jueves, 18 de abril de 2013

El asesinato de Hess

La mayoría de ustedes ya conocen la historia de Rudolf Hess,el hombre, y cómo voló a Inglaterra para hacer la paz con los británicos. Su avión se estrelló en Escocia y fue hecho prisionero por los ingleses. Hess fue encarcelado inmediatamente y confinado en solitario casi el resto de su vida.Unas de las escasas imágenes de Rudolf Hess en la prisión de Spandau.
Unas de las escasas imágenes de Rudolf Hess en la prisión de Spandau.

¿Qué conocimientos poseía Rudolf Hess que fueran tan peligrosos para los aliados?

En cuanto a mí, trabajé como enfermero de Rudolf Hess, desde el 1 de agosto de 1982 hasta su asesinato el 17 de agosto de 1987, en la Prisión Militar Aliado en Spandau.
El día de la muerte del señor Hess, comencé mi trabajo como cualquier otro y el cula consistía en el cuidado de mi paciente. Como de costumbre, a las 6:45 am le ayudé a ducharse y vestirse, y estuve presente durante su almuerzo a las 10:30 am En ningún momento noté ningún síntoma de una pertubación mental. Poco después de la comida, me pidió que fuera a la cercana ciudad de Spandau para comprar una olla de cerámica para reemplazar una que se le había roto. El Sr. Hess no me hizo tal encargo para forzar mi ausencia, ya que, a partir del mediodía y hasta mi almuerzo tenía unas horas de descanso.

A las dos de tarde me llamaron de la prisión al teléfono de mi piso, que se encontraba muy cerca de la prisión de Spandau. Un rato más tarde llegué a la casita de verano en el jardín de la prisión donde me dijeron que había habido un “incidente”.
  
Cuando entré en su interior, la escena era como el escenario de una batalla campal, todo estaba revuelto. La estera que cubría el piso estaba en desorden, aunque el día anterior yo mismo había limpiado el suelo y colocado la estera cuidadosamente en su lugar habitual. Una lámpara del techo estaba en el suelo, pero recuerdo claramente que el cable aún estaba conectado a la toma principal. (Fue este cable el que las autoridades dijeron más tarde, con el que Hess, frágil, de 93 años y con artritis paralizante) había utilizado para ahorcarse. Una mesa redonda y un sillón del Sr. Hess también estaban tumbados. En resumen, ninguno de los muebles y objetos estaban en su lugar habitual, por lo que pensé de inmediato que allí se había desarrollado una lucha.

El cuerpo del señor Hess estaba tirado en el suelo de la casita, al parecer sin vida. Cerca de él habían dos soldados vestidos con uniformes del ejército de Estados Unidos. Yo nunca los había visto antes, también vi a un guardia también norteamericano, a quien conocía como Tony Jordan. Al lado del cuerpo de Hess, como ya he dicho, el único cable que había allí era el de la lámpara caída del techo, y que aún estaba conectado a la pared.

De inmediato se procedí a examinar al Sr. Hess. No pude detectar ninguna respiración, no tenía pulso y su corazón ya no latía. Calculé que la muerte se había producido unos 40 minutos antes.
El guardia, al que conocía como Jordan, estaba cerca de los pies del Sr. Hess y parecía agitado, estaba sudando mucho y su camisa estaba completamente empapada y, curiosamente, iba sin corbata.
Le miré y le pregunté: “¿Qué habeis hecho con él?”, a lo que me contestó: “El cerdo ha muerto, ya no tendrá usted que realizar más el turno de noche.”

Durante cinco años dedicándome al señor Hess, tenía un conocimiento muy claro y preciso de sus capacidades, por lo que no considero que, dada su condición física, hubiera sido posible que el señor Hess se suicidara ahorcándose como fue publicado más tarde por las potencias aliadas. A mi juicio fue estrangulado, pero cuando expresé mis objeciones sobre el tema, fuí amenazado con la ruina profesional o algo “peor”.

Durante años he guardado silencio por temor a esas amenazas. Pero ahora he decidido contar mi experiencia profesional y de amistad con el señor Rudolf Hess, un hombre de gran visión, inteligencia y compasión, en mi libro titulado “ Rudolf Hess: Traición y asesinato.”

La editorial Barnes es la única lo suficientemente valiente como para publicar mi libro. Importantes editores de Europa estuvieron a punto de hacerlo pero retrocedieron en el último momento.
¿Qué es lo que hay de tan peligroso en este crimen que asusta a las grandes casas editoriales? También he incluido fotos de mi archivo personal, reproducciones y traducciones al inglés de decenas y decenas de mi correspondencia personal con el señor Hess, la mayoría nunca antes traducidas al inglés.
Les garantizo que todas sus páginas reflejan la verdad de mi experiencia con él, de lo que aprendí de él como hombre y, finalmente, su asesinato y las razones por las que se cometió.

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