búsqueda de criminales de guerra nazis, se espera que las pruebas que demuestran Karkoc mintió a funcionarios estadounidenses y que su unidad realizó atrocidades es lo suficientemente fuerte como para deportación y persecución de crímenes de guerra en Alemania o Polonia.

"En Estados Unidos este es un caso relativamente fácil: si él era el comandante de una unidad que llevó a cabo atrocidades, eso es una obviedad", dijo Zuroff."Incluso en Alemania ... si el chico era el comandante de la unidad, a continuación, incluso si no pueden demostrar que él personalmente apretó el gatillo, él es responsable."

La bondad de Stalin y el falso progreso...





La fe progresista: Stalin detuvo a los nazis. Todas las atrocidades del dictador georgiano quedan de esta suerte convalidadas. Hacía falta algo tan brutal como el comunismo para derrotar a Hitler, el demonio, la bestia...
Pero, ¿en qué se basa la idea de que el nazismo constituyó la encarnación del mal absoluto? En los 6 millones de judíos ?? supuestamente asesinados en cámaras de gas.? Sin embargo, antes de que empezara el holocuento en 1943,  cuando Alemania invade Rusia año 1941, el régimen bolchevique ya había exterminado a 13 millones de personas. Auschwitz no existía todavía ni siquiera en la versión ya harto dudosa de la historia académica oficial. 

Este razonamiento parte del supuesto de que el régimen nacionalsocialista representa el mal absoluto y el comunismo soviético, aunque "malo", ayudó de forma decisiva a "la victoria" ...de los banqueros, ostentando así una virtud. En suma: que Stalin fue al menos relativamente bueno. La "bondad" de Stalin y el mito del progreso. París era una fiesta, bla, bla, bla, bla.

La cantinela hipócrita de los seis millones y de las cámaras de gas, que no se nutre sólo del filón numérico sino del aspecto "cualitativo" del exterminio industrias de la muerte, etc, ha sido alegada como argumento narrativo para justificar la diabolización del régimen nacionalsocialista. Se trata de una imagen fácil que puede utilizarse tanto en la propaganda de masas cuanto en sesudos estudios académicos de historia contemporánea y antropología cultural. En realidad, el problema es otro. Si nuestros antifascistas fueran santones de los derechos humanos no habrían perpetrado, consentido u ocultado, hasta el día de hoy, crímenes de masas iguales o incluso mucho peores que los de sus adversarios fascistas.Y en cuanto al aspecto tecnológico del asesinato de civiles, nada hubo más sofisticado que la bomba de Hiroshima.
Los hechos posteriores confirman esta percepción: la derrota alemana, obtenida por una alianza mundial que encabezan Estados Unidos, el Imperio Británico y la URSS, desencadenó la expansión territorial del comunismo y,consiguientemente, la liquidación de 100 millones de personas como poco a manos de las autoridades marxista-leninistas en Rusia, China y otros países. ¿Progreso?


Si Hitler hubiera ganado, se habría evitado la muerte de 87 millones de personas. Obsérvese que el razonamiento es reversible y mucho más justificado en el caso de la "bondad relativa" de Hitler por una simple cuestión de cifras.
Pero Occidente cree en el progreso, esa religión laica es su droga; debe pues promover la falacia de que la muerte de 87 millones de personas fue "mejor", en algún sentido racional y moral relevante, que la de 6 millones.Por una parte, se pretende que el fascismo en general carecía de ideología, era puro oportunismo táctico para la conquista y acrecentamiento del poder. Incluso historiadores antifascistas que osaron cuestionar este dogma han sido insultados.En la actualidad, la existencia de una doctrina, de unos valores, de unos "ideales" fascistas, es empero admitida ya -a regañadientes- por los académicos del sistema. Un segundo dogma es que el fascismo y usamos aquí el término en un sentido genérico, planteamiento también discutible o, al menos, sujeto a importantes matizaciones pertenece a la extrema derecha, a la "reacción" frente al "progreso".  n suma, que el fascismo propugna un retorno al pasado anterior a la Revolución Francesa, ignorándose con ello fenómenos culturales tan importantes como el futurismo. La modernidad progresista, comunista y capitalista, tenía que aliarse así a escala planetaria, por un imperativo ideológico y casi de supervivencia, para destruir, en su germen, la construcción de un imperio alemán que habría operado como centro político de una cultura europea unificada y opuesta tanto a Occidente como a la Unión Soviética.En el caso de que el fascismo fuese una ideología plenamente vigente, nosotros nos proclamaríamos fascistas sin dudarlo ni un momento, pero la crítica del antifascismo lo es también de su ceguera para captar honestamente la realidad del fascismo, que incluye la evidencia de dicha contradicción interna de los antifascistas.El camino sigue siendo la alternativa moderna al capitalismo lo único que queda de la modernidad burguesa tras el colapso del comunismo y apunta a la verdad como valor ético, que el fascismo quiso hacer suyo. Es menester trascender, por una cuestión ideológica y filosófica intrínseca y no por el puro oportunismo de eludir la dura estigmatización que comporta declararse abiertamente "fascista", el modelo de modernidad antiburguesa acuñado por el fascismo y el nacionalsocialismo.  Qué duda cabe, el enemigo seguirá calificándonos de "fascistas". No vamos a eludir el peso de esta inevitable carga.

sábado, 6 de julio de 2013

Cuando España perdio 40.000 de sus hijos...Brunete

Brunete, sangre y muerte en una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil.Entre el 6 y el 26 de julio de 1937, la República trató de levantar el sitio de las tropas franquistas sobre Madrid en una contienda que produjo cerca de 40.000 bajas.


Dolor, valentía, y una ingente cantidad de víctimas.
 Con estos términos se podría definir la batalla de Brunete, un choque de fuerzas en el que, desde el 6 julio de 1937, las tropas de la República se enfrentaron al ejército de Francisco Franco en las afueras de Madrid. Aquel caluroso verano, la actual capital española quedó consternada ante las casi 40.000 bajas que se produjeron, una cifra que, a la postre, convertiría este enfrentamiento en uno de los más cruentos de la Guerra Civil.


Sin embargo, también se vivieron también grandes actos de arrojo y valor por parte de soldados de ambos bandos. Y es que, durante casi un mes, miles y miles de combatientes soportaron unas penosas condiciones de vida mientras trataban de obviar el temor a que una bomba cayera sobre su cabeza y oían como las balas silbaban a centímetros de sus orejas.

La defensa de Madrid

Para entender los sucesos que motivaron la cruel batalla de Brunete es necesario viajar en el tiempo hasta 1937, apenas un año después del inicio de la Guerra Civil. Concretamente, hace ya 76 veranos, el ejército de Franco había tomado posiciones en varios terrenos de la Península Ibérica tras declarar la guerra a la zona republicana.

«En julio del 37 la República tenía como terrenos propios, en primer lugar, toda Cataluña, Levante, buena parte de Andalucía, Castilla la Mancha y Madrid en lo que era llamado el Frente del Centro. Por otro lado, también disponía de la Cornisa Cantábrica, Santander y Asturias el Frente del Norte», explican en declaraciones para ABC 
Ernesto Viñas y Ángel Rodríguez, miembros del grupo «Brunete en la memoria» e investigadores -desde hace más de 12 años- de todos los sucesos relacionados con la batalla de Brunete.


Eran tiempos de guerra y duros combates, pues las tropas franquistas buscaban con ferocidad tomar Madrid, el símbolo de la resistencia republicana. «En esta etapa habría que hablar de una situación relativamente favorable para la República en el Frente del Centro, ya que primero rechazaron a las fuerzas del ejército de Franco en el asalto frontal a Madrid y después en las tres grandes batallas que acontecieron en torno a la ciudad», determina Viñas.

Al final, y tras varios ataques frustrados, las tropas franquistas decidieron poner sitio a la ciudad y dedicar sus esfuerzos a la conquista del norte. «Cuando llegó el verano de 1937 las operaciones más importantes ya no estaban en torno a Madrid. Franco fijó su objetivo en la cornisa Cantábrica ya que la ciudad resistía bien y era muy complicado, debido a la fortaleza creciente del ejército republicano de la zona centro, tener las ganancias territoriales que buscaba», completa el experto.
Una batalla de distracción

No obstante, no todo marchaba bien en el bando republicano. Y es que, aunque el centro resistió el envite de los franquistas a base de fusil y artillería, el Frente del Norte pronto acusó los continuos ataques. «El problema es que entre el Frente del Centro –conectado con los puertos a los que llegaba la ayuda soviética- y el del norte estaba la ancha Castilla la Vieja dominada por el ejército de Franco, y, por lo tanto, la República no tenía forma de operar directamente sobre él», completa Viñas.

