Los apologistas del islam nunca exponen la verdad del mismo. Nunca se menciona que el islam se alimenta de odio, arroja ácido a las caras de las mujeres que no van veladas o a las niñas camino de su escuela, los azotes a los que usan cortes de pelo no islámicos, que apedrean hasta la muerte a aquellos que se desvían de sus normas sexuales y toda clase de atrocidades como los asesinatos por honor. Nunca dicen que la pedofilia está institucionalizada
El Islam es político hasta la médula. En el islam, la mezquita y el Estado son una misma cosa, la mezquita es el Estado y esto se remonta a los tiempos de Mahoma. El islam es también radical en extremo. Incluso el islam “moderado” es radical en sus creencias y sus acciones. Los musulmanes creen que todos los no musulmanes, absolutamente todos, están condenados al fuego del infierno y que merecen ser objeto de abuso, en comparación con los creyentes. Un verdadero musulmán no cree en la libertad y no puede creer en ella.
A pesar de la propaganda masiva de las organizaciones islámicas, cada vez más personas están empezando a reconocer al islam por lo que realmente es: un fraude.
Pat Condell: El islam está envenenando al mundo.
Ahí hay que reconocer que Pat Condell hace una radiografía magistral del sistema judicial europeo en general. No se puede impartir justicia en un sistema corrompido por la ideología.
Este es un discurso de Pat Condell, bastante conocido de todos nosotros. Es, como todos los suyos, un vídeo, que podéis ver aquí subtitulado al español.En el vídeo comienza planteando la situación en Europa: es como orinar en el agua que vas a beber. Afirma que “en toda Europa se están creando leyes para sofocar la libertad de expresión, y las personas están siendo criminalizadas por decir lo que piensan. Pone el ejemplo de Elizabeth Sabadistch Wolff, que en esos momentos estaba siendo juzgada en Austria bajo la acusación de denigrar las enseñanzas religiosas, cargo, afirma Condell, propio de la Inquisición. ¿Su crimen?. Tremendo: señaló un pasaje del Corán donde se permite al hombre golpear a su mujer. Y por hablar de ese pasaje, se enfrenta a tres años de prisión.
Aclaro para quien no recuerde bien este asunto que Elizabeth S. W. ya fue juzgada y su sentencia salió el 20 de diciembre del pasado año. El fallo de la jueza, vergonzoso, vergonzante, podríamos decir que es conforme a la ley sharia, no a las leyes occidentales. La sentencia fue completamente surrealista y Elizabeth fue condenada a pagar una multa o cárcel de modo alternativo. Un día negro para Europa y para la libertad de expresión, ya casi inexistente en nuestro continente. Incluso la Federación de Académicos de Viena dijo que se estaba impartiendo justicia de forma política y sentimental, pero no ateniéndose a las leyes vigentes en Europa. Y esto es gravísimo, porque supone que la justicia está al servicio de una ideología.
Pat Condell lo dice bien claro: bienvenidos a la justicia al estilo Eurabia. Y continúa diciendo: Mientras tanto, escucho que algunos políticos holandeses están preocupados por la reputación internacional de su país ahora que el partido de La Libertad (el de Wilders) forma parte de su gobierno. Bien, no deberían preocuparse, porque la reputación de su país no puede ser peor de lo que es ahora, gracias a ellos y gracias a esa torcida ley que permite que el político más popular del país sea enjuciado como un criminal por el hecho de decir la verdad y juzgado por un panel de jueces claramente parciales, que además se han visto incapaces de conducir un juicio -show mediático, porque no tienen la sabiduría ni la autodisciplina necesarias para guardarse su parcialidad para sí mismos.
En el preciso instante en que los ojos del mundo estaban pendientes de la justicia holandesa, sigue Condell, los torcidos jueces de Wilders estuvieron a la altura, y dieron una clase magistral en incompetencia miserable y parcialidad hasta el punto que el juicio tuvo que ser abandonado. Claramente más preocupados con su ideología que con la justicia, demostraron ser ineptos hasta para juzgar un espectáculo de bebés. Uno de ellos, incluso, tuvo las agallas de acusar a Wilders de socavar el poder judicial. Pero, sinceramente, no necesitan ayuda cuando ellos solos están tan buen trabajo socavando no sólo la totalidad del sistema judicial holandés, sino las bases mismas de la civilización occidental.
Incluso la fiscalía, continúa narrando Condell, no quiso seguir con el juicio, dicen que no hay ningún cargo, pero los jueces empezaron a presionar porque están decididos a coger a Wilders. Condell aclara que la justicia imparcial nunca fue el propósito de este juicio, como no lo es en el de Austria. El propósito es silenciar a los disidentes por medio del ejemplo, mostrar a los demás que ellos también serán tratados como criminales comunes y corrientes si se atreven a expresar una opinión negativa sobre la religión más retrógrada, intolerante y violenta del mundo. Asi estamos en Europa hoy en día, como algo sacado de la vieja Unión Soviética. Me sorprende que no hayan intentado meter a Wilders en un manicomio. Tal vez eso sea lo próximo.
Para empeorar las cosas todavía más, tenemos que luchar no sólo contra los torcidos jueces y legisladores sin carácter, sino también con periodistas parcializados y perezosos que corrompen el lenguaje para suprimir la verdad, y que calumnian a cualquiera que defienda los valores occidentales como de extremista de derechas, fascista, instigador al odio, racista, que es lo que significa extrema derecha.
Y esto se manifiesta con mucha crudeza en Gran Bretaña, en una chusma varipinta de antidemócratas que odian su propia cultura, relativistas, estudiantes con acné, islamitas, antisemitas y fascistas de izquierda, que forman la organización irónicamente llamada unidos contra el fascismo cuya táctica preferida es llevar violencia a las manifestaciones pacíficas con las que no están de acuerdo como un puñado de matones nazis con botas militares porque les da miedo la libertad de expresión y saben que están defendiendo lo indefendible. Unidos contra el Fascismo, pero no el fascismo religioso, porque eso ofendería a los fascistas. Muerte al pensamiento. Pero no se preocupen. No tengan vergüenza de ustedes mismos, si es que la conocen, claro, porque ya nos ocupamos nosotros de sentir vergüenza ajena por ustedes.
Aclaro para quien no recuerde bien este asunto que Elizabeth S. W. ya fue juzgada y su sentencia salió el 20 de diciembre del pasado año. El fallo de la jueza, vergonzoso, vergonzante, podríamos decir que es conforme a la ley sharia, no a las leyes occidentales. La sentencia fue completamente surrealista y Elizabeth fue condenada a pagar una multa o cárcel de modo alternativo. Un día negro para Europa y para la libertad de expresión, ya casi inexistente en nuestro continente. Incluso la Federación de Académicos de Viena dijo que se estaba impartiendo justicia de forma política y sentimental, pero no ateniéndose a las leyes vigentes en Europa. Y esto es gravísimo, porque supone que la justicia está al servicio de una ideología.
Pat Condell lo dice bien claro: bienvenidos a la justicia al estilo Eurabia. Y continúa diciendo: Mientras tanto, escucho que algunos políticos holandeses están preocupados por la reputación internacional de su país ahora que el partido de La Libertad (el de Wilders) forma parte de su gobierno. Bien, no deberían preocuparse, porque la reputación de su país no puede ser peor de lo que es ahora, gracias a ellos y gracias a esa torcida ley que permite que el político más popular del país sea enjuciado como un criminal por el hecho de decir la verdad y juzgado por un panel de jueces claramente parciales, que además se han visto incapaces de conducir un juicio -show mediático, porque no tienen la sabiduría ni la autodisciplina necesarias para guardarse su parcialidad para sí mismos.
En el preciso instante en que los ojos del mundo estaban pendientes de la justicia holandesa, sigue Condell, los torcidos jueces de Wilders estuvieron a la altura, y dieron una clase magistral en incompetencia miserable y parcialidad hasta el punto que el juicio tuvo que ser abandonado. Claramente más preocupados con su ideología que con la justicia, demostraron ser ineptos hasta para juzgar un espectáculo de bebés. Uno de ellos, incluso, tuvo las agallas de acusar a Wilders de socavar el poder judicial. Pero, sinceramente, no necesitan ayuda cuando ellos solos están tan buen trabajo socavando no sólo la totalidad del sistema judicial holandés, sino las bases mismas de la civilización occidental.
Incluso la fiscalía, continúa narrando Condell, no quiso seguir con el juicio, dicen que no hay ningún cargo, pero los jueces empezaron a presionar porque están decididos a coger a Wilders. Condell aclara que la justicia imparcial nunca fue el propósito de este juicio, como no lo es en el de Austria. El propósito es silenciar a los disidentes por medio del ejemplo, mostrar a los demás que ellos también serán tratados como criminales comunes y corrientes si se atreven a expresar una opinión negativa sobre la religión más retrógrada, intolerante y violenta del mundo. Asi estamos en Europa hoy en día, como algo sacado de la vieja Unión Soviética. Me sorprende que no hayan intentado meter a Wilders en un manicomio. Tal vez eso sea lo próximo.
Para empeorar las cosas todavía más, tenemos que luchar no sólo contra los torcidos jueces y legisladores sin carácter, sino también con periodistas parcializados y perezosos que corrompen el lenguaje para suprimir la verdad, y que calumnian a cualquiera que defienda los valores occidentales como de extremista de derechas, fascista, instigador al odio, racista, que es lo que significa extrema derecha.
Y esto se manifiesta con mucha crudeza en Gran Bretaña, en una chusma varipinta de antidemócratas que odian su propia cultura, relativistas, estudiantes con acné, islamitas, antisemitas y fascistas de izquierda, que forman la organización irónicamente llamada unidos contra el fascismo cuya táctica preferida es llevar violencia a las manifestaciones pacíficas con las que no están de acuerdo como un puñado de matones nazis con botas militares porque les da miedo la libertad de expresión y saben que están defendiendo lo indefendible. Unidos contra el Fascismo, pero no el fascismo religioso, porque eso ofendería a los fascistas. Muerte al pensamiento. Pero no se preocupen. No tengan vergüenza de ustedes mismos, si es que la conocen, claro, porque ya nos ocupamos nosotros de sentir vergüenza ajena por ustedes.