miércoles, 30 de junio de 2021

1984: ¿Tenía Razón Orwell?

 




Muchas de las predicciones hechas por George Orwell en su libro "1984" en relación a la vigilancia, la corrupción del lenguaje y el control de la Historia por el "Gran Hermano" han ocurrido ya en alto grado en países comunistas y hasta cierto punto en Occidente. Los poderes de la policía de seguridad en países occidentales para interceptar correos e intervenir teléfonos a menudo han sido ampliados, las agencias de policía mantienen numerosos archivos sobre ciudadanos observantes de la ley, y los funcionarios públicos tienen cada vez más el derecho de entrar en casas privadas sin una autorización. Muchos ministerios mantienen información computarizada acerca de ciudadanos y hay un peligro de que esa información sea ingresada en un banco de datos centralizado.

Los intentos por parte de las agencias de aplicación de la ley para obtener más información mediante informantes, nuevas agencias de aplicación de la ley, y nuevas técnicas como la computarización de la información, son comprensibles, pero el efecto acumulativo de tales actividades del Gran Hermano es hacer de países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia sociedades cada vez más totalitarias. 



La corrupción del lenguaje descrita en "1984" es amplia en los medios de comunicación hoy, con términos de "Neolengua" como "democrático", "socialista", "fascista", "criminal de guerra", "luchador por la libertad", "racista" y muchas otras expresiones usadas en una manera deliberadamente engañosa y propagandística para estimular la histeria colectivo o simplemente para asegurar que la gente nunca pueda conseguir siquiera una aproximación de la verdad.




Orwell escribió;

La indiferencia ante la verdad objetiva es animada por el bloqueo de una parte del mundo por otra, lo que hace cada vez más difícil descubrir lo que realmente está sucediendo. A menudo puede haber dudas sobre los acontecimientos más enormes (...) Las calamidades que están siendo constantemente reportadas —batallas, masacres, hambrunas, revoluciones— tienden a inspirar en la persona promedio un sentimiento de irrealidad. Uno no tiene ninguna forma de verificar los hechos, uno no está siquiera totalmente seguro de que ellos han ocurrido, y a uno siempre le presentan interpretaciones totalmente diferentes de fuentes diferentes. Probablemente la verdad es indescubrible, pero los hechos serán tan deshonestamente presentados que el lector corriente puede ser perdonado por tragar mentiras o por dejar de formarse una opinión...

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