Con el paso de los días, y como los mandos republicanos temían, la fuerte presión de las bien entrenadas tropas franquistas terminó por minar la Cordillera Cantábrica, que pidió ayuda a Madrid. «Sólo se podía hacer una operación de diversión estratégica, es decir, atacar en un escenario que no es aquel al que quieres ayudar. La República pretendía obligar a Franco a sacar sus tropas del norte a cualquier precio», determina el experto.

Para ayudar al norte, la República lanzó un ataque de distracciónTras largas deliberaciones, y ante la urgencia de ayudar a sus compañeros en el norte, los mandos republicanos decidieron asaltar a las tropas de Franco. Sin embargo, en un principio no hubo consenso sobre el lugar en el que llevar a cabo la ofensiva. «Se pensó primero en una operación en Extremadura que cortara el territorio que dominaba Franco en dos. No obstante, eso implicaba mover las tropas mucho, lo que hacía perder el factor sorpresa y obligaba a alejar las tropas de Madrid», añaden Viñas y Rodríguez.

Finalmente, los altos mandos republicanos tomaron la decisión:iniciarían una gran ofensiva en las afueras de Madrid, lo que les garantizaba, entre otras cosas, poder retirarse a lugar seguro si algo fallaba. «El ejército de la República buscaba dos objetivos: El estratégico, que consistía en aliviar al frente del norte; y el táctico –el más cercano-, que pretendía despejar el entorno de Madrid de la presión del ejército franquista alejando 20 kilómetros el frente de la ciudad».
El plan para cercar a Franco

Una vez decidido el lugar en el que se llevaría a cabo el asalto, se estableció que la operación estaría formada por dos ataques que se realizarían de forma simultánea. El primero, a cargo de los cuerpos de ejército V y XVIII, buscaba romper las líneas franquistas en Brunete partiendo desde un sector ubicado entre Valdemorillo y Villanueva del Pardillo a unos 30 kilómetros de Madrid, Por su parte, la segunda acometida –al frente de la cual se encontraba el Cuerpo de Ejército de Vallecas- pretendía traspasar a las tropas de Franco desdeUsera.

La finalidad, según Viñas, era que ambas tenazas avanzaran por la retaguardia enemiga y, tras recorrer unos 10 kilómetros, se encontraran en torno a Alcorcón, un pueblo ubicado aproximadamente a 13 kilómetros de Madrid. Este movimiento dejaría a las tropas de Francorodeadas de enemigos y permitiría a los republicanos cortar sus suministros.

Sin embargo, el plan era más que arriesgado, pues frente a ellos se situaba un ejército curtido en mil batallas. «En el bando franquista la mayoría de sus oficiales eran gente capacitada, personas que habían hecho su vida profesional en el ejército y que, además, venían en muchos casos del ejército del norte de África, o sea que tenían una experiencia bélica relativamente reciente. No eran como los mandos peninsulares, que estaban más acostumbrados a una vida de cuartel, sino que habían tenido una experiencia militar directa y en primera línea en el Riff», completa Viñas.
Tropas en combate

En cambio, conseguir poner en práctica este plan de forma efectiva obligaba a la República a movilizar un gran contingente militar. «Por parte Republicana lucharon, sumando el Ejército de Maniobra y el Ejército de Vallecas, entre 80.000 y 85.000 combatientes -los cuales no estuvieron simultáneamente presentes en el campo de batalla-. En este número entrarían, además de la infantería, todas las unidades de apoyo», añade el experto.

A su vez, los oficiales tuvieron bajo su mando más de un centenar de vehículos blindados y unos 250 aviones entre cazas y bombarderos. Finalmente, también se ordenó el desplazamiento de 200 de piezas de artillería con las que bombardear el frente franquista. Por su parte, los defensores contaban al inicio de la ofensiva con unos pocos batallones que, con el paso de las jornadas, fueron aumentando hasta sumar unos60.000 hombres. Además, no disponían en principio ni de tanques ni de artillería.

El sangriento asalto inicial

Tras la organización del operativo y el traslado de las tropas, los mandos dieron la orden de dar comienzo a la batalla en la noche del 5 al 6 de julio. Así, con el fusil entre las manos y varias granadas en los correajes, las tropas republicanas partieron bajo la protección de la luna. Todo estaba listo, y tenían a su favor el factor sorpresa.

No obstante, antes que el grueso del ejército ya había partido la 11ª División al mando de un antiguo cantero reconvertido en oficial: Enrique Líster. Esta unidad, amparándose en la oscuridad, consiguió atravesar varias posiciones franquistas sin ser vista y llevar a cabo uno de los primeros objetivos de la operación en aproximadamente una hora. «Las tropas de Líster hicieron 10 kilómetros de noche por campo enemigo sin ser descubiertas, se plantaron ante Brunete y lo tomaron», explica Viñas.

El ejército franquista resistió la repentina embestida republicanaUna vez arrebatado el pueblo de Brunete, cuyos defensores fueron cogidos por sorpresa, comenzó el avance masivo. Sin embargo, lo que había sido un comienzo abrumador se tornó en desesperación cuando las tropas republicanas comenzaron a ser frenadas en masa, lo que ralentizó el ataque sorpresa e impidió la rápida llegada a Alcorcón.

«En Villanueva de la cañada las defensas, que estaban formadas por un batallón –unos 700 hombres- resistieron durante 12 horas. Este pueblo cayó a las 9 de la noche del 6 de julio. También hubo una posición en la sierra –llamada los Llanos- que, defendida por un batallón, aguantó hasta el 8. Villanueva del Pardillo empezó a ser asaltada el día 9 para caer el 11», determinan los expertos.

Tras varios combates, la férrea defensa franquista consiguió estancar el avance de los miles y miles de soldados republicanos. «Tuvo que ser desesperante para los defensores resistir en cada pueblo. Al fin y al cabo las tropas franquistas estaban rodeadas por todos lados y sabían que no iban a salir más que muertos o prisioneros», completa Viñas.

«La situación de los republicanos tampoco era mejor, pues atacaban desde campo abierto y sin un lugar donde protegerse o una posición fortificada. Además estaban urgidos por acabar con las resistencias del ejército de Franco para poder continuar con la ofensiva», añade el miembro de «Brunete en la memoria».

Tras 20 días de batalla, Franco retomó BruneteRepentinamente todo se complicó. La unidad de Líster fue abandonada a su suerte por los mandos republicanos, que prefirieron tomar todas las posiciones que encontraban a ayudar a la 11ª División en su avance. Por su parte, el oficial se atrincheró y se dispuso a resistir a ultranza ante la imposibilidad de avanzar hasta los siguientes pueblos: Boadilla del Monte o Sevilla la Nueva. Este suceso fue crucial pues, aunque se logró traspasar Brunete, la operación se retrasó demasiado para los intereses de la República.

«Falló que no se reforzó a Lister en el momento clave. El mando republicano, que estaba al mando de Miaja, consideró que era más importante dejar tomadas las posiciones de retaguardia que avanzar con el enemigo embolsado a sus espaldas. Miaja pareció sentir una especie de timidez operativa, lo que impidió avanzar a la vanguardia. Además, al no conseguirse la ruptura por parte del cuerpo de ejército de Vallecas, a las pocas horas de haber iniciado la ofensiva se había comprometido el objetivo máximo, que era encontrarse en un punto cercano a Alcorcón, cerca del actual barrio de la Fortuna», completa el investigador.
Resistencia franquista

La suerte del Ejército de Maniobra cambió el día 12 cuando los mandos dieron la orden de pasar a la defensa. Tras casi una semana de avances limitados, la extenuación había vencido a los asaltantes, que renunciaron también a tomar dos posiciones de gran importancia táctica, los vértices Mosquito y Romanillos. De esta forma, los mandos daban por finalizada la fase ofensiva hasta nueva orden.

