viernes, 8 de marzo de 2013

Viena 20..marzo...1935...



LA HERMANA DEL CANCILLER HITLER VIVE EN VIENA MODESTAMENTE

“Debo honestamente confesar que yo hubiera preferido que él siguiera su ambición original y se convirtiera en arquitecto…” “El destino final de mi hermano me afectó muchísimo. Él fue mi hermano, no importa qué haya ocurrido. Su final me trajo una indescriptible tristeza como hermana…” (en este punto de su declaración la señorita Hitler rompió en llanto). 


Paula Hitler, que no participa ni un átomo de la gloria que rodea a su hermano el Canciller Hitler, y que desea, al parecer, vivir olvidada, acaba de trasladar su domicilio en Viena, que guarda en el mayor secreto para no ser descubierta. Una noche, calladamente, trasladó sus modestos enseres desde el quinto piso de la casa que ha habitado hasta ahora y partió con rumbo desconocido y sin que nadie sepa su paradero, desde luego, no quiere revelarlo a nadie. Lo mismo sucede con los pocos amigos de Paula Hitler, que guardan celosamente el secreto de la residencia de su amiga.

Para no ser reconocida, Paula usa el apellido Hietler, que es como se deletrea el verdadero apellido del Canciller alemán; pero Hitler dejó la «e» cuando emigró a Alemania. Según se murmura en Viena, Paula recibe una modesta pensión de su hermano con la condición de que permanezca siempre en la oscuridad, que se niegue a conceder entrevistas a los periodistas y nunca hable o discuta la vida de los primeros tiempos de Hitler en Austria. Este compromiso ha sido causa de muchos disgustos para Paula. Constantemente tiene que huir de personas que quieren hacerle entrevistas para los diarios, o de personajes políticos que pretenden información sobre su hermano.


Se niega constantemente a ver a nadie, e incluso sus compañeras de colegio han dejado de verla. Cuando Hitler se convirtió en Canciller de Alemania, Paula estaba trabajando de telefonista en una oficina de seguros de esta ciudad. Continuó en su puesto algunos meses hasta que fue descubierta su identidad y fue materialmente sitiada por periodistas y personas que querían entrevistarse con ella. Dejó su colocación y vivió muy estrechamente hasta que su hermano le concedió una pensión mensual pequeña. Anteriormente, había vivido con su hermanastra Frau Ángela Raubal, quien se fue para cuidar de la residencia de campo de su hermanastro en Berchiesgaden, en Baviera.


El por qué Paula no ha ido a Alemania siendo hermana del Führer, es un misterio que Paula no quiere descifrar. Cuando Paula se quedó sola en Viena, se fue a vivir al último piso de una modesta casa de cinco pisos en Schoenburggase. No tenia ascensor y los muchos visitantes que querían entrevistarse con ella, tenían que subir por una estrecha y empinada escalera. Desde allí se trasladó misteriosamente a un lugar desconocido. Los que la conocen personalmente, dicen que es muy tímida, pero físicamente se parece mucho a su hermano.

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