Nietzsche creía que el mundo pertenecería al Superhombre o al Último Hombre.
El primer paso para regresar a una apariencia de normalidad civilizadora comienza con los principios eternos del mundo natural, a saber, la jerarquía y el orden.
Como concepto real, el entorno natural se refiere al nexo de las relaciones que existen entre todos los seres vivos. En todas las cosas que son artificiales se encuentran todos los problemas que actualmente plagan a la humanidad.
El delirio y la arrogancia del Homo Posmoderno proviene de la locura colectiva que no solo favorece sino que eleva lo irreal sobre lo real. Las nociones grandiosas de artificialidad han subsumido todos los aspectos de la civilización.
El mundo natural es ordenado y jerárquico, como productos del mundo natural, funcionamos mejor como especie y como raza cuando nos adherimos a nuestra naturaleza. Esto puede parecer inverosímil, dado el estado actual del mundo.
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