Todo lo contrario sucedía en el bando franquista que, tras defenderse a sangre y fuego, comenzaron a recibir refuerzos desde el exterior. «Llegaron a juntarse 5 divisiones del ejército de Franco: la Provisional del Guadarrama –que la mandaba Asensio-, la número 13 –que la mandaba Barrón-, la 150 –que mandaba Sáenz de Buruaga-, y las dos brigadas de Navarra (la 4º -mandada por Camilo Alonso Vega- y la 5º -que la mandaba Bautista Sánchez-). Eran todos militares de carrera acostumbrados a mandar grandes unidades y, seguramente, lo hicieron bien, pues primero frenaron a los republicanos, después les aplicaron un desgaste muy serio y finalmente pasaron a la contraofensiva», añade Viñas.

Además, la superioridad aérea que había tenido el bando republicano terminó con la llegada de la Legión Cóndor, los aliados alemanes de Franco. «El ejército de la República gozó en un principio de una notable pero breve superioridad técnica sobre los franquistas, pues había incorporado varios cazas Polikarpov I-16 e I-15. Sin embargo, con la llegada del Messerschmitt bf 109 alemán –que era un caza superior en velocidad y altura-, el ejército de Franco tomó ventaja en Brunete», explica Viñas.

Finalmente, fue difícil atribuir la victoria a uno de los bandosLas fuerzas aéreas de ambos bandos mantuvieron aquellos días fuertes combates que también sufrieron los soldados, temerosos ante el fuego continuo que los cazas abrían sobre ellos. La situación comenzó a ser desesperada también para los militares heridos que, atrapados en las infectas trincheras, no podían ser evacuados debido al incesante fuego enemigo. Además, el agotamiento comenzaba a asediar a los dos bandos, pues dormir se hacía imposible ante la caída constante de bombas.

«Pasada la primera semana de superioridad republicana la alianza con Mussolini y Hitler le dio a Franco superioridad material, pues dispuso de más suministros, más artillería y aseguraba la reposición de bajas. A la República esto le resultaba más difícil, pues los envíos soviéticos tenían que pasar por el Mediterráneo y saltarse el bloqueo, o pasar por Francia, cuya frontera tan pronto se abría como se cerraba», sentencia Viñas.

La contraofensiva final

Tras varias jornadas, el 18 de julio fue el día en que los mandos nacionales decidieron pasar a la asalto contra las exhaustas tropas republicanas. Para ello, planearon una contraofensiva que protagonizarían las brigadas de Navarra, recién transferidas del norte por el del Ferrol al observar que sus líneas en el centro podían verse atravesadas.
 Sin embargo, y a pesar del ímpetu de las tropas de Franco -ansiosas por recuperar el terreno perdido y devolver el golpe a sus enemigos-, este primer contraataque fue detenido por el fuego combinado de varias unidades republicanas.


Todo cambió desde el día 22 de julio, jornada en la que las unidades franquistas, decididas a terminar con una batalla que ahora se les presentaba favorable, asaltaron varias posiciones republicanas del entorno del Guadarrama. Esta vez los republicanos tuvieron que retirarse inexorablemente, aunque lo hicieran combatiendo, dejando atrás a cientos de muertos y una parte de las posiciones que, con tanta sangre, habían conquistado en los primeros días.
 El repliegue, ordenado hasta el entorno de Brunete, llegó a ser huída cuando perdieron el cementerio bajo las bombas de la Legión Cóndor. Sin Brunete en manos republicanas, Franco recuperaba el pueblo símbolo de la batalla.


Los nacionales, por su parte, no siguieron avanzando y dieron por buena la conquista del territorio. El pueblo, que había sido centro de los combates 20 días antes, mostraba ahora un aspecto desolador. La guerra había llamado a su puerta para llevarse con ella miles y miles de jóvenes vidas.

Contando los muertos

Una vez acabada la contienda, quedaba por desgracia el trabajo más difícil, contar las bajas. Aquel aciago 27 de julio, el bando republicano perdió, entre heridos, desaparecidos y capturados, a casi 20.000 de sus compañeros. Por su parte, los franquistas sumaron un total de 16.000 bajas. Pero, sin duda, en esta batalla quien más perdió fue España, que vio fallecer a casi 7.000 de sus hijos.

