En un encuentro que tuvo con su amigo, el poeta chileno Miguel Serrano, Ezra Pound salió de su mutismo para declararle:
¿Sabes por qué me mantengo en silencio? Para que nadie me induzca a decir algo contrario a lo que escribí o hice. Y porque los guerreros al final estamos solos y nadie, salvo el camarada, nos comprende. Y nadie está ya con nosotros, sino las sombras de los héroes muertos.
El sol y la lluvia le caían encima y de noche poderosos reflectores le impedían conciliar el sueño. A las tres semanas de semejante tratamiento, Ezra Pound tuvo que ser trasladado a la zona médica.
Después de seis meses fue extraditado a EEUU, donde terminó recluido en el hospital psiquiátrico de Saint Elizabeth, en el cual permanecería durante trece años y donde escribiría la mayor parte de sus monumentales “Cantos” (1958).
En 1958 fue liberado tras una cruel reclusión sin haber tenido jamás un juicio ni siquiera excusa, y retornó a Italia.
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