Una de las armas retóricas más fuertes del enemigo es la palabra "racista". Las buenas noticias son que toda su fuerza desaparecerá si el personal ya no la toma en serio y comprende que se trata de una tentativa de silenciar.
Durante décadas, los políticos se han cagado de miedo siempre que oyen esa palabra, hay que destruir la credibilidad de la palabra "racista" encarándola directamente y sin miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario