La degradación de la vida social no sucedió así como así, sino que fue planeada, promovida deliberadamente y divulgada, la destrucción sistemática de toda la vida continúa hoy en día.
Los instrumentos de este asalto son las armas propagandísticas: prensa, radio, cine, teatro, educación, estas armas están casi por completo controladas en Europa por las fuerzas de la enfermedad cultural y la degeneración social, la principal fuente de propaganda es el cine y desde su capital, Hollywood, el judío vomita un sinfín de series de películas pervertidas para envilecer y degenerar la juventud.
En la cultura de que es producto el judío, una nación era una unidad de creencia, del todo independiente de la noción de territorio, de patria. Esparcido por toda Europa, el judío veía a todos los occidentales como extranjeros. No había lugar en el mundo occidental de la Cristiandad gótica, la caballería, la piedad y la sencilla economía para este extraño “sin tierras” y desarraigado con su Torá y su Talmud, su dinero y su cinismo, su ética dualista, una para él y otra para los goyim. El sentimiento general de la era gótica religiosa era que el judío era la creación del Maligno, quien le asignó el control del comercio de la usura.
Hubo protestas contra la usura que ocasionaron el saqueo y la quema de judíos. Papas y filósofos escolásticos denunciaron a los judíos. Todos los reyes occidentales, en uno u otro momento, expulsaron a poblaciones judías enteras de sus reinos. Los judíos eran colgados en masa como represalia a su usura y su falsificación. Cualquier posibilidad de asimilación del parásito por parte del huésped siempre ha sido imposible, debido al resentimiento infinitamente profundo y al imperativo de venganza que se desarrollaron en la cultura-estado-nación-raza-pueblo del judío.
Con la llegada del materialismo, el capitalismo, la democracia y el liberalismo, una gran ola de excitación invadió el mundo judío. El judío ha observado las potencialidades de estas cosas y ha favorecido su crecimiento de todas las maneras posibles.
Con el curioso apelativo de distorsionador cultural, Yockey ya vinculó en 1951 la presencia judía en los contenidos del cine americano de Hollywood:
Todos los aspectos de la decadencia social eran permitidos por el distorsionador cultural, que sabía reconocer en estos su valor para su programa de ascensión. Mientras tanto, divulgó y defendió todas estas formas de decadencia social para las naciones blancas y tenía mucho cuidado en mantener alejada a su cultura-estado-raza-nación-pueblo de dichas formas.
Todos los aspectos de la decadencia social eran permitidos por el distorsionador cultural, que sabía reconocer en estos su valor para su programa de ascensión. Mientras tanto, divulgó y defendió todas estas formas de decadencia social para las naciones blancas y tenía mucho cuidado en mantener alejada a su cultura-estado-raza-nación-pueblo de dichas formas.
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