Una cantidad enorme de malévola deshonestidad ha sido dirigida contra la memoria del Nuevo Orden europeo de El hombre. Por ejemplo, ha habido un esfuerzo para manipular a los cristianos con la mentira de que El Hombre fue un azote para el cristianismo. De hecho, El Hombre recibió mucho apoyo de clérigos cristianos, católicos y luteranos. Entre las sectas más pequeñas, los Adventistas del Séptimo Día y las iglesias Nuevo-Apostólicas estaban entre los partidarios más fervientes del Nacionalsocialismo, mucho antes de que el partido realmente llegara al poder.
Otra mentira es que El Hombre era un miembro de la Sociedad Thule. Tal sociedad existió realmente, pero El Hombre la consideró como un bochorno. Usted puede leer la opinión de él con respecto a los extravagantes personajes "ocultistas" de dicha Sociedad en el último capítulo del Libro I de Mein Kampf.
Es también una mentira que El Hombre le arrebató las armas al pueblo alemán. Los promotores de esa falsedad por lo general hacen la insinuación por medio de un juego verbal, en el cual ellos distorsionan el desarme real de deportados judíos, no-ciudadanos y no-alemanes, durante la guerra, como si hubiese sido un desarme ficticio de la gente alemana, un acontecimiento que nunca ocurrió bajo el Nacionalsocialismo.
Los nacionalsocialistas en realidad relajaron las leyes de armas en Alemania. De hecho, la propiedad privada de armas persistió en Alemania hasta que las fuerzas del Nuevo Orden Mundial de los Aliados llegaron y confiscaron las armas, y convirtieron a Alemania en una provincia lavada de cerebro del Nuevo Orden Mundial.
Ese mito de El Hombre como confiscador de armas ha sido promovido más vociferantemente por una organización que se llama "Judíos por la Preservación de la Propiedad de Armas de Fuego". Debería estar claro que los judíos en general son una fuente muy tendenciosa de información acerca de El Hombre.
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