Una bacteria circuncidada que se hacia llamar Max Beer garabateo un panfleto llamado "Ética del Talmud" en 1893, tiene cojones la cosa, puede haber un titulo más infame?, como si la carroña Talmudica hubiese tenido alguna vez ética, bueno pues esta carroña garabateo lo siguiente:
Dios creó al mundo solamente para los judíos y la Torá. Si los judíos no existieran, no habría mundo. Dios existe solamente para Israel y no para los no judíos. Si Dios es un judío devoto y exclusivo, no puede tener nada común con los no judíos, pues son, por no aceptar la Torá, impuros y animales, física y moralmente. Israel es el trigo .y los no judíos son paja y basura.
Este narizotas es la bacteria judaica Max Beer
Empecemos desde el principio..
Como Sionismo se entiende hoy el movimiento de los judíos hacia la creación de un Estado judío nacional autónomo en la Palestina.
Otto Hauser.
Según el escritor Otto Hauser, un no-judío, es el sionismo la respuesta natural al movimiento antisemita, como reacción en el judaismo de los movimientos nacionalistas.
Asher Ginzberg
A Herzl corresponde el mérito de haber convocado el Primer Congreso Sionista, que fué celebrado en Basilea en 1897, y en el que participaban tanto Ginzberg como Max Nordau, otro dirigente judío.
Max Nordau
Como su sucesor se considera al Dr. Max Nordau alias Suedfeld, también judio-húngaro, escritor, publicista y también plagiador, considerado como "Nassi", que quiere decir “príncipe del exilio", caracterizado por Ginzberg como esclavo de la intolerancia, que sólo sueña en aplicar métodos inquisitoriales para los cristianos.
El 19 de Diciembre de 1903 le erró la bala de un sionista ruso. Nordau también había simpatizado con la idea de un hogar nacional en la colonia inglesa "Uganda".
Sir Herbert Samuel, otro judío.
El único de su pueblo, Achad Haam, se había retirado en sus últimos años a Tel-Aviv, contándose que durante su siesta suprimíase por orden policial todo ruido en los barrios cercanos de la ciudad. Sabido también es que el entonces Alto Comisario inglés, Sir Herbert Samuel, otro judío, cada vez que llegaba a Tel-Aviv, dirigíase, en primer lugar, a la casa de este príncipe del Destierro.
El 2 de Noviembre de 1917 apareció la célebre declaración de Lord Balfour sobre la creación del Hogar Nacional judío, que cerró la larga discusión, habiendo triunfado definitivamente la idea de Achad Haam, que, sintetizada con sus propias palabras, es la siguiente:
El 2 de Noviembre de 1917 apareció la célebre declaración de Lord Balfour sobre la creación del Hogar Nacional judío, que cerró la larga discusión, habiendo triunfado definitivamente la idea de Achad Haam, que, sintetizada con sus propias palabras, es la siguiente:
El sionismo simbólico ni es parte del judaísmo, ni un suplemento de él, sino exclusivamente el judaísmo en su totalidad y solamente un desplazamiento de su centro de gravedad. Para esto basta que solamente una parte insignificante de los judíos se trasladara a la Palestina y aunque fuese sólo un tanto por ciento. De este tanto por ciento devendrá el centro espiritual de Israel disperso.
Con tal directiva el objeto de los autores de los Protocolos de los Sabios de Sión queda plenamente confirmado. Igualmente queda establecido la identidad con los mismos de los fines perseguidos por la poderosa secta de origen estadounidense, Los Escrutadores Serios de la Biblia, o como ellos se llaman, Los Testigos de Jehová.
Congreso de Basilea en 1897
Este camino es sólo la prolongación directa del judaísmo a través de la Historia, pero en forma sistematizada. Lo que el judaísmo siempre había manifestado al parecer aisladamente y en formas menos coherentes, ha recibido un fundamento por la acción de Herzl, Nordau, y muy especialmente por Achad Haam, pues éste es el verdadero judío, el sucesor tal vez inmediato de las herencias de los Esdrás y Nehemías.
¡No! El sionismo es la consecuencia de los nunca abandonados sueños mesiánicos y el despertar consciente de su poderío, bajo las influencias de la formación de los Estados nacionales. A nosotros nos parece que Herzl se había servido de un ardid para entusiasmar a sus connacionales, al conjurar la antipatía de los no-judíos.
La proclamación de Herzl creó un estado crítico dentro del judaísmo, y en ese momento entró en escena un hombre que era todo el espíritu judío en su forma más pura. Despreciaba tanto liberales como socialistas y parlamentarios, y no pensaba en cosas hechas a medias. Creía en la misión presagiada por profetas y rabinos, y dio de este modo al movimiento sionista un sello imborrable. Era Achad Haam.
El judaismo no ha producido, en su larga historia, muchos hombres del formato de Asher Ginzberg. Por un lado, porque el pueblo judío no es un pueblo originario, y segundo, porque su inclinación a lo comercial se lo impide. Al contrario, ha producido grandes banqueros y también jugadores. Por eso Achad Haam es educado en las tradiciones judías más sagradas y saturado del espíritu judío de los miles de años, debía sentir desprecio hacia las tendencias liberales, la idea de la asimilación y hacia la idea de un Estado político sin atingencia alguna de religión, cosa que nos explica por qué se sintió llamado a tomar en sus manos el timón de los destinos judíos.
