martes, 19 de abril de 2016

Hjalmar Schacht presidente del Reichsbank


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Schacht fue también responsable durante seis años de restablecer la economía de Alemania, y entre los logros que estuvieron de acuerdo con el nacionalsocialismo estuvo la creación de tratados comerciales bilaterales basados en créditos recíprocos. Schacht escribió de esto:


En Septiembre de 1934 introduje un nuevo programa de comercio exterior que hacía uso de cuentas de compensación, y el crédito por contabilidad...

Mi plan era hasta cierto punto una reversión a la primitiva economía de trueque, sólo que la técnica era moderna. El valor equivalente de los bienes importados era abonado al proveedor extranjero en una cuenta bancaria alemana, y viceversa, los compradores extranjeros de bienes alemanes podían hacer el pago por medio de esas cuentas. Ningún movimiento de dinero en marcos o divisas extranjeras ocurrió. Todo fue hecho por medio de créditos y débitos en una cuenta bancaria. Así, no apareció ningún problema en el comercio exterior.

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Hjalmar Schacht como presidente del Reichsbank en 1933, y en 1934 como ministro de Economía. Schacht escribió después de la guerra:

Los agitadores nacionalsocialistas conducidos por Gottfried Feder habían emprendido una cruel campaña contra la banca privada y contra todo nuestro sistema monetario. La nacionalización de los bancos, la abolición de la esclavitud ante los pagos de intereses y la introducción del dinero estatal "giros Feder", eran las frases altisonantes de un grupo de presión que apuntaba al derrocam
iento de nuestro dinero y sistema bancario. Para mantener esas tonterías bajo control, convoqué a un consejo de banqueros, que hizo sugerencias para una supervisión y un control más estrictos de los bancos. Esas sugerencias fueron codificadas en la ley de 1934... aumentando los poderes de la autoridad supervisora de los bancos. En el curso de diversas discusiones, tuve éxito en disuadir a Hitler de poner en práctica la más tonta y peligrosa de las ideas acerca de la banca y el dinero mantenida por sus colegas de partido.

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Lo que Schacht introdujo realmente fue el billete MEFO, de pago diferido. Entre 1934 y 1938, 12.000.000 de billetes habían sido emitidos a razón de 3.000.000 por año. Los billetes MEFO fueron usados específicamente para facilitar el intercambio de bienes. Sin embargo, una vez que se logró el pleno empleo, Schacht quiso volver a las finanzas ortodoxas. Hitler se opuso, y se acordó que Schacht continuaría como presidente del Reichsbank hasta 1939, con la garantía de que la emisión de billetes MEFO sería detenida cuando 12.000.000 de billetes de banco hubieran sido alcanzados. Después de la guerra Schacht aseguró a los lectores que el dinero legal como el MEFO, así como el trueque, no deberían convertirse en la norma para el mundo, a pesar de sus éxitos en Alemania.


Del mismo modo, Schacht se opuso a los objetivos autárquicos del Nacionalsocialismo. Schacht era, en resumen, ideológicamente hostil a la raison d’etre del nacionalsocialismo. Hoy él sería un entusiasta exponente de la globalización junto con David Rockefeller y George Soros. Él escribió después de la guerra:

La exagerada autarquía es el mayor obstáculo a una cultura mundial. Es sólo la cultura la que puede acercar a la gente entre sí, y el comercio mundial es el más poderoso portador de cultura. Por esta razón fui incapaz de apoyar a aquellos que abogaban por el aislamiento autárquico de una ermita como una solución para los problemas de Alemania.

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Schacht luego insinúa lo que resultaría en un choque de sistemas, y en una guerra mundial:


Aquellos interesados en el intercambio de bienes entraron en conflicto con aquellos interesados únicamente en el dinero. Hubo pronto una batalla real entre los exportadores que vendían bienes a Alemania, y los acreedores que querían su interés. Ambos partidos exigieron que se les diera preferencia, pero la decisión siempre fue a favor del comercio exterior.

Concluí acuerdos especiales con diversos Estados que eran nuestras principales fuentes de materias primas y productos alimenticios. Cualquiera que deseaba vender materias primas a Alemania tenía que comprar productos industriales alemanes. Alemania podía pagar por bienes del extranjero sólo por medio de bienes hechos en casa, y fue así capaz de comerciar sólo con países preparados para participar en ese programa bilateral. Había muchos de tales países. Toda Sudamérica junto con los Balcanes se alegraron de servirse de la idea, ya que ella favorecía su producción de materias primas. Hacia la primavera de 1938 había no menos de 25 de tales acuerdos de cuentas de compensación con países extranjeros, de modo que más de la mitad del comercio exterior de Alemania fue conducida por medio de ese sistema. Ese sistema de acuerdo comercial en el cual dos países —Alemania y un país extranjero— estaban siempre implicados, ha entrado en la historia económica bajo el nombre de política de comercio "bilateral.

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Eso creó mucha hostilidad en países que no eran parte del sistema. Éstos eran precisamente aquellos países que eran los principales competidores de Alemania en los mercados mundiales, y que había intentado hasta entonces efectuar el reembolso de sus préstamos imponiendo aranceles especiales a sus importaciones desde Alemania. Los países que participaban en el comercio bilateral no estaban entre aquellos que habían concedido préstamos a Alemania. Ellos eran productores primarios o predominantemente agrarios, y habían sido apenas tocados hasta entonces por la industrialización. Ellos utilizaron el sistema de comercio bilateral para acelerar su propio desarrollo industrial por medio de máquinas e instalaciones fabriles importadas de Alemania.
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Sin embargo, Schacht no estaba ni siquiera a favor de la permanencia de ese gran método alternativo de comercio mundial que permitió el desarrollo pacífico de economías atrasadas. Imagine la diferencia para el mundo hoy si a ese sistema se le hubiese permitido vivir y crecer. Schacht permaneció como miembro de la Fraternidad, para usar el término de Higham, y él se preocupó de que..
El sistema de comercio bilateral mantuviera la balanza de pagos alemana bajo control durante muchos años, pero ésa no era una solución satisfactoria, ni tampoco fue permanente. Es verdad que eso permitió a Alemania conservar su industria y alimentar a su pueblo, pero el sistema no podía proporcionar un excedente del intercambio con el exterior. Nunca se importó más que lo que fue exportado. La importación y la exportación se equilibraban exactamente en términos monetarios. Así, ese sistema consiguió justo lo contrario de lo que yo, de acuerdo con los acreedores extranjeros, había juzgado que era necesario.

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