Muy a menudo cuando se le pregunta a un carroñoso judío "cosmopolita" y "secular" qué es lo que hace de él un judío, la sabandija contesta con una respuesta superflua y extremadamente simple: "Es Hitler quien me convirtió en un judío".
Aunque el judío cosmopolita, siendo un internacionalista, proscribiría las inclinaciones nacionales de otros pueblos, él insiste en mantener su propio derecho a la auto-determinación. Sin embargo, no es realmente él mismo quien está en el núcleo de esta demanda única de orientación nacional, sino que es realmente el diablo, el archi-monstruo anti-judío, a saber, Hitler. Aparentemente, el judío cosmopolita celebra su derecho nacionalista mientras que Hitler debe ser culpado.
En lo que se refiere al judío cosmopolita secular, Hitler ganó después de todo. Sand logra acentuar esta paradoja. Agudamente él sugiere que mientras en el siglo XIX referirse a los judíos como una identidad racial ajena lo marcaría a uno como un anti-judío, en el Estado judío esta misma filosofía está incrustada mental e intelectualmente. En Israel los judíos celebran su diferenciación y sus condiciones únicas.
En lo que se refiere al judío cosmopolita secular, Hitler ganó después de todo. Sand logra acentuar esta paradoja. Agudamente él sugiere que mientras en el siglo XIX referirse a los judíos como una identidad racial ajena lo marcaría a uno como un anti-judío, en el Estado judío esta misma filosofía está incrustada mental e intelectualmente. En Israel los judíos celebran su diferenciación y sus condiciones únicas.
Además, Hubo épocas en Europa en que uno sería etiquetado como un anti-judío por afirmar que todos los judíos pertenecen a una nación de un tipo foránea. Hoy en día, afirmar que los judíos nunca han sido y aún no son un pueblo o una nación, lo etiquetaría a uno como un odiador de los judíos.
Es en efecto bastante desconcertante que el único pueblo que logró mantener y sostener una identidad nacional racialmente orientada, expansionista y genocida, que no es diferente en absoluto de la ideología étnica nacionalsocialista, son los judíos, que fueron, entre otros, las principales víctimas apuntadas por la ideología y la práctica nacionalsocialista.
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