Debéis acostumbraros a la idea de vivir sin esperanza. Trabajareís algún tiempo, os detendrán, confesareís y luego os matarán.
Esos serán los únicos resultados que podréis ver. No hay posibilidad de que se produzca ningún cambio perceptible durante vuestras vidas.
Nosotros somos los muertos.
Nuestra única vida verdadera está en el futuro.
Tomaremos parte en él como puñados de polvo y astillas de hueso. Pero no se sabe si el futuro está más o menos lejos.
Quizá tarde mil años. Por ahora lo único posible es ir extendiendo el área de la cordura poco a poco.
No podemos actuar colectivamente.
No podemos actuar colectivamente.
Sólo podemos difundir nuestro conocimiento de individuo en individuo, de generación en generación. Ante la policía del pensamiento no hay otro medio.
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