El término estatuafobia puede considerarse bien formado a partir del sustantivo estatua y el elemento compositivo, fobia, que es aversión o rechazo, por lo que su significado lógico sería el de aversión o rechazo a las estatuas en general, aunque aquí el concepto de estatuafobia es ideológico y no por un trauma enfermizo de la personalidad del individuo.
Desde los albores del tiempo, los humanos han creado monumentos dedicados a las personas y sus logros.
Desde esculturas de piedra hasta estatuas de metal, estos monumentos celebran y honran los logros de nuestros antepasados.
En Richmond, Virginia, una estatua del conquistador en un céntrico parque fue derribada tras una manifestación izquierdista en apoyo de las comunidades indígenas. Después de derribarla, le pendieron fuego y la arrojaron a un lago.
En Boston, otra estatua de Colón fue decapitada.
Dos semanas después de que prendiera la mecha en Minneapolis, la protesta ha trascendido las fronteras estadounidenses y se ha hecho mundial la ola de histeria “anti-racista”.
Otro ataque vuelve a tener como protagonista a Cristóbal Colón, y de rebote, a la reina Isabel la Católica. La estatua en cuestión estaba ubicada en el Capitolio de California, en Sacramento, desde hacía 137 años. Mostraba al marino en el momento de pedir fondos a la reina, ante la que se arrodilla. Fue otorgada al Estado de California por el banquero Darius Ogden Mills en el siglo XIX y tallada en mármol por el escultor estadounidense Larkin Goldsmith Meade en su estudio cerca de Florencia en 1868.
Esta decisión se produce días después de los ataques contra otras estatuas de Colón en otras zonas de Estados Unidos debido a las protestas negras y ”antifascistas”.
El bando republicano en California se ha mostrado en contra de la decisión. «Supongo que ahora, si no nos gusta una parte de nuestra Historia, sencillamente la borramos», afirmó Roger Niello, un ex asambleísta conservador.
El Golden Gate Park de la ciudad de San Francisco y la ciudad de Ventura, en California, han sido este fin de semana escenario de un capítulo más del revanchismo anti-histórico que impera estos días en Estados Unidos, protagonizado por el movimiento “antifa” y violentas bandas de negros.
En las últimas horas dos de los monumentos atacados han sido la estatua del misionero español, protector de los indígenas y franciscano Fray Júnipero Serra, en Ventura, y en la ciudad de San Francisco, la del escritor Miguel de Cervantes, que fue esclavo en Argel. La primera ha sido derribada mientras que en la segunda han aparecido pintadas y el insulto «bastard» (bastardo, en inglés).
En Boston, otra estatua de Colón fue decapitada.
Dos semanas después de que prendiera la mecha en Minneapolis, la protesta ha trascendido las fronteras estadounidenses y se ha hecho mundial la ola de histeria “anti-racista”.
Otro ataque vuelve a tener como protagonista a Cristóbal Colón, y de rebote, a la reina Isabel la Católica. La estatua en cuestión estaba ubicada en el Capitolio de California, en Sacramento, desde hacía 137 años. Mostraba al marino en el momento de pedir fondos a la reina, ante la que se arrodilla. Fue otorgada al Estado de California por el banquero Darius Ogden Mills en el siglo XIX y tallada en mármol por el escultor estadounidense Larkin Goldsmith Meade en su estudio cerca de Florencia en 1868.
Esta decisión se produce días después de los ataques contra otras estatuas de Colón en otras zonas de Estados Unidos debido a las protestas negras y ”antifascistas”.
El bando republicano en California se ha mostrado en contra de la decisión. «Supongo que ahora, si no nos gusta una parte de nuestra Historia, sencillamente la borramos», afirmó Roger Niello, un ex asambleísta conservador.
Fuente Base: http://www.despiertainfo.com/
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