viernes, 2 de enero de 2015
La infame "desnazificación" alemana
Mucho tiempo antes del final de la guerra, los Aliados prometieron destruir el militarismo alemán y el nazismo. Tras la derrota alemana en mayo de 1945, las autoridades de ocupación comenzaron a implementar dicho objetivo de guerra. En la Conferencia de Potsdam de 1945, las naciones victoriosas establecieron los principios fundamentales para la reforma de Alemania: la nación sería completamente desarmada y desmilitarizada; sus fuerzas armadas serían eliminadas; y su población, desnazificada y reeducada.
Durante el período de posguerra inmediato, en la Alemania ocupada por los Aliados, la desnazificación implicó el cambio de nombre de las calles, los parques y los edificios que tuvieran asociaciones militaristas o nazis; la eliminación de monumentos, estatuas, letreros y emblemas relacionados con el nazismo o el militarismo; la confiscación de propiedades del Partido Nazi; la eliminación de propaganda nazi de la educación, los medios de comunicación alemanes y las numerosas instituciones religiosas que tenían líderes y clérigos pronazis; y la prohibición de desfiles o himnos militares o nazis, o la exhibición pública de símbolos nazis. Los soldados aliados, los prisioneros de los campos de concentración y los alemanes contrarios a Hitler se vengaron de los símbolos nazis quemando o destruyendo banderas, estandartes y letreros blasonados con la cruz esvástica. En un momento que fue captado por las cámaras, los soldados estadounidenses dinamitaron la inmensa cruz esvástica del estadio de Nuremberg, el lugar de las antiguas concentraciones nazis.
Para los que fueron testigos de este episodio, ya sea personalmente o a través de los noticieros de los cines, la explosión simbolizó el fin del nazismo y el comienzo de una nueva era. Era necesario desacreditar el culto al Führer, y se demostró que el ex líder alemán había sido un maníaco asesino de masas cuyas políticas habían provocado el sufrimiento de millones de europeos y habían conducido a la destrucción de Alemania. Los equipos de filmación documentaron el momento en que los trabajadores derribaron con mazas un enorme busto de metal de Hitler y derritieron las planchas de impresión de plomo de su autobiografía, Mein Kampf, para producir tipos para un periódico democrático para la nueva Alemania. La distribución de propaganda nazi continúa siendo ilegal en la Alemania actual.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los Aliados les lavaron el cerebro a los alemanes; les inculcaron un sentimiento de culpa colectiva que generaciones después cargan y que es alimentado por películas de Hollywood. Es la hipocresía hecha carne. Los yanquis compraron, vendieron y esclavizaron a los negros y casi exterminaron a los indios, y los pocos que quedaron fueron encerrados en reservaciones pero nadie dice nada de eso. Hay que sacarse la máscara y mostrar la basura que los vencedores de la Segunda Guerra tienen escondida abajo de la alfombra.
ResponderEliminarHay que apagar la tv y empezar a leer... especialmente la Historia No Oficial; aquella que no aparece en librerías. Sacarnos la venda de los ojos. Pensar por nosotros mismos. Si vamos a mostrar los crímenes del nacionalsocialismo en Europa, mostremos también lo de los Aliados durante y después de la Segunda Guerra contra tantos civiles alemanes cuyos Derechos "Humanos" fueron pisoteados flagrantemente; de ancianos, mujeres y niños, que no tuvieron nada que ver con los crímenes nazis.
ResponderEliminar