domingo, 2 de septiembre de 2012

la proteccion social de la vivienda Ns.

El Führer no permanece inactivo en su descanso del Berghof y ha emitido hoy una serie de decretos sobre medidas de construcción para las ciudades de Königsberg, Oldenburg, Posen y Saarbrücken. Así mismo ha firmado una ley para el establecimiento de un puerto libre en Danzig.


Una de las facetas del Führer más desconocidas por el gran público es su interés por el arte y, sobre todo, la arquitectura. Durante su juventud el Führer intentó entrar en la escuela de Bellas Artes de Viena, pero fue rechazado dos veces en el proceso de admisión.

El Führer junto con el arquitecto Albert Speer repasa los planos de un nuevo edificio. Adolf Hitler: "Los judíos de Viena impidieron que me hiciera arquitecto. Pues bien, tuvieron que enfrentarse a un político."


Su pasión por la arquitectura se unió a su vocación política para hacer del Führer uno de los mayores constructores de la historia de la humanidad. Desde un planteamiento Nacionalsocialista alejado de los convencionalismos capitalistas, esto se ha traducido en una política de vivienda de la que muchas naciones y épocas deberían tomar ejemplo.


Mientras estuvo en prisión en 1923, el Führer diseñó planos para desarrollos de edificaciones. Algunos de sus bocetos han sobrevivido hasta el día de hoy. En ellos se ven grupos de casas de trabajadores con sus propios jardines, que después se construirían a cientos de miles.



Examinando una maqueta.

El Führer deseaba viviendas de bajo coste que resultasen atractivas y funcionales para millones de familias de clase obrera que entonces vivían en miserables ratoneras.


La mayoría de las casas que después construiría eran casas unifamiliares con pequeños jardines donde los niños podrían jugar, las mujeres recoger vegetales y flores y toda la familia relajarse en paz después del trabajo del día. Los estilos arquitectónicos locales se incorporaban de modo que las viviendas resaltaran la atmósfera local.


Urbanización Nacionalsocialista.

En ocasiones no había otra alternativa que construir grandes complejos de apartamentos, y el Führer se aseguró de que incluso estas viviendas fueran grandes y se encontraran rodeadas de césped y jardines donde los niños pudieran jugar con seguridad.


El diseño de todos estos proyectos de vivienda incorporaba los más elevados estándares de salud pública y seguridad, algo generalmente desdeñado en todo el mundo capitalista.


Las parejas recién casadas que deseaban adquirir su propio hogar recibieron préstamos generosos. Después del nacimiento de cada hijo se les cancelaba un cuarto de la deuda, de modo que después del cuarto hijo no se debía ningún pago. 925.000 parejas recién casadas se aprovecharon de este sistema de préstamos.



El Nacionalsocialismo apoya a la familia.

Después de su primer año como Canciller, el Führer había logrado construir 202.119 viviendas. Después de cuatro años el número había alcanzado el millón y medio de hogares.


Para aquellos que alquilaban una casa, la legislación fijaba que el alquiler medio mensual no podía superar la octava parte del salario del trabajador.


Los agricultores, que tenían los ingresos más bajos, también recibieron ayudas. Para 1936, más de 91.000 granjas habían sido construidas y los estándares de vida en las áreas rurales habían mejorado drásticamente.


Esta serie de medidas sociales enfocadas a la vivienda supondrían una auténtica revolución en el mundo capitalista, que se llevaría las manos a la cabeza al perder una de sus principales fuentes de especulación. Si el modelo capitalista acabara imponiéndose, que no nos quepa duda de lo que esperaría a las parejas recién casadas: viviendas inasequibles, préstamos a 40, 50 años y toda una vida con la soga al cuello. ¿El resultado? A corto plazo, el enriquecimiento de los capitalistas, la especulación. A largo plazo, la crisis económica consecuencia de un modelo insostenible, la reducción de la natalidad -¿quién tendría hijos si no puede mantenerlos?- y en último término, el conflicto, la guerra, la desaparición de la civilización occidental y la supremacía de los pueblos pobres, débiles, atrasados y hambrientos pero más jóvenes y ambiciosos.

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