jueves, 6 de noviembre de 2014
Aún dudas de la decadencia "impuesta" ?
Cuando Spengler habló de la "decadencia de Occidente", él estaba describiendo un impresionante proceso histórico que hoy ha alcanzado sus etapas finales, y aún así a estas alturas son muy pocos los que poseen la fortaleza moral e intelectual para reconocer el grado pleno de aquella decadencia. Aquí encontramos al hombre de negocios, cuyo dios es la Ganancia; al político, que se prostituye en burdeles parlamentarios; al predicador, que sermonea a su rebaño para que adore a los judíos, mientras proclama los males del racismo; al profesor, que aboga por el feminismo y la homosexualidad como un estilo de vida "alternativo"; al militar, que está más preocupado por sus promociones y beneficios de retiro que de su honor como soldado, así como al ciudadano corriente que, saciado por la cerveza y la televisión, acepta todo esto con apenas un atisbo de protesta. Todos éstos son síntomas de una enfermedad, un cáncer, una enfermedad terminal, que ha condenado a la civilización existente a la muerte. La moderna civilización occidental constituye una parodia grotesca de la verdadera cultura. Representa un Viejo Orden, cuyos valores son falsos, ajenos, antinaturales, anti-vida y anti-raza. Lo que estamos presenciando ahora es la fase final de un deterioro orgánico, que seguirá su curso, culminando en la muerte y el caos. Nada puede detener este proceso. Lo que es crucial no es si sobrevive a una civilización decadente, porque lo que está en juego no es la vida como tal, sino una cultura o de una civilización, esa es la verdadera cuestión de nuestro tiempo.
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