Por Juan Antonio Llopart el 10 julio en 2016.
El viernes 8 de julio se cumplían 13 años de la acción policial contra Ediciones Nueva República, miles de libros eran requisados, hasta el papel de carta y las tarjetas de visita de la editorial fueron incautados. Sin duda un atropello politizado cuyo único fin era acabar con la edición de libros molestos para la dictadura oficial del pensamiento.
13 años más tarde, la Librería Europa de Barcelona era, otro 8 de julio, de nuevo, objeto de la acción policial. El Régimen democrático ha cambiado leyes, ha creado organismos específicos dirigidos por comisarios políticos, a los que sólo les mueve el odio, para actuar contra editoriales que aportan luz ante el oscuro túnel de las ideas impuestas.
Esta vez, como en un acto orweliano, se ha detenido hasta a las dos dependientas que trabajaban en la librería, trabajadoras sin ningún vínculo ideológico con la línea de la editorial Ojeda.
Está claro que desde hace años el Régimen quiere, sí o sí, conseguir el cierre de la librería y de la editorial. Demasiado poder contra un pequeño reducto de la libertad de expresión. Librería Europa es un símbolo, como lo es la Librería de Europa de Roma, y es oportuno recordar en este momento de reivindicación y compromiso, que también existen otras editoriales y librerías que han sido perseguidas y que han sufrido las iras del Régimen: García Hispán, Kalki y Ediciones Nueva República; es momento, de nuevo, de recordar la importancia del frente cultural, de la edición de libros y de su difusión, de la necesidad de la labor cultural y formativa, de valorar el esfuerzo de unos pocos en la ingrata tarea de editar y distribuir libros. Son los libros disidentes el principal objetivo de Régimen, y lo son porque saben que la resistencia de las ideas se encuentra en ellos, son los libros los que más despiertan las conciencias, los que más abren los ojos, los que aportan argumentos y rompen silencios, los que aportan ideas de ruptura y de esperanza, los que nos describen otra historia negada y perseguida…
Cabe preguntarse ¿cuánto tardarán en actuar contra bibliotecas particulares, cuanto tardarán en crear una brigada para ello?
Siempre me he posicionado en defensa de la libertad de expresión, aunque lo que lea no me agrade o no lo comparta, siempre me he opuesto a los que sólo quieren libertad de expresión “para ellos mismos” pero no para otros; nunca he temido a la palabra, a las páginas de libertad que aportan los libros, porque como afirmaba Antonio Gala, un día después de la acción contra ENR, frente a unos libros, otros libros.
Mi total solidaridad con Antonio, Pedro, Nicoleta y Viorica, y mi total desprecio para un Régimen que combate a los libros porque les teme más que a las balas; mi total apoyo a quienes enarbolan libros con sus manos frente a quienes usan la represión como arma, y mi total desprecio para aquellos que celebran el cierre de librerías y editoriales mientras aplauden y defienden a terroristas de ETA o a corruptos; porque no hay mayor libertad que ser libre de pensamiento y actuar con el corazón.
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