En Israel la reacción fue histérica, el país está en peligro de reventar de rabia, se ejercieron pesadas presiones sobre las autoridades suecas para condenar el diario, para castigar al autor insultante y para conseguir que pidiera perdón. La embajadora sueca en Tel-Aviv, miembro de la familia judía Bonnier, rica e influyente, que por cierto es la misma que posee la mayoría de los diarios suecos, de los canales de televisión y los cines, expresó en internet que "se sentía muy afectada y repudiaba aquello". Pero su veloz aceptación del diktat de Tel-Aviv le salió mal, pues el gobierno sueco rechazó su interferencia, abogando por la libertad de la prensa; los editores deAftonbladet insistieron en su derecho a decir lo que consideran correcto y exigieron una investigación internacional.
Esta valiente postura duró un día o dos. Carl Bildt, el Ministro de Asuntos Extranjeros sueco, se sintió muy dolido por la intención israelí de cancelar una visita ya programada, y ya había escrito en un blog que "semejantes artículos pueden provocar anti-judaísmo, y la incitación al odio cae bajo la ley sueca". No obstante, la rendición no llegaba al nivel que exigían Netanyahu y Liebermann, de modo que la rabia y la histeria en Tel-Aviv siguieron creciendo.
Es más fácil expresar "agravio por los viejos infundios" que contestar las preguntas de Boström. Los hechos son perturbadores, y las acusaciones no eran novedosas. Había demasiados informes sobre otros casos parecidos, además de los mencionados por el Aftonbladet. Los miembros del parlamento israelí Ahmed Tibi y Hashem Mahmi acusaron al Instituto Abu Kabir de medicina forense por expropiarles partes internas a los cadáveres palestinos. Ya habían dicho que los médicos palestinos se quejaban porque recibían los cuerpos de sus muertos vaciados. Los diarios israelíes reportaron que en 2007 tres adolescentes palestinos fueron muertos cerca de Jan Yunis, en la Franja de Gaza, y sus cuerpos fueron devueltos a los padres con cortes y señales de salvajismo seis días más tarde. Israel muchas veces ni siquiera les devuelve los cuerpos palestinos a los familiares, sino que los entierran en un cementerio secreto, lo cual es aún más sospechoso. Lo peor del caso es que se enmarca en un esquema más amplio. En el mundo entero, Israel y los israelíes están metidos en el tráfico de carne humana, esta forma moderna del canibalismo. Además del caso de la red mencionada en el artículo de Bolström (el New Jersey ring), hay muchos más.
· En Turquía: el profesor israelí Zaki Shapira fue detenido en Turquía por sospechas de haber descuartizado a unos turcos vivos, informó el ortodoxo diario Jerusalem Post.
· En Sudáfrica: otro diario pro-judío, el New York Times, reportó el caso de una mafia israelí activa en semejante tráfico entre Sudáfrica y Brasil.
· En Brasil: un oficial israelí, Gedalya Tauber, fue detenido en Brasil por incitar a los pobres a compartir pedazos de sí mismos. Largó información sobre la actividad de sus compatriotas en el ramo.
· En Ucrania: el Jerusalem Post informó sobre la detención de "una red israelí dedicada al tráfico ilegal de órganos", que llevaba a contrabandistas y receptores a Ucrania.
En muchos casos, los médicos, los traficantes, contrabandistas y receptores de los pedazos humanos eran israelíes, porque el Estado judío es el único país en el mundo donde el Estado financia aquello, y los mejores médicos están legalmente metidos en el transplante de órganos obtenidos por fraude, según informó Ha'aretz. La etapa siguiente fue el desarrollo de redes internacionales para este tipo de tráfico. Los judíos están bien posicionados para encontrarse envueltos en este negocio sórdido: son muchos los médicos judíos, hay muchos vínculos entre comunidades judías en distintos países, y las inhibiciones morales son pocas.
Los modernos israelíes se han olvidado de su religión, pero sí han conservado esta falta de inhibición. Un periódico de negocios israelí (The Marker) publicó un artículo de opinión de un abogado israelí justificando el comercio de órganos humanos, porque "los órganos no son más que implementos, por lo cual pueden ser objeto de compra y venta como cualquier otro objeto útil en un mercado abierto”.
La distancia entre riñones comprados o arrancados no es mucha: si los órganos son "simples implementos”, cómo no va ser lícito sacárselos a los palestinos, de la misma forma que está "permitido" arrancarles sus centenarios olivos cuando se está edificando el Muro [separador en la frontera].
Es fácil indignarse, pero no tan fácil demostrar que los israelíes, que no vacilan en quebrar brazos y piernas y echarles napalm a escolares, hagan alguna diferencia radical con el hecho de sacar provecho de los órganos interiores de los palestinos. La demanda de una investigación internacional formulada por el periódico Aftonbladet es razonable: si los israelíes no han hecho nada malo (salvo masacrar a cientos de jóvenes) no tienen por qué temer nada de una investigación internacional. Pero Israel ya impidió que las comisiones de la ONU investigaran nada con visitas a Jenin después de la masacre de 2002, ni pudieron visitar Gaza después de la masacre de 2009.
