La historia es un campo de batalla, pues al reescribirla se puede cambiar el mundo, no hay quién pueda cambiar el pasado, dice el refrán, y es cierto, y es por esto que la historia fue dada en custodia a los guardianes de lo sagrado, para afianzar la estructura del poder y un mínimo de continuidad, el que controla el pasado determina el futuro y si estamos molestos con el presente, nos volvemos hacia el pasado, y al reformularlo planeamos influír sobre el futuro, si algunas partes del discurso histórico son objeto de una fuerte defensa, o se encuentran francamente pervertidas, tanta más razón tenemos para atacar dicho discurso. El "Holocuento" no es, ni mucho menos, el único dominio de la historia vigorosamente defendido donde cualquiera que lo infrinja puede encontrarse en apuros. El antiguo caso de los sacrificios humanos practicados por judíos volvió a emerger hace poco en Italia, con la publicación del libro del profesor Ariel Toaff titulado "Pascuas de Sangre", el profesor Toaff demostró que algunos judíos acusados de secuestrar y matar a niños cristianos en la Edad Media eran realmente culpables, como habían sido acusados. Ellos fueron ajusticiados por cometer un asesinato brutal, y no fueron víctimas de un supuesto prejuicio cristiano o de un anti-semitismo, los criminales no fueron víctimas de difamación sino castigados adecuadamente; la justicia fue aplicada. Pero las organizaciones judías no estaban felices en absoluto. Atacaron al profesor judío de estudios medievales judíos de una universidad israelí. El profesor Toaff, mentalmente torturado, casi crucificado, retrocedió y mandó a destruir el libro (por suerte en nuestros días eso no es tan fácil, y el libro se puede leer en la red, en italiano, por ejemplo en http://www.vho.org/aaargh/fran/livres7/pasque.pdf); luego entregó el poco dinero que había recibido de la editorial a la inquisición judía de la Anti-Defamation League, y lo obligaron a un nuevo acto de arrepentimiento.
El Parlamento israelí contempla la posibilidad de mandar al doctor Toaff a la cárcel, otros tienen la intención de demandarlo por lo que sea, y ver que termine muriendo pobre y como un paria, en Italia, es natural comparar al doctor Toaff con Galileo, aquel gran académico italiano que fue perseguido por su descubrimiento científico, y que prefirió abjurar en vez de enfrentarse a una muerte feroz. Toaff investigó el caso de Simón de Trento, un niño asesinado ritualmente por magos negros judíos. La culpa de unos cuantos judíos fue establecida por el mejor tribunal que cualquiera pudiera haber conseguido en aquellos días, y los judíos inocentes no sufrieron. Otro caso fue el de Hugh de Lincoln, un niño asesinado ritualmente en 1255: de los 90 judíos detenidos a raíz del crimen, más de 70 fueron puestos en libertad sin daños, una vez que fue demostrada su inocencia, mientras que los que fueron encontrados culpables fueron ahorcados: difícilmente se trató de un caso de linchamiento. En un caso flagrante de sectarismo étnico, la enciclopedia editada por los judíos Wikipedia describe a Hugh de Lincoln como "supuestamente asesinado", mientras que la acusación comprobada aparece etiquetada como "libelo de sangre". Libelo de sangre es una definición standard que ellos le aplican a estos casos, para dar a entender que los siempre-inocentes judíos eran difamados por cristianos prejuiciosos. Pero, si se puede sacar una lección moral de estos viejos casos criminales, es que el sentido europeo de la justicia y la equidad prevaleció invariablemente: mientras los judíos culpables eran castigados, los judíos inocentes vivieron y prosperaron como la única comunidad no-cristiana residente en Europa.
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