Israel nació como un estado racista, como impulso de las superpotencias capitalistas post segunda guerra para cumplir un rol en Oriente Próximo y como destino de conquistador, el lema de la empresa sionista era territorio y demografía. El territorio había que tomarlo y cuantos menos árabes quedaran mejor, hay que decirlo con mayor claridad aún, es una estafa ideológica ser atacado de antisemita por cuestionar las políticas de criminal de guerra de Israel.
La violación inmediata de la resolución 181 de la ONU de noviembre del 1947 que creaba un Estado palestino y otro judío dió pie a la guerra del 48 que, a su vez, significó la expulsión masiva de los árabes de sus aldeas, fue planificada y ejecutada por los líderes sionistas con el propósito de construir un Estado exclusivamente judío.
El propio Ben Gurión aceptaba en aquellas épocas que “nosotros somos los agresores y ellos quienes se defienden”.
Por si fuera poco, hay que exponer sin tapujos que Israel utilizó el Holocuento como la mejor herramienta para justificar las violaciones a los derechos humanos contra el pueblo palestino.
Con el argumento doloroso de Alemania como escudo, Israel ha obtenido y pretende que el mundo le justifique todos los crímenes de lesa humanidad que ha perpetrado desde su origen como país.
Colonias que se multiplican como hongos defendidas por la maquinaria militar, la construcción de un muro que además de anexar nuevo territorio, divide pueblos palestinos quedando el 16 % de la población palestina fuera de su país, más una red de carreteras aseguradas por alambradas electrificadas, la demolición de 13.000 casas, los check point controlados por soldados que según la cara del desafortunado puede pasar o te manda por otro lado, son alguna de las prácticas cotidianas del genocidio. A ello sumarse los homicidios selectivos del marcado por el Mossad y de sus allegados, la caza del árabe en los campos de la Palestina profunda, los más de 9.000 presos políticos, más los bombardeos constantes sobre Gaza que matan en una cifra nunca posible de calcular diariamente.
La violación inmediata de la resolución 181 de la ONU de noviembre del 1947 que creaba un Estado palestino y otro judío dió pie a la guerra del 48 que, a su vez, significó la expulsión masiva de los árabes de sus aldeas, fue planificada y ejecutada por los líderes sionistas con el propósito de construir un Estado exclusivamente judío.
El propio Ben Gurión aceptaba en aquellas épocas que “nosotros somos los agresores y ellos quienes se defienden”.
Por si fuera poco, hay que exponer sin tapujos que Israel utilizó el Holocuento como la mejor herramienta para justificar las violaciones a los derechos humanos contra el pueblo palestino.
Con el argumento doloroso de Alemania como escudo, Israel ha obtenido y pretende que el mundo le justifique todos los crímenes de lesa humanidad que ha perpetrado desde su origen como país.
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