miércoles, 1 de noviembre de 2017

La sociedad desmitificada.




En una sociedad multicultural las formas que encontramos son tan confusas que la información ya no tiene ningún sentido y cada uno comienza a apartarse de la vida social y cultural para convertirse en un teatro grotesco. 

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En un sentido metafísico, podemos hablar sobre nuestras sociedades que están siendo desmitificadas. Un sentido de destino acompañado por acontecimientos mágicos, extrañas coincidencias, suerte, heroísmo, etcétera, pertenece a la Naturaleza, pero una vez que nuestras sociedades son destrozadas en conglomeraciones de personas solitarias sin relaciones entre sí, nuestro mundo mítico muere y es sustituído por un medioambiente mecánico, totalmente previsible y totalmente controlado.



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Para nosotros este proceso de desmitificación de nuestras sociedades comenzó cuando el dios judío que es el opuesto total de una Naturaleza mítica; ese ser sin rostro que rechaza todas las expresiones humanas, incluyendo todas las formas de arte; él representa la nada incomprensible que vive sola y que no necesita nada de nadie. Él creó el mundo como una máquina estática y esas características calzan muy bien con una tecnocracia de materia plástica y algoritmos, que se trata de un mundo completamente controlado, sin lugar para rebeliones, sin la creatividad de la Naturaleza.

Para nuestros antepasados Dios y la Naturaleza eran uno y lo mismo, y por lo tanto la Naturaleza no podía ser inferior a ningún dios. Había un continuum natural, no había dualismos irreconciliables.

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