miércoles, 14 de enero de 2015

La diversidad es la anti-cultura

Las personas de una cultura afectadas por la diversidad conocida también por sus sinónimos internacionalismo, multiculturalismo, buenismo y demás gilipolleces terminadas en ismo, afrontan una desagradable opción: ellos pueden unirse a la cultura de la no-cultura y resignar sus propios valores, o pueden retener sus propios valores y ser socialmente condenados al ostracismo.  El problema con la diversidad es que en vez de la cultura, elige la anti-cultura, o la cultura de no tener ninguna cultura, esto es una extensión de la idea de libertad. La diversidad siempre conduce a la misma cosa, la sociedad simultáneamente ensancha su tolerancia a la vez que exige más interferencia del Gobierno para hacer cumplir las reglas básicas. Ésta se hace excesiva, y pronto descienden los niveles tercermundistas de criminalidad, corrupción, higiene muy pobre y desorden. La mayoría de los países en la Tierra, la mayor parte de ellos son de razas, cultura y religión mezcladas, con el tiempo, esto se convirtió en una anti-cultura que se decidió por el denominador común más bajo, lo que significa que nadie tiene mucho en común. La gente sólo quiere enriquecerse y escapar de tales sociedades. No hay ninguna alegría real. La incorporación de grupos diferentes significa que no podemos tener un estándar común de comportamiento, esto significa que no podemos predecir la respuesta de la sociedad a lo que hacemos, y si alguien es ofendido, perdemos en grande. La libertad total significaría una sociedad sin reglas, esto significa que nada es un delito. Más aún, esto significa que nada es rechazado.


Más todavía: sin estándares culturales, la gente no tiene identidad, la identidad ayuda a explicar a nosotros mismos y a otros quiénes somos y qué sistema de valores aplicamos. "Yo no perjudico a los mios, porque soy de este lugar y lo amo", es un valor aplicado sólo por la cultura, no por el Gobierno.

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