Los judíos medio inteligentes lo saben, si bien hablan poco, por razones entendibles. Y cuando hablan, se expresan en términos no comprensibles para todos.
Hemos descrito lo que para Achad Haam significa el sionismo. Si bien no lo dice, la religión es, sin embargo, la piedra angular de su pensamiento.
Las figuras de aquel célebre Congreso de 1897 en Basilea que colocó la piedra fundamental del sionismo, así como las de que les seguían después, no llegan a la altura de este hombre. Aparte de su concepto del sionismo y las formas de su realización, que merecen un capítulo aparte, la sola indicación del desplazamiento del centro de gravedad del judaísmo hacia Palestina, lo coloca al lado de los dos grandes restauradores del judaísmo: de Esdrás y Nehemías, cuya verdadera importancia ha sido, efectivamente, la misma, la de la creación de un centro de gravedad para todos los judíos del mundo.
Hicieron la obra con sólo, como se dice, 6.000 judíos, entre los cuales hubo apenas 1.800 hombres. Los judíos radicados desde generaciones en el Imperio babilónico y posteriormente en el vasto Imperio de los persas, se habían hecho ricos, poderosos, y manejaban las finanzas y el comercio igualmente como hoy. Mantenían sus ritos, sus creencias, se sentían como judíos, pero no pensaban en la vuelta al insignificante país de sus antepasados. En dos millones se calculan a los judíos entonces. Pero quedaban en la periferia. Y con los 6.000, Esdrás y Nehemías formaban, mediante leyes férreas, una nueva nación, que perdura hasta hoy. Este período se sitúa en los años 458-445 a.C.
Puede presumirse que el judaísmo se encontró entonces ante los mismos problemas que al fin del siglo XIX.
Puede presumirse que el judaísmo se encontró entonces ante los mismos problemas que al fin del siglo XIX.
Así dijo en el Congreso de Karlsbad en 1923 el judío Mooris Meyer:
No es sólo para nosotros la Palestina un país de colonización, sino también la fortaleza del judaísmo de todo el mundo.
Y Nachum Sokolow dijo en 1921 en Berlín:
El pueblo judío tendrá su centro en la Palestina. Grandes partes del judaísmo vivirán como periferias en el mundo.
Y Chaim Weizmann dijo en 1922:
El sionismo siempre ha existido. Es el destino de los judíos, y ningún poder de la tierra podrá separarnos de nuestro destino.
EL SIONISMO REVOLUCIONARIO
Palestina deberá ser una fortaleza del judaísmo, decía un sionista. Tal expresión es solamente otro nombre para la determinación de Achad Haam, que designaba a la Palestina como centro de gravedad del judaísmo total. Los sionistas parecen creer, efectivamente, que una Palestina cien por ciento judía, autónoma, independiente, sería el eje para el judaísmo periférico, que es calculado en unos 16 millones de religión mosaica, pero en unos 22 millones de raza judía.
El judaísmo, como fenómeno político, sería entonces parecido al sistema solar, con el monte Sión como Sol y centro de gravedad, reservándose para las demás naciones, dirigidas por sus respectivos núcleos judíos agrupados alrededor de otros centros de gravitación de segundo y tercer orden, los puestos de simples trabantes que recibirían su luz, es decir, la gracia de Yahvé, según el mayor o menor grado de subordinación a los Sabios de Sión.
A juzgar por la constelación actual, tal Estado judío sería de pronto, con la ayuda de sus trabantes más favorecidos y más obedientes: Inglaterra y Francia, considerado como digno miembro de la Liga de las Naciones, y respaldado por las logias masónicas, se encontraría en una situación de preferencia. En otros términos, el judaísmo, más que nunca, se serviría de la Sociedad de las Naciones, como instrumento super-nacional para sus precavidas intenciones usurpadoras hacia una hegemonía universal cuya magnitud es imposible conjeturar.
Actualmente los dirigentes judíos juegan varias cartas. La principal es Inglaterra. Pero como tienen en reserva a Francia y a Estados Unidos, se puede observar que, en el conflicto sobre la Tierra Santa, estos últimos no muestran interés.
De lo que ocurriría ya tenemos algunas pruebas a manera de prólogos. Son las imposiciones de la famosa Liga de las Naciones en contra de Alemania e Italia, para mantenerlas débiles y a merced de poderes ocultos, y si no acatan las órdenes o imposiciones serían condenados, por cuanto a estos poderes no les interesan cuestiones vitales nacionales, a sucumbir o, por lo menos, vivir como Estados de segunda o tercera clase, si no prefieren la inanición perpetua.
De pronto se despertaría también la ahora adormecida conciencia mundial, aquel ardid judío inventado en la Alemania de1918-1933, con que hicieron callar y adormecer toda protesta e intentona de libertarse de las cadenas del Tratado de Versalles, otro instrumento del judaísmo.
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