Toda persona sensitiva y obediente sabe que criticar a los judíos como un grupo, a la cultura judía, los patrones de comportamiento judíos, el presunto Holocuento, etc., es tomar parte de un "inmoral racismo anti-judío". Cuidadosamente alimentado por los medios públicos de comunicación, el tabú de criticar a la judería está profundamente alojado en la conciencia de la gran mayoría, influyendo directamente en su aceptación o rechazo de críticas hacia actitudes y comportamiento de los judíos, independientemente de la verdad o falsedad de tales afirmaciones.
Lo que hay que defender es la tradición occidental y la libertad de pensamiento.
Los americanos están rompiendo el orden internacional que ellos mismos construyeron después de la II Guerra Mundial. Estamos pasando de unas reglas del juego compartidas a una forma de decisionismo: ellos determinan la ley según su idea de las cosas.
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