martes, 23 de septiembre de 2014

Europa estigmatizada.



¿Realmente se espera que nosotros creamos que fue pura coincidencia que un grupo de forasteros excluídos adoptaran y pusieran en práctica una manipulación ideologica que denigró casi cada aspecto de la sociedad europea tradicional, que aprobó su deconstrucción, la borradura de todas sus tradiciones, la erradicación del cristianismo, la supresión de los movimientos patriotas europeos y la criminalización del anti-semitismo?. Pero empecemos desde el principio, incluso después de siglos, los pueblos separados retienen su propio sentido de diferenciación étnica, porque el deseo de identificarse con su propio grupo ancestral de parientes es una parte inextirpable de la naturaleza humana. Apreciando su propia diferenciación, estos bien definidos grupos étnicos inevitablemente generan conflictos de intereses y terminan por conspirar unos contra otros.

Los judíos conspiraron contra los europeos en cuyos países ellos vivían, y los europeos conspiraron en respuesta, o viceversa., ¡ no importa ¡. El punto es que el mejor modo de tener un mundo armonioso es tener pueblos separados viviendo en sus propios territorios. Ésa es la conclusión política a la que una historia auténtica del siglo XX tendría que llegar. Vemos como normal un mundo en el cual los europeos son continuamente insultados por los judíos, quienes nos califican de "nazis", incluso a los europeos cuyos antepasados lucharon contra los nacionalsocialistas, vemos como en cada manifestación de nacionalismo europeo es estigmatizada como "nazismo" y respondida con medidas represivas especiales, los europeos pasiva y dócilmente aceptamos que no tenemos ninguna posibilidad de defendernos países, vistos como corrompidos por una especie de pecado original "nazi", el único modo en que los europeos pueden redimirse es entregando en silencio sus países a los extranjeros y esperar lo mejor.

Este mundo está construído sobre una narrativa falsificada de la historia del siglo XX, una que

enfatiza los males del nacionalismo, el racismo y la política derechista, una historia auténtica, sin embargo, reconocería que el anti-nacionalismo, el prejuicio político y la política izquierdista tuvieron consecuencias que fueron tan destructivas, si es que no más, como el nacionalismo. La aberrante narrativa a la que hemos sido todos expuestos hasta ahora, sin embargo, sugiere exactamente la conclusión opuesta, a saber, que el nacionalismo, la identificación étnica y la búsqueda de la homogeneidad territorial es un azote terrible contra el cual debemos estar todos en guardia constante; que tener pueblos diferentes viviendo en el mismo territorio es una gran cosa y enriquecedora; y que todo lo que necesitamos es un Estado dispuesto a victimizar a la población mayoritaria, a criminalizar su libertad de expresión y a usar su poder para aplastar cualquier incipiente manifestación de orgullo o auto-afirmación entre su pueblo.


La reciente persecución del partido Golden Dawn es un buen ejemplo de hacia dónde nos lleva la narrativa dominante. Ahora bien, Golden Dawn está lejos de ser mi ideal político. Cualesquiera sean sus imperfecciones, sin embargo, ellos eran una de las mejores esperanzas para detener la islamización de Grecia y de Europa en la única forma que realmente importa: logrando el poder gubernamental y utilizándolo para frenar la in-migraciónmusulmana y facilitar u obligar la ex-migración musulmana.


Aquella esperanza puede haberse extinguido ahora, en parte por la presión directa e indirecta de organizaciones judías, y en parte por la mitologizada narrativa de la historia del siglo XX, que adjudica generalmente un significado demoníaco al nacionalismo. Los judíos generalmente no tienen ninguna dificultad con el concepto demotivación ulterior, o incluso subconsciente. Después de todo, Freud, quien inventó el concepto de subconsciente, era un judío. Es común escuchar hablar, por ejemplo, de gobiernos europeos acusados de anti-semitismodisfrazado o subconsciente por sus políticas hacia Israel o los palestinos. ¿Por qué, entonces, tiene usted dificultad con la idea de que judíos activos en los movimientos comunistas podrían haber tenido motivaciones ulteriores o incluso subconscientes relacionadas con su judeidad?.

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