Educación Patriótica: Federico el Grande

Federico sostiene que el patriotismo bien entendido significa reconocer la crítica justa del propio país. 

Federico el Grande es una figura incómoda para algunos. Políticamente, él no era de ninguna manera un nacionalista alemán de los pequeños principados del Sacro Imperio Romano.

El rey prusiano era muy consciente de la identidad cultural alemana, apelaba al orgullo nacional alemán y argumentaba los beneficios de una literatura y cultura específicamente en lengua alemana.

Federico entiende claramente a Alemania como una unidad nacional, lingüística y cultural realmente existente, a pesar de sus siglos de división política. Todo esto es bastante extraño con la afirmación marxista de que la identidad nacional es una construcción creada oportunistamente por los regímenes capitalistas del siglo XIX.

Esto queda claro en una larga carta, de hecho, un programa educativo detallado, titulado, Sobre la literatura alemana, sobre los defectos por los que puede criticarse, sobre sus causas y los medios por los cuales pueden corregirse . En la carta, Frederick es un duro crítico del idioma alemán aún no estandarizado de su época y de la supuesta falta de grandes autores de Alemania. 

Al mismo tiempo, insta a los alemanes a mejorar su idioma, a escribir en alemán para que la gente común de Alemania les entienda y a alcanzar la grandeza literaria comparable a la de los italianos, franceses e ingleses. 

Específicamente, el rey argumenta que el desarrollo cultural de Alemania fue atrofiado por la devastación extrema de la Guerra de los Treinta Años, en la que murió alrededor de un tercio de la gente. Él dice que Alemania se vio frenada por la necesidad de reconstruir el país, pero que ahora los alemanes estarán motivados por su orgullo nacional para igualar culturalmente a sus vecinos.

Federico claramente lamenta la falta de orgullo nacional alemán en los últimos tiempos, y celebra que la aparición de ese orgullo fomente una ambición competitiva para igualar culturalmente a los países vecinos.

En resumen, el programa educativo y cultural de Federico, lejos de ignorar o rechazar la identidad nacional alemana, lo abarca en varios niveles. Alemania, no Prusia o Europa, se concibe como la unidad lingüística cultural que debe mejorarse. Se debe apelar al orgullo nacional alemán para motivar a los alemanes a igualar a sus vecinos. Esto no significa falta de autocrítica, por el contrario, el desarrollo, el lenguaje y las letras de la nación alemana deben juzgarse con un espíritu de crítica justa, para hacer posible la mejora. Tampoco significa una especie de chauvinismo cerrado, ya que Federico apoya tomar lo mejor de las culturas extranjeras y el aprendizaje de una lengua franca para comunicarse mejor con ellos Sin embargo, se debe promover la literatura en el idioma nacional para que todos los ciudadanos puedan cultivar lo mejor posible. 

Por lo tanto, ya en Federico el Grande, ese "déspota ilustrado" tan hostil a la unidad política alemana, encontramos un respaldo a la educación popular y nacional, que sería tan importante para el despertar de la conciencia nacional alemana y la entrada de las masas alemanas en historia mundial.