lunes, 5 de enero de 2015

Los Malditos reclaman..

No extrañamos en verdad que en esta época en que la España parece un cadáver en putrefacción, salgan a la luz pública esos gusanos hediondos, esa raza maldita, que por más que se afane, no podrá borrar de su frente el execrable anatema que la redujo a vivir errante, sin templo, sin ministros, sin patria, ni hogar y siempre perseguida, y siempre odiada donde quiera que ponga su planta inmunda. Mucho se engañan los judíos si creen que los españoles hemos olvidado sus antiguas traiciones y alevosías, sus insurrecciones y sus engaños, sus estafas y sus latrocinios, sus iniquidades y su ferocidad salvaje.. Mucho se engañan si creen puede ser compatible con el pueblo católico español, la raza que robaba los niños, y después de atormentarlos bárbaramente, los mutilaba y crucificaba, si es que no ponían fin a su existencia con suplicios que horrorizan en la historia de esos mártires de la inocencia, que veneramos en nuestros altares.

La raza judía que desprecia y vilipendia a Jesucristo, que con palabras sacrílegas ultraja a su Santísima Madre, a la Madre de los españoles, no puede jamás tener existencia legal en el pueblo eminente y exclusivamente católico.

La venida de los judíos a España, sería el principio de nuevos males... y a sus provocaciones, y a sus manejos, se debería ver reproducidas aquellas tristes noches del Alcalá de Toledo y de las juderías de Sevilla, de Córdoba y otras ciudades.

En el orden político fueron siempre fomentadores de todo tumulto, de toda insurrección, en el orden moral fueron urdidores de tramas y de calumnias, falaces en su trato, faltos de buena fe y nada cuidadosos de la honra; en el orden religioso son los crucificadores de Nuestro Señor Jesucristo, son los despreciadores de su Santísima Madre; en el orden comercial, son usureros, estafadores y piratas de los pueblos, la raza judía no aumenta el comercio ni la riqueza de las naciones que los acogen... porque es como los chalanes y rateros que ven a las ferias donde hay movimiento comercial, para aprovecharse de la sencillez de los incautos. 

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