miércoles, 6 de mayo de 2015

Mayer escribe..

Habrá sido necesario esperar hasta 1988 para que un historiador reputado, como lo es Arno J. Mayer, reconozca sobre Auschwitz que las pruebas de la existencia de las camaras de gas, lejos de ser abundantes y solidas, tal y como se nos repetia machaconamente, no eran mas que raras y dudosas. Disponemos aqui de un ejemplo entre otros muchos de los considerables progresos del revisionismo historico dentro de la comunidad cientifica.

El profesor de Princeton muy pronto aprendera cual es el precio a pagar por tocar el tabu del siglo. Lo ha hecho con mil precauciones, sin agresividad ni provocacion pero ya esta desencadenando, es asi, como un articulo de D. J. Goldhagen, de Harvard, lo acusa de falsificacion, de distorsion, de revisionismo y de haber convertido en irrision la memoria y la historia. La misma cantinela de siempre. Felizmente para él, A. J. Mayer vive e imparte sus clases en los Estados Unidos y no en Francia como Faurisson, o en Alemania como Stäglich.



Con respecto a las camaras de gas de Auschwitz, Mayer escribe:

Una vez abiertos, los archivos soviéticos podrían muy bien ofrecer toda una serie de indicios significativos y de pruebas. Es mas, investigaciones en el emplazamiento de los lugares del crimen y de sus alrededores mas cercanos podrian producir nuevas informaciones.

Se me permitira recordar que se trata aqui de dos ideas revisionistas por las cuales yo mismo he luchado personalmente. A principios de 1988, durante el segundo de los dos procesos contra Emst Zundel, gracias a la mediacion del abogado Doug Christie, obtuve de un experto de la acusacion, Charles Biedermann, la confirmaci ó n de que los “registros mortuorios” de Auschwitz, dejados intactos por los Alemanes, se encontraban sin ninguna duda en su mayor parte en Moscu; lo escandaloso del hecho es que esos registros sean mantenidos escondidos asi como los pocos volumenes que han quedado en el Museo de Auschwitz; los Americanos, los Britanicos, los Franceses, los Alemanes y los Israelitas participan en este encubrimiento de documentos y llegan incluso hasta el extremo de rechazar decir cuantos nombres contienen los pocos registros del Museo de Auschwitz de los cuales existe fotocopia en el Servicio Internacional de Busquedas de Arolsen (organismo del Comité Internacional de la Cruz Roja situado en la RFA pero emplazado bajo la estrecha vigilancia de los Aliados y de los Israelitas por temor a alguna intrusion por parte de los investigadores revisionistas).

¿ Estaria de acuerdo Mayer en pedir la apertura de ese “expediente secreto”? En cuanto a las investigaciones, una vez mas han sido aqui los revisionistas quienes han tomado la iniciativa a pesar de las prohibiciones; me remito aqui a mi pr ó logo del Informe Leuchter, nombre de ese ingeniero americano que ha estudiado las pretendidas camaras de gas de Auschwitz, de Birkenau y de Majdanek (Annales d’histoire révisioniste, verano-otoño de 1988, paginas 51-102).

El 19 de Febrero de 1989, en Los Angeles, con ocasion de la novena conferencia internacional de nuestro Instituto de Historia Revisionista, Fred Leuchter pidio la creacion de una comision internacional de investigacion sobre las camaras de gas homicidas como tales, catalogadas en virtud de su utilizacion por parte de los Alemanes. ¿ Aceptaria Mayer cortar con sus colegas exterminacionistas y responder al Informe Leuchter de otro modo que no fuera con un silencio molesto o con una farsa a la manera de Serge Klarsfeld y de sus acolitos?

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