lunes, 4 de abril de 2016

Alemania de nuevo en manos de Judíos


Alemania busca a los criminales neonazis. Este miércoles el Consejo de Ministros ha acordado crear un banco central de datos sobre los militantes de extrema derecha.

Con esta medida pretende unificar todas las informaciones de las distintas administraciones e instituciones para perseguir a los autores de delitos. Aunque según la ministra de Justicia germana, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, habrá que dar otros pasos.

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Ministra de In-justicia Judía
Sabine Leutheusser-Schnarrenberger

No es el único asunto sobre la mesa en Alemania sobre el NS y sus vestigios. En los quioscos del país podría aparecer una revista con extractos comentados del “Mein Kampf” de Adolf Hitler, una obra prohibida en todo el país.

Un editor británico ha tenido una iniciativa que choca con el estado de Baviera, depositario de los derechos de autor del libro y que está considerando emprender una batalla legal para evitar su publicación.

Busca y captura de ancianos..

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John Demjanjuk.


El juicio contra John Demjanjuk, sentenciado el pasado mes de mayo por 28.060 cargos de complicidad en asesinatos cometidos en el campo de concentración nazi de Sobibor, en territorio polaco, ha creado nueva jurisprudencia que permite al fiscal alemán reabrir cientos de investigaciones.


Demjanjuk ha sido el primer condenado a pesar de que la Fiscalía no pudo demostrar su participación directa en una muerte específica. Se comprobó que fue guardián en el campo de concentración y se escucharon los testimonios de quienes recordaban los crímenes allí cometidos y que solamente fueron posibles por la colaboración de personas como él. Esto es lo que crea un nuevo precedente y nos permite ahora reformular acusaciones, ha confirmado el jefe de la oficina de la Fiscalía que investiga los crímenes nazis, Kurt Schrimm.

Kurt Schrimm, la sabandija que hace de fiscal a sueldo de los Judíos.

Los fiscales alemanes se han puesto manos a la obra y están buscando entre viejos expedientes archivados por falta de pruebas de participación directa en los crímenes otros casos en los que los acusados sigan vivos y, por tanto, sea posible el juicio.

Trabajan a toda prisa porque, al igual que Demjanjuk tenía 91 años cuando fue sentenciado, la mayoría de los inculpados superan los 80 años y la celeridad en la celebración de los juicios es clave para obtener resultados.

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