Con ocasión del atentado del 20 de Julio de 1944 se dijo que Hitler pensó más aún que era una especie de elegido por los dioses. Pero, a pesar de que Hitler mencionaba a menudo a la Providencia (nunca directamente a Dios, pues Hitler no era muy creyente) en una ocasión dijo:
- No soy, indudablemente, un hombre brutal por temperamento. y por ello me comporto únicamente como un hombre guiado por su razón. He arriesgado mil veces mi vida y si hasta ahora he salido bien librado, se lo debo a mi suerte.
Con respecto a la guerra, en la misma conversación dijo:
- Puede apenarme personalmente, e incluso puede conducirme a errores que se reconocerán más tarde, pero es absolutamente imposible actuar de distinta manera. Hitler en más de una ocasión dijo que era contrario a la pena de muerte:
- Cuando los jueces condenan a muerte y me incitan a usar mi derecho de gracia, me ponen en un gran aprieto.
Sin embargo, cuando se trataba de juzgar a un asesino Hitler lo tenía más claro. En una ocasión le pidieron que interviniera en un juicio contra unos jóvenes que violaron y después asesinaron a una mujer. Hitler le dijo:
- ¿Está usted loco solicitándome gracias en casos semejantes? Se lo ruego, en tales ocasiones no me consulte. Solo cabe una cosa: ejecutar la sentencia.
El mismo día dijo también:
- Admito que sea indulgente con los jóvenes que cometen accidentalmente una tontería.
A Hitler le gustaba a menudo hablar sobre la justicia. Es curioso que un hombre como Hitler no soportara en absoluto el sufrimiento ajeno. Ciertamente la siguiente frase resulta muy curiosa para ser pronunciada por Hitler:
- Se sabe de jueces del tribunal de la Inquisición que tenían a gloria haber hecho quemar veinte o treinta mil hechiceras. La larga experiencia de tales horrores tiene que dejar huellas indelebles en un pueblo.
Una frase que quizá puede resumir su forma de actuar con respecto a la justicia pueda ser esta.
- En la misma medida en que soy partidario de que haya un máximo de equidad en el orden social establecido, siento el derecho de juzgar con un rigor despiadado al que pretenda socavar este orden.
Más frases de Hitler que resultan curiosas:
- No pienso que un hombre debe morirse de hambre porque ha sido adversario mío.
- Gracias a Dios, siempre he evitado el perseguir a mis enemigos.
- Estoy en contra de la pena de muerte porque es irreversible.
Como vemos, son frases que bien pudieran ser pronunciadas por cualquier activista actual de Aministia Internacional. ¿Contradicciones de Hitler ? Probablemente. Pero también es cierto que Hitler no está entre nosotros para defenderse.
- La tierra es propiedad nacional. Los individuos no pueden tener más que el usufructo de la misma. Por lo tanto, que cada cual saque su pedazo de terreno el máximo de lo que pueda rendir. Puesto que el profesor Hoffmann puede afirmar que su hacienda da las mayores cosechas de la región, yo opino que eso está muy bien, y que ello es una razón mayor para que la conserve. Cuanto más dinero invierta en ella, más provecho sacará.
- El hecho de hablar varias lenguas no es un signo de inteligencia. Se encuentran corrientemente niños que hablan tres o cuatro lenguas, por poco que tengan institutrices extranjeras.
Sobre las recomendaciones:
- No se obtenía absolutamente nada en Austria sin recomendaciones. Cuando llegué a Viena, llevaba una para Roller, pero no la utilicé. Con aquella recomendación, me hubieran contratado inmediatamente. Sin duda fue preferible que no sucediera así. No me ha hecho daño tener que comer suela de zapato.
Sobre la corrupción:
- Había antes diez mil veces más corrupción que hoy. La diferencia es que no se hablaba de ello. Cuando condenamos a un prevaricador, no ha de ser un pretexto para dar grandes voces. Entre nosotros no hay mal endémico, no hay más que casos especiales.
- Hay quien dice que el mundo es malo y desea dejar esta vida. ¡A mi me gusta este mundo! Si ese deseo de morir es debido a un disgusto amoroso, doy al desesperado el consejo de esperar un año. Los consuelos vendrán. Pero si es por otra razón por la que un ser humano quiere morir, entonces que muera, no se lo impido. Llamo sencillamente la atención sobre el hecho de que no es posible escaparse completamente de este mundo. Los elementos que componen nuestro cuerpo pertenecen al ciclo de la naturaleza. En cuanto a nuestra alma, pudiera ser que volviera al limbo, esperando una ocasión de reencarnarse. Pero me contrariaría que todo el mundo quisiera acabar con la vida.
Hitler sabía perfectamente lo que le ocurriría si perdiera la guerra. No solo eso, incluso si la ganaba, sabía que en algún momento de la historia, se hablaría mal de él. Tan es así, que en una fecha tan temprana como 1941 opinaba lo siguiente:
- ¿Quién puede escapar a la crítica? Yo mismo, si desapareciera hoy, no ignoro que llegará un momento, dentro de cien años quizá, en que se me atacará violentamente. La historia no hará una excepción en mi favor. Pero, ¿qué importancia tiene esto? Bastan otros cien años más para que las sombras se borren. No me preocupo de ello, yo marcho adelante.
Claro, que en la época que hizo ese comentario la guerra le era favorable. Aunque Hitler siempre tuvo enemigos. No le era ajeno en absoluto el hecho de que si perdía la guerra, el mundo se volvería contra él, como ha ocurrido.
Ese mismo día hizo otro comentario que hoy en día cobra demasiada actualidad, dado el periodismo que se practica:
- No hay derecho a fotografiar a un hombre sorprendido en la intimidad. Es muy fácil ridiculizar a cualquiera. Que cada uno se pregunte a sí mismo qué haría si tuviese la mala suerte de ser fotografiado, sin saberlo, en una situación delicada. Estos son procedimientos repugnantes, y he prohibido que semejantes fotos se utilicen.
En otra ocasión opinó:
- ¡Piedad para los pesimistas! Se estropean a sí mismos la existencia. La vida, en resumidas cuentas, no es soportable sino a condición de ser optimista. El pesimista complica inútilmente las cosas.
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