martes, 10 de enero de 2017
La Doctrina evolutiva
Tanto la evolución, es decir, la búsqueda de la conciencia superior como la involución, sumisión a la degeneración materialista. La Doctrina evolutiva fundamentalmente apoya el concepto de involución o "caída" de la Humanidad desde un estado primitivo de conciencia superior. De hecho tanto la involución como la evolución están en completa armonía con las creencias de la mayoría de las culturas tradicionales de todo el mundo.
Así, el concepto de involución sostiene que a medida que la decadencia se estableció entre las razas, también fue seguido por sus respectivas decadencias culturales.
En otras palabras, la caída del hombre simbolizaba la separación de la Humanidad original.
Durante las Cruzadas, las diversas hermandades y órdenes caballerescas estaban principalmente en una búsqueda de la verdad espiritual y científica, o mejor dicho, una búsqueda de la perdida "Ciencia del Espíritu" que los más grandes filósofos han procurado recobrar desde tiempos inmemoriales.
Las nuevas revelaciones impactaron enormemente a Europa, lo que condujo por último a masivos programas de construcción, un gran auge tecnológico, un aumento de la exploración, y el establecimiento del sistema bancario moderno. Puesto que eran las hermandades caballerescas las que estaban en la única posesión de esa enorme cantidad de sabiduría, ellos llegaron a ser vistos como peligrosos por el Papa, y fueron posteriormente perseguidos y disueltos. Así, los Caballeros no tuvieron ninguna otra opción sino pasar a la clandestinidad, formando órdenes secretas con diversos nuevos nombres.
Al comenzar el siglo XX hubo un monje católico en Viena que era un miembro de la vieja Orden Teutónica. Desilusionado y disgustado con el dogma cristiano predominante, él finalmente dejó el monasterio y asumió el nombre de "Lanz von Liebenfels". Él es más famoso por haber escrito la obra "Teozoología", un trabajo filosófico que se centra en la perenne Lucha terrenal entre el Hombre y las masas de homínidos del mundo material carente de alma. Se dice que Von Liebenfels tuvo una epifanía en su Austria natal después de ver una estatua de un Caballero de pie victoriosamente encima de un primate. Por supuesto el Caballero simbolizaba a un Noble, un verdadero Hombre, un Hombre de lo divino, y el primate simbolizaba la gran masa de la Humanidad animalística.
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