lunes, 24 de agosto de 2020

Ernst Jünger digno de desprecio..

Fuente Base: nationalvanguard.org

Vamos a conocer el lado traidor y cobarde de Ernest Jünger..ese idolotrado.......... escritor..



Jünger se había retirado del Ejército alemán en 1923 con el grado de teniente.


Tras dejar el Ejército, él participó brevemente en los nacionalistas Freikorps, pero los dejó muy pronto, según él mismo cuenta, porque encontró que la gente que participaba allí era generalmente de un bajo carácter, que frecuentemente le pedía prestado dinero.


Sin embargo, Jünger fue de todos modos llamado al servicio en el Ejército alemán poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, y le fue dado el grado de capitán, el cual él aceptó gustosamente. A él se le asignó el mando de la 2ª Compañía del 287º Regimiento de la Wehrmacht, y participó en la invasión de Francia en 1940, ganado otra Cruz de Hierro. Jünger participó en pocos combates durante el resto de la guerra, y fue designado oficial de la ocupación en París. Uno de sus deberes fue la censura de cartas. Él posteriormente afirmó haber salvado la vida de varias personas al destruír cartas que él sabía que habrían entrado en conflicto con las autoridades. 





Al igual que muchos conservadores, Jünger era un snob. Él encontraba "vulgares" a los nacionalsocialistas, aunque extrañamente él no expresó los mismos sentimientos por los así llamados "nacional-bolcheviques", cuyo líder Ernst Niekisch era un cercano amigo suyo. De hecho, Jünger escribió varios artículos para la revista de Niekisch, Widerstand, Resistencia.


En cuanto a esto, citaré un párrafo del artículo de John Morgan, que muy iluminador:


Jünger era especialmente cercano a Ernst Niekisch, quien era el líder de la corriente conocida como nacional-bolcheviques, que procuraba combinar el nacionalismo con los mejores elementos del comunismo, y Jünger era un colaborador frecuente del periódico de Niekisch, Widerstand. Muchos años más tarde, él comentaría que si Niekisch se hubiera convertido en el líder de Alemania en los años '30 en vez de Hitler, la historia de Alemania en el siglo XX habría tomado un curso completamente diferente, y más exitoso.




El hecho de que Jünger estuviera feliz de colaborar con Niekisch, a la vez que rechazaba firmemente las propuestas del NSDAP, es enormemente revelador.


Desde el principio él se puso del lado de los judíos, ya que sus liberales opiniones individualistas y cosmopolitas armonizaban con la agenda de ellos.


Su posición a favor de los trabajadores no era nada más que un aparentar ser virtuoso. La gran revolución social realizada por el movimiento Nacionalsocialista, que entregó innumerables beneficios y felicidad a los trabajadores alemanes, fue totalmente ignorada por él. Él actuó como un arrogante snob que despreciaba profundamente a la clase obrera.




Stauffenberg y sus compinches eran snobs arrogantes y resentidos que odiaron a Hitler desde el principio, y punto. Ellos nunca le perdonaron el que hubiera acabado con el privilegiado estilo de vida de ellos. Y no sólo eso, sino que ellos se mostraron como imbéciles cuando ignoraron la demanda clara y pública de la rendición incondicional hecha por los Aliados. Ellos por lo visto creían que: Churchill y Roosevelt los escucharían a ellos, y que los Aliados consentirían en unirse a ellos para luchar contra el amigo y socio de éstos, Stalin.


Jünger sobrevivió a la guerra y vivió para disfrutar de un lucrativo retiro y de la adulación de conservadores que lo veían como un héroe. Su hijo mayor, también llamado Ernst, que resultó ser un traidor como su padre, murió en combate en Italia en 1944 mientras servía en una unidad penal de la Wehrmacht después de ser expulsado de la Academia Naval por actividades subversivas.


Cuando pensamos en los miles de soldados alemanes, y en los voluntarios europeos que lucharon junto con ellos, que fueron encarcelados, torturados o asesinados, cinco, diez, o hasta veinte años después del final de la guerra, porque ellos no traicionarían a sus camaradas o no admitirían haber cometido crímenes que ellos no cometieron, el despreciable comportamiento de Ernst Jünger se hace aún más digno de desprecio.

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