Para el judaísmo, Palestina era lo mismo que para el cristianismo, es decir, Tierra Santa, pero en ningún caso, patria o nación, el eslogan de una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra, no es judío; es británico. Arqueólogos judíos en Israel demuestran que la salida de judíos de Egipto, el Éxodo, nunca existió. Ni hubo Reino de David ni de Salomón. Es todo pura mitología, precisamente porque la Biblia no es un relato histórico, sino puramente mítico. Hace doscientos años dice Sand, un judío de Kiev y otro de Marrakech no tenían nada que ver, o tienen que ver lo que un católico español y otro irlandés.
Sand explica cómo funciona el nacionalismo judío. Cuando Herzl, el fundador del sionismo, quiso organizar el primer congreso judío en Munich, tuvo la oposición de 78 de los 80 rabinos más importantes de Alemania, porque ninguna religión tenía patria, ni los musulmanes ni cristianos la tienen; el judaísmo tampoco; por eso Herzl la tuvo que inventar.
El Talmud dice Sand prohíbe expresamente emigrar en masa a Palestina. Su mismo abuelo vendió todo lo que tenía para ir a morir a Jerusalén, pero sólo porque quería atajar, adelantar por la derecha para ser de los primeros en resucitar, ya que según la ley judía las resurrecciones comenzarían a partir de Jerusalén. La idea de que los judíos deben regresar a Palestina fue una invención británica en el siglo XVII, y quien le empieza a dar cuerpo en el siglo XIX, a tomar en serio, no es Herzl sino lord Shaftesbury. La tierra de Israel no es un concepto político, ni siquiera bíblico; es un concepto talmúdico, el Talmud viene a ser un compendio de discusiones rabínicas sobre la tradición y costumbres judías. Más tarde tiene una discusión con una persona del público, el cual dice que sí aparece lo de tierra de Israel en la Biblia; Sand le ataja explicándole que si tierra de Israel aparece once veces, tierra de Canaán aparece más de cincuenta, y por los menos otras veinticinco ‘tierra de Judea’. Ni Flavio Josefo ni tampoco en los Macabeos ni en Filón de Alejandría aparece nombrado ni una sola vez lo de tierra de Israel. Fue el sionismo quien le dio un sentido político nacional. Sin embargo cada niño de Israel está estudiando la Biblia con si fuera un libro de Historia, porque el principal nexo cultural que une esa variedad de gentes y lenguas es la religión. Y de ahí que Israel no tenga fronteras, porque Israel tendría que abarcar, según las interpretaciones que hacen de sus mitos, desde el Nilo hasta el Éufrates. Y en eso están, por eso lo que hoy ocurre obedece precisamente al plan Yinon. El 70% de los judíos actuales que hay por todo el mundo son askenazis, o sea, que no son semitas, no son oriundos de Palestina, y en el actual Israel representan el 50% de la población. Del Holocausto mejor no hablemos. O sea, que las bases para justificar la existencia de Israel son puros mitos. Vamos a dejar al margen el racismo que hay entre ellos, ya que la misma prensa israelí denunció los tratamientos hormonales a los que sometieron a las mujeres etíopes para reducir el número de embarazos; todo ello sin su consentimiento, sin ellas saberlo.
En realidad Israel es una cuña de los protestantes en esa tierra, de ahí que se lleven tan bien entre ellos y les importe una higa que sus mercenarios degüellen incluso niños y expulsen a todos los demás, porque sus víctimas son musulmanes, y maronitas y caldeos, es decir, católicos. Y mientras tanto el Papa haciendo el bergoglio. ¿Se entiende ahora por qué forzaron el cambio de Ratzinger por ese jesuita milonguero y quiénes pudieron estar detrás?
¡Muy interesante el post!, una joya. Este es un tema de menuda importancia. Me gustaría resaltar la parte de «La idea de que los judíos deben regresar a Palestina fue una invención británica en el siglo XVII», de la cual me harías un enorme favor si pudieras darme fuentes. También el importante mencionar el muy evidente tropiezo de la iglesia al cambiar a Ratzinger... ¡por un jesuita! Más obvios no pueden ser.
ResponderEliminarGracias por el valioso aporte, como siempre.