En un sentido metafísico, podemos hablar sobre nuestras sociedades que están siendo desmitificadas. Un sentido de destino acompañado por acontecimientos mágicos, extrañas coincidencias, suerte, heroísmo, etcétera, pertenece a la Naturaleza, pero una vez que nuestras sociedades son destrozadas en conglomeraciones de personas solitarias sin relaciones entre sí, nuestro mundo mítico muere y es sustituído por un medioambiente mecánico, totalmente previsible y totalmente controlado.
Para nosotros este proceso de desmitificación de nuestras sociedades comenzó cuando el dios judío que es el opuesto total de una Naturaleza mítica; ese ser sin rostro que rechaza todas las expresiones humanas, incluyendo todas las formas de arte; él representa la nada incomprensible que vive sola y que no necesita nada de nadie. Él creó el mundo como una máquina estática y esas características calzan muy bien con una tecnocracia de materia plástica y algoritmos, que se trata de un mundo completamente controlado, sin lugar para rebeliones, sin la creatividad de la Naturaleza.
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