Los medios de propaganda más curiosos han sido utilizados esta vez. Mesas flotantes en el Atlántico y en el Pacífico, urnas en las estaciones, aviones especiales de la Lufthansa, que han permitido votar al personal de las Embajadas. Desde la apertura de los colegios electorales, los servicios de autobús estaban dispuestos a llevar al elector impedido al colegio electoral. El cuerpo motorizado de las SA de Brunswick se paseó durante todo el día de ayer con un magnifico buey, a la cabeza del cual ondeaba una banderita con la siguiente inscripción: “El que no vota es un buey”.
La hora del almuerzo no interrumpe el desfile clamoroso de las formaciones Hitlerianas. Autos llenos de jóvenes en uniforme recorren la ciudad constantemente. Los miembros de las “Hitlerjugend”, continúan gritando: “Tu voto para el Führer”. Esta inscripción se ve en todas partes; en los autobuses, en los tranvías, en los almacenes. En todas partes hay banderitas con inscripciones alusivas, como por ejemplo: “Que nadie se abstenga. Hitler ha introducido el orden en Alemania; nosotros le mantendremos”.
Todas las ramas de la actividad nacional se han manifestado favorables al plebiscito en favor del Canciller, publicando al efecto proclamas redactadas en términos calurosos. Por ejemplo, en la proclama de la Asociación de Pescadores, se dice, entre otras cosas:
“El Nacional-Socialismo ha realizado grandes cosas. No hay que olvidar que si somos considerados hoy, es gracias al señor Hitler.”
Los jugadores de bolos, que han acudido a votar en estrechas formaciones, decían: “Damos nuestros votos al Führer, porque desde su advenimiento al Poder, estamos asimilados con los mismos derechos a las otras organizaciones deportivas”.
Cada cuarto de hora, las estaciones emisoras alemanas invitan a los ciudadanos a no olvidar el cumplimiento de su deber cívico, habiendo llegado la propaganda oficial hasta el extremo de invitar a una centenaria a hablar ante el micrófono para invitar a los electores a emitir su voto, habiéndose producido con ese motivo un incidente que ha sido perfectamente apreciado por los radioyentes. Como la interesada no parecía comprender bien el objeto que se le proponía, el locutor trató de explicárselo dando muestras de alguna excitación y al insistir para que dijera ante el micrófono “que hoy todo va mejor que ayer” la centenaria, con voz temblorosa dijo:
“Todo está cambiado en Alemania”.
Los dirigibles “LZ127” y “LZ129” han estado volando esta mañana sobre eI territorio de Renania, dejando caer gran número de folletos y banderas con la Cruz gamada. Tanto en las poblaciones de importancia, como en los pueblos y aldeas, el paso de las aeronaves ha sido acogido con grandes y prolongadas manifestaciones de entusiasmo por la muchedumbre que no cesaba de contemplar con interés, hasta perderlos de vista, el paso majestuoso de los dirigibles.
Entre los primeros votantes pudieron notarse a los señores Hitler y Goebbels, que apenas descendidos del avión de Colonia, han depositado su boletín en una pequeña mesa instalada cerca de la estación de Postdam. Los señores Von Neurath y Meissner han depositado su boletín en la mesa en que solía votar el Mariscal Hindenburg.
A las diez de la mañana, casi todos los funcionarios habían votado. La formidable organización puesta en pie por el Gobierno aceleró de tal manera las operaciones que se contaba con terminarlas a las dos de la tarde. A medio día los que se pasean por las avenidas del centro de la ciudad llevan la insignia metálica y en los barrios obreros del Norte y del Este, hay aun muchos ojales sin la consabida insignia. En un gran número de locales, las operaciones de la elección se han verificando con gran rapidez, hasta el punto de que a las cuatro de la tarde, habían votado ya muy cerca del 90% de los electores. Cada uno de estos, al llegar al colegio, llevaba una tarjeta que entregaba a los miembros de las SA o SS encargados de la identificación.
A las dieciocho horas, se dio por terminada la votación y poco antes de esa hora, los milicianos de las SA se dedicaron a recorrer las casas para asegurarse de que los vecinos tenían todos las plaquitas de metal demostrativas de que habían acudido a depositar su voto, pudiendo suponerse que, gracias a las medidas de organización adoptadas, la participación electoral alcanzara un ciento por ciento de los electores inscritos en el censo.
Hasta el último minuto, los spots de la Radio del Reich estuvieron dirigiendo llamamientos, en los que se decía:“Todavía es tiempo; si no has votado, apresúrate a llevar tu voto al Führer.”
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