A su vez, fue difícil atribuir la victoria a un bando. Y es que, por un lado, los republicanos consiguieron retrasar la ofensiva del Norte algo más de un mes y alejar el frente de batalla unos kilómetros de Madrid mientras que, por otro, el bando nacional logró poner en huída a su enemigo y retomar Brunete.
 

martes, 2 de julio de 2013

Oficina Central de Seguridad del Reich

Fue simplemente la primera rama de la Policía Prusiana conocida como Departamento 1A de la Policía Estatal Prusiana. La tarea rectora de esta organización era la lucha contra todos los enemigos del Reich tanto dentro como fuera de las fronteras de la Alemania nacionalsocialista.
Formada por oficiales de policía de carrera y profesionales del Derecho.
 La Oficina Central de Seguridad del Reich RSHA Reichssicherheitshauptamt, fue una organización subordinada a las SS, creada por Heinrich Himmler el 22 de septiembre de 1939, resultante de la fusión de la Sicherheitsdienst , la Gestapo o Geheime Staat Polizei y la Kripo o Kriminalpolizei.   La RSHA también proporcionaba fuerzas de seguridad para las SS y jefes de policía locales.
El primer director de la RSHA fue Reinhard Heydrich, quien encabezó la organización hasta su asesinato, en 1942. Fue reemplazado por Ernst Kaltenbrunner, que permaneció en el cargo hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Entre las tareas del director del RSHA estaba la supervigilancia de los Einsatzgruppen Grupos de Acción, que ocuparon los territorios del Este Europeo con posterioridad a la entrada de la Wehrmacht. La RSHA estaba dividida en siete departamentos o Ämter:

-Amt I, Personal y Organización, dirigida por el SS-Brigadeführer Bruno Streckenbach.
-Amt II, Administración, Leyes y Finanzas, encabezada por el Coronel SS Hans Nockemann.
-Amt III, SD-Seguridad Interna, comandada por Otto Ohlendorf, sección encargada también de ver los asuntos étnicos relacionadas con alemanes residentes fuera de las fronteras alemanas de la preguerra además de ciertas materias de cultura.
-Amt IV, correspondía a la Gestapo Geheime Staat Polizei, dirigida por Heinrich Müller. Adolf Eichmann, fue jefe de una sección de este directorio llamado Referat IV D4.
-Amt V, Kriminalpolizei, encabezada por Arthur Nebe. Correspondía a la Policía Criminal encargada de investigar crímenes comunes de carácter grave, tales como el asesinato, violaciones, incendios premeditados, etc.
-Amt VI, SD-Seguridad Exterior, dirigida inicialmente por Heinz Jost, y luego por Walter Schellenberg. Este departamento desarrollaba tareas de inteligencia en el exterior.
-Amt VII, Archivo y Registro, dirigido por el Profesor Franz Six. Aparte de su tarea de mantener al día las bases de datos y el archivo de documentación, era responsable de desarrollar tareas de carácter ideológico entre las que se incluía la preparación y difusión.
Uno de los últimos combates de Berlín se libró en las alcantarillas y en las ruinas de la Sede de la Gestapo en el número 8 de la calle Prinz Albrecht.
Luego de firmada la rendición incondicional, el Alto Mando Aliado disolvió a la Gestapo, al NSDAP, a las SS y a las demás organizaciones estatales de la Alemania y arrestaron y asesinaron a muchos de sus miembros.
Durante el primer juicio a los líderes alemanes en los Procesos de Núremberg, la Gestapo fue disuelta sin posibilidad de reconstitución.

El SS Gruppenführer Arthur Nebe, director de la Kripo; el Dr. Boor, agregado policial de Hungría y el Dr. Werner Best, especialista del Sicherheitsdienst ,SD en un reunión en Berlín en 1939. El Sicherheitsdienst, Servicio de Seguridad era el servicio de inteligencia de las SS. Ésta fue la primera organización de inteligencia en crearse dentro del NSDAP. Entre 1933 y 1939, el SD estuvo bajo la autoridad de la Sicherheitspolizei. A partir de 1939 fue transferida y puesta bajo la autoridad de la Reichssicherheitshauptamt.
Como todas las demás organizaciones auspiciadas por el NSDAP, durante los Juicios de Núremberg, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se le condenó por acusaciones ridículas como el de Crímenes contra la humanidad y fue prohibido en Alemania.