La teoría sin la acción no vale nada.
Los NS pensamos que la ética exige la búsqueda incondicional de la verdad y no la imposición de especulaciones mentales.
Nuestro socialismo, por idealista, posee exigencias propias, supone la búsqueda incondicional del bien común, supone también la ocupación del Estado no por una clase económica o política egoísta sino por una minoría idealista.
Pero esto no significa el dominio de una clase sobre otra sino la selección de los mejores elementos de todo el pueblo al servicio de todo el pueblo.
Como escribe Hitler:
Es un hecho que cuando en una nación, persiguiendo una finalidad común, un determinado contingente de máximas energías, se segrega definitivamente del conjunto inerte de una gran masa, esos elementos de selección llegarán a elevarse a la categoría de dirigentes del resto. Las minorías hacen la Historia del mundo, toda vez que ellas encarnan, en su minoría numérica, una mayoría de voluntad y de entereza.
Mi Lucha, 1, V.
Así el capitalismo, el comunismo y los moralistas burgueses no son realmente éticos porque buscan más una satisfacción emocional de sus anhelos igualitarios que una verdadera mejora de la vida, buscan modelar una sociedad internacional gris,esconden un ansia de dominio que está sin duda en la base de las concepciones imperialistas del internacionalismo.
De la naturaleza moral del hombre se deduce la exigencia de la lucha, la necesidad de la acción. Tiene que quedar muy claro que NS no es aquel que comulga con nuestros principios teóricos sino aquel que combate por ellos. La teoría sin la acción no vale nada.
Escribió Adolf Hitler:
Toda concepción ideológica, por mil veces justa y útil que sea para la Humanidad, quedará prácticamente sin valor en la vida de un pueblo mientras sus principios no se hayan convertido en el escudo de un movimiento de acción.
La legítima defensa de objetivos éticos puede justificar la violencia cuando se hayan agotado los medios espirituales, como dice Hitler:
Desde el primer día el joven movimiento sostuvo el punto de vista de que su idea debía ser propagada por medios espirituales, pero que esa acción espiritual tendría que estar garantizada en caso necesario por la fuerza del puño.
Mi Lucha, 2, IX.
El instinto de conservación ha alcanzado su forma más noble al subordinar su propio Yo a la comunidad y llegar al sacrificio de la vida misma en la hora de la prueba; el criterio fundamental del cual emana este modo de obrar lo denominamos, por oposición al egoísmo, idealismo. Bajo este concepto entendemos únicamente el espíritu de sacrificio del individuo en favor de la colectividad, en favor de sus semejantes.
La posteridad olvida a los hombres que laboraron únicamente en provecho propio y glorifica a los héroes que renunciaron a la felicidad personal.
Mi Lucha, 1, XI
Del idealismo moral se desprenden:
El honor y el sentido aristócrata del alma humana. Esto significa que la responsabilidad ética, por encima de los bienes materiales o estéticos, es el bien más precioso que posee cada uno, y que la pérdida del honor personal es la mayor desgracia que puede recaer sobre el individuo. Y
El socialismo. El socialismo consiste en la voluntad espiritual de anteponer los intereses comunes a los intereses individuales, tal como reza el punto 25 del programa del NSDAP. Esto supone la consecución de un acuerdo social que anteponga la justicia a los intereses de grupo alcanzando así la superación de la lucha de clases en la cooperación social. Es evidente que esta voluntad social sólo puede partir de la capacidad moral de cada individuo.
Ya Hitler experimentó la necesidad del conocimiento de la Naturaleza y se lamentó de la ignorancia de sus contemporáneos ante sus leyes. Así aparece en este paisaje:
Hay verdades que están tan a la vista de todos que, precisamente por eso, el vulgo no las ve o por lo menos no las reconoce. Así peregrinan los hombres en el jardín de la Naturaleza y se imaginan saberlo todo y conocerlo todo pasando, con muy pocas excepciones, como ciegos junto a uno de los más sobresalientes principios de la vida: el aislamiento de las especies entre sí.
Mi Lucha, 1, XI.
La ocupación del Estado socialista por una minoría idealista implica la creencia en la primacía de la política y la moral sobre la economía en la salida de la crisis de la sociedad.
Según dice Hitler:
Sólo cuando se llegue a comprender que también en este caso le corresponde a la economía únicamente un papel secundario, en tanto que los factores políticos y de orden moral y racial tienen que considerarse como primordiales, podrá penetrarse el origen de la calamidad actual y con ello encontrar también los medios de orientación conducentes al saneamiento de la Nación.
Mi Lucha, I, X.
Es cierto que la existencia de una organización social, culminada en el Estado, es indispensable hoy por hoy para el desarrollo de una gran cultura, pero es esencialmente la raza la que hace al Estado y no el Estado a la raza, en términos generales. Dice Adolf Hitler:
No es el Estado en sí el que crea un cierto grado cultural; el Estado puede únicamente cuidar de la conservación de la raza de la cual depende esa cultura. En consecuencia es la raza y no el Estado lo que constituye la condición previa de la existencia de una sociedad humana superior.
Mi Lucha, 2, II.