jueves, 12 de enero de 2017

La élite del Poder Judío..

Fuente: Michael Collins Piper, publicado en The New Babylon. 



Según el carroñoso rabino Joseph Telushkin, el tan cacareado publicista de la agenda judía, este concepto implica, la superioridad moral y espiritual de vivir en Israel, e
n resumen, trasladarse a Israel es bueno, justo y correcto, dice la sabandija circuncidada Telushkin.

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La infame sanguijuela Joseph Telushkin

El concepto del sionismo político está enfocado en el establecimiento real de un Estado judío. Sin embargo, contrariamente a lo que a muchos les gustaría creer, el sionismo es en gran medida una pieza central del judaísmo.

La naturaleza poco conocida de la estrategia del sionismo respecto de la agenda judía global como está planteada en el Talmud está unido a esta agenda y es el fundamento para el Imperium judío mundial.

El término "sionismo" fue acuñado por un tal Nathan Birnbaum en 1886 y fue adoptado en el Primer Congreso Sionista efectuado en Basilea, Suiza, en 1897. Como un escritor comentó;


A los no-judíos, el sionismo les es presentado como el ideal de todos los judíos para volver a su amada patria, Palestina, y para reconstruír un Estado judío allí.
Que una explicación tal haya sido posible es una prueba sorprendente de la ignorancia del mundo con respecto a los objetivos nacionales judíos y su organización.
Un estudio atento de la literatura judía, tanto sionista como no-sionista, revela que el sionismo es un movimiento para alcanzar el ideal mesiánico judío de la dominación mundial. Hay que entender muy bien que hay una diferencia profunda entre las concepciones cristiana y judía del Mesías.
Por una parte, está la del hijo de Dios que se encarna y viene a la Tierra para redimir a toda la Humanidad y mostrar el camino al verdadero Reino de Dios. Por otra, está la de un individuo que será un gobernante mundial que conducirá al pueblo judío, como una nación expresamente elegida, a la dominación espiritual y material.
Sin duda cansados de esperar al Mesías, en tiempos más recientes los judíos han tendido a identificar la "mesianidad" con la nación judía misma y no con algún individuo en particular.


También hay que mencionar que muchos de aquellos que han adoptado la postura de que "Hitler era un sionista" a menudo tienden a ser individuos, con todo lo bien intencionado que ellos puedan ser, que usan aquella frase para "demostrar" que ellos no son "anti-semíticos", como si dijeran: "Bueno, aunque yo sea un crítico de Israel, no soy como Hitler puesto que, después de todo, fue Hitler quien ayudó a dar origen al Estado de Israel".

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Aquellos que promocionan esta línea no comprenden que la élite del Poder Judío y el movimiento sionista se burlan de esta postura y consideran a cualquiera que incluso coquetee con esta teoría que es tan malo como aquellos otros que son críticos absolutos y abiertos de Israel, el sionismo y la agenda judía.


James Pool, con su autorizativa obra "¿Quién Financió a Hitler?", demuestra completamente lo contrario.


En un caso, un financiero judío en Alemania dio dinero al Partido Nacionalsocialista, antes de la subida al poder de Adolf Hitler, pero aquellos fondos fueron destinados para ayudar a la oposición al interior del partido de Hitler, para frenar a Hitler. Pero a pesar de este hecho, algunos "patriotas" todavía dicen que "los judíos apoyaron a Hitler".


Muchos de aquellos que adoran en el altar de este absurdo citan un documento descaradamente fraudulento de sombríos orígenes titulado "Los Banqueros Secretos de Hitler", aparentemente escrito por un tal "Sidney Warburg", uno de aquellos "banqueros judíos". Pero este documento, como hemos dicho, es un fraude.


El fallecido doctor Antony Sutton en su obra "Wall Street y el Ascenso de Hitler" ha promovido esta teoría, basado en parte en la farsa de Warburg, y ha dado una institucionalización adicional a esta mitología, y al diablo con la verdad.


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