El odio más duradero..
Fuente Base: theoccidentalobserver.net
La lacrimosa historia de los judíos es de hecho la historia de los frustrados intentos de dominación, y aunque se presenta como un cuento de aflicción, es de hecho una lista de personas a las que se planea eliminar por venganza.
Los judíos han descrito el anti-semitismo como el odio más duradero. Es claro para cualquier observador culto que el Semitismo mismo, en la medida en que el semitismo sea definido como la expresión conductual del odio judío hacia el género humano, representa el odio más antiguo en la Historia escrita. El punto interesante aquí es que todos los exámenes hechos por judíos de lo que ellos perciben como el odio más duradero son notables por evitar el asunto de la causa y el objeto. El odio a los judíos es, para los judíos, enteramente espontáneo y se crea solo. El odio, una emoción humana, a menudo es puesto en cuarentena por una razonable consideración humana y representado en la comprensión judía como algo no realmente humano: un virus, una mutación teológica, o un funcionamiento psicológico defectuoso. Los europeos en las escrituras judías son esencialmente odiadores, en la medida que eso implica que los europeos se entregan a algo enteramente irracional e inexplicable. Renuentes a examinar su propio papel como la causa y el objeto, o a considerar sus propios odios bajo la fría luz del día, los judíos promueven la idea de que el odio mismo, o al menos el odio entre los europeos, está siempre desprovisto de causa y objeto. Para ellos el odio del hombre Blanco es siempre espontáneo, siempre irracional, siempre creándose solo, siempre inexplicable. En último término, como hemos visto, el odio en los europeos es "criminal".
Si el Semitismo es, como he argumentado, el verdadero odio más duradero, entonces ¿cuáles son su causa y objeto? Las causas aquí son tanto internas como externas para los judíos. El judaísmo, los orígenes precisos del cual permanecerán por siempre desconocidos e incognoscibles, ordena una separación estricta de otros humanos y la formación de una casta étnica por encima de todas las otras. El judaísmo afirma una superioridad última, cósmica, y permite la imposición de una ética inferior sobre presuntos inferiores. El odio judío ha surgido desde tiempos inmemoriales del simple hecho de que otros humanos, colectivamente amontonados simplemente como goyim, se niegan a aceptar ese estado de cosas, y no se entregan a la fantasía de dominación del judaísmo. Desde el comienzo del judaísmo hasta el día presente los judíos han encontrado poblaciones que se rehúsan a ver a los judíos como sus superiores. Esas poblaciones no-judías sistemáticamente han rehusado ser sometidas a un tratamiento inferior, y han odiado a los judíos por intentar imponer aquello sobre ellos. Los judíos han respondido a ese odio reaccionario con un odio adicional propio, un odio deshonesto que se esconde incluso de sí mismo y funciona como un malhumorado recordatorio de injusticias pasadas. El ciclo continúa interminablemente, con el odio judío internamente y perpetuamente potenciado por medio de la influencia del pasado.
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