La compañía Amazon, el comercio minorista más grande del mundo, y Facebook con el número más alto de usuarios, pueden oler dónde está el oro en tiempos pandémicos. Los inversionistas financieros están llenando sus bolsillos. Bill Gates, Jeff Bezos de Amazon y Mark Zuckerberg han sido capaces ya de aumentar en hasta 50.000 millones de dólares sus cuentas gracias a la pandemia en 2020. La clase media está yéndose abajo como estaba planeado. Es notable que difícilmente alguna resistencia esté surgiendo.
A fin de hacer de la falsa pandemia un éxito resonante, se organizan confinamientos, las mismas mentiras son repetidas una y otra vez, y es prometido un futuro aún más peligroso y sombrío. Se encierran a todos, incluso a los sanos y no sólo a los enfermos.
Todas las medidas son dirigidas contra la gente y pretenden satisfacer los intereses personales de los fabricantes de la pandemia. La avaricia de aún más dinero hace que la gente olvide todo lo demás.
La economía local es destruída. Las compañías globales, como compañías de venta por correo en línea, inversionistas financieros, gigantes farmacéuticos y plataformas de comunicación, ganan muchos miles de millones de dólares dentro de un breve período de tiempo.
Se promete una "redención". Dicha "salvación" es generalmente caracterizada por la distribución de fármacos tóxicos, a menudo producidos con apuro pero no suficientemente probados, y vacunas contraproducentes.
Se hacen todos los esfuerzos para mantener la pandemia funcionando. En el segundo paso, los fabricantes de la pandemia se hacen alimentadores de la pandemia.
No son gerentes de crisis con conocimiento especialista los que conducen con seguridad la pandemia sino sólo lacayos de las grandes empresas sin ninguna experiencia especializada.
Las reglas y las exigencias son cambiadas de una forma que satisfaga a los fabricantes de la pandemia.
La gente crítica y amante de la libertad que lucha por derechos básicos son llamados negacionistas, negadores de los virus o teóricos de la conspiración. Falsas cifras son publicadas, el poder de las masas es asombrado, y la influencia indeseada de la gente es minimizada.
La economía local es destruída. Las compañías globales, como compañías de venta por correo en línea, inversionistas financieros, gigantes farmacéuticos y plataformas de comunicación, ganan muchos miles de millones de dólares dentro de un breve período de tiempo.
Se hacen todos los esfuerzos para mantener la pandemia funcionando. En el segundo paso, los fabricantes de la pandemia se hacen alimentadores de la pandemia.
No son gerentes de crisis con conocimiento especialista los que conducen con seguridad la pandemia sino sólo lacayos de las grandes empresas sin ninguna experiencia especializada.
Las reglas y las exigencias son cambiadas de una forma que satisfaga a los fabricantes de la pandemia.
La gente crítica y amante de la libertad que lucha por derechos básicos son llamados negacionistas, negadores de los virus o teóricos de la conspiración. Falsas cifras son publicadas, el poder de las masas es asombrado, y la influencia indeseada de la gente es minimizada.
Los políticos pisotean los derechos básicos de la gente en estos tiempos. Los ciudadanos sienten que están en una dictadura.
Los políticos, los supuestos autoproclamados expertos médicos, los estadísticos comprados, la OMS y la industria farmacéutica, se mantienen unidos y todos trabajan juntos.
Un número muy grande de fármacos dañinos son prescritos y se usan tratamientos que son muy a menudo fatales, sólo para crear víctimas que pueden ser atribuídas entonces al virus. Los creadores de la pandemia generan sus propias víctimas mediante sobre-tratamientos inadecuados, que nunca habrían tenido lugar sin la pandemia planificada.
Uno muy a menudo se contradice, ya que es excesivamente demandante tener que estar
permanentemente mintiendo. Uno ataca verbalmente con desesperación porque se da cuenta de que uno ha sido expuesto. Las declaraciones contradictorias de los cabecillas son testimonio de eso.
Uno muy a menudo se contradice, ya que es excesivamente demandante tener que estar
permanentemente mintiendo. Uno ataca verbalmente con desesperación porque se da cuenta de que uno ha sido expuesto. Las declaraciones contradictorias de los cabecillas son testimonio de eso.
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