¿Será posible que el temor al anti-judaísmo, tan útil a Israel, ya no actúe como un sortilegio?. Sí, puede ser. El partido socialista projudío en Francia y el surgimiento de un partido anti-sionista en Francia, el artículo de Boström en Aftonbladet, todo esto no es más que una serie de pequeños incidentes separados, pero el conjunto de los mismos implica que el cambio se viene. Los suecos, galos, alemanes ya no tienen miedo a ser aplastados, como por las ruedas de un camión, por los sionistas.
Esto es lo que asusta al gobierno de Tel-Aviv más que nada. Si hoy ellos dejan a los suecos salirse con la suya, mañana aparecerán otros, y entonces el miedo a los judíos pasará a clasificarse como temor infantil y sin base de realidad, como el miedo a los ratones.
Es más fácil expresar "agravio por los viejos infundios" que contestar las preguntas de Boström. Los hechos son perturbadores, y las acusaciones no eran novedosas. Había demasiados informes sobre otros casos parecidos, además de los mencionados por el Aftonbladet. Los miembros del parlamento israelí Ahmed Tibi y Hashem Mahmi acusaron al Instituto Abu Kabir de medicina forense por expropiarles partes internas a los cadáveres palestinos. Ya habían dicho que los médicos palestinos se quejaban porque recibían los cuerpos de sus muertos vaciados. Los diarios israelíes reportaron que en 2007 tres adolescentes palestinos fueron muertos cerca de Jan Yunis, en la Franja de Gaza, y sus cuerpos fueron devueltos a los padres con cortes y señales de salvajismo seis días más tarde. Israel muchas veces ni siquiera les devuelve los cuerpos palestinos a los familiares, sino que los entierran en un cementerio secreto, lo cual es aún más sospechoso. Lo peor del caso es que se enmarca en un esquema más amplio. En el mundo entero, Israel y los israelíes están metidos en el tráfico de carne humana, esta forma moderna del canibalismo. Además del caso de la red mencionada en el artículo de Bolström (el New Jersey ring), hay muchos más.
· En Turquía: el profesor israelí Zaki Shapira fue detenido en Turquía por sospechas de haber descuartizado a unos turcos vivos, informó el ortodoxo diario Jerusalem Post.
· En Sudáfrica: otro diario pro-judío, el New York Times, reportó el caso de una mafia israelí activa en semejante tráfico entre Sudáfrica y Brasil.
· En Brasil: un oficial israelí, Gedalya Tauber, fue detenido en Brasil por incitar a los pobres a compartir pedazos de sí mismos. Largó información sobre la actividad de sus compatriotas en el ramo.
· En Ucrania: el Jerusalem Post informó sobre la detención de "una red israelí dedicada al tráfico ilegal de órganos", que llevaba a contrabandistas y receptores a Ucrania.
En muchos casos, los médicos, los traficantes, contrabandistas y receptores de los pedazos humanos eran israelíes, porque el Estado judío es el único país en el mundo donde el Estado financia aquello, y los mejores médicos están legalmente metidos en el transplante de órganos obtenidos por fraude, según informó Ha'aretz. La etapa siguiente fue el desarrollo de redes internacionales para este tipo de tráfico. Los judíos están bien posicionados para encontrarse envueltos en este negocio sórdido: son muchos los médicos judíos, hay muchos vínculos entre comunidades judías en distintos países, y las inhibiciones morales son pocas.
Los modernos israelíes se han olvidado de su religión, pero sí han conservado esta falta de inhibición. Un periódico de negocios israelí (The Marker) publicó un artículo de opinión de un abogado israelí justificando el comercio de órganos humanos, porque "los órganos no son más que implementos, por lo cual pueden ser objeto de compra y venta como cualquier otro objeto útil en un mercado abierto”.
La distancia entre riñones comprados o arrancados no es mucha: si los órganos son "simples implementos”, cómo no va ser lícito sacárselos a los palestinos, de la misma forma que está "permitido" arrancarles sus centenarios olivos cuando se está edificando el Muro [separador en la frontera].
Es fácil indignarse, pero no tan fácil demostrar que los israelíes, que no vacilan en quebrar brazos y piernas y echarles napalm a escolares, hagan alguna diferencia radical con el hecho de sacar provecho de los órganos interiores de los palestinos. La demanda de una investigación internacional formulada por el periódico Aftonbladet es razonable: si los israelíes no han hecho nada malo (salvo masacrar a cientos de jóvenes) no tienen por qué temer nada de una investigación internacional. Pero Israel ya impidió que las comisiones de la ONU investigaran nada con visitas a Jenin después de la masacre de 2002, ni pudieron visitar Gaza después de la masacre de 2009.
¿Será posible que el temor al anti-judaísmo, tan útil a Israel, ya no actúe como un sortilegio?. Sí, puede ser. El partido socialista projudío en Francia y el surgimiento de un partido anti-sionista en Francia, el artículo de Boström en Aftonbladet, todo esto no es más que una serie de pequeños incidentes separados, pero el conjunto de los mismos implica que el cambio se viene. Los suecos, galos, alemanes ya no tienen miedo a ser aplastados, como por las ruedas de un camión, por los sionistas.
Esto es lo que asusta al gobierno de Tel-Aviv más que nada. Si hoy ellos dejan a los suecos salirse con la suya, mañana aparecerán otros, y entonces el miedo a los judíos pasará a clasificarse como temor infantil y sin base de realidad, como el miedo a los ratones.
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