Mucho se ha escrito sobre la indecente y vergonzosa Merkel, casi todo repugnantemente zalamero, a excepción de artículos redactados por furiosos escritores de Internet. Pero ningún periodista de los que escriben en la corriente principal del pensamiento público intentó preguntar por qué esa mujer había comprometido eternamente a una raza entera de seres humanos nobles e infinitamente superiores, al servicio forzoso de un ilegal régimen de apartheid manejado por despreciables insectos llenos de odio.
Mientras Angela Merkel, en un obsceno espectáculo de sumisión gratuita y aduladora, se inclinó ante el Estado bandido de Israel, una "nación" nacida en un mar de sangre y construída sobre los cadáveres de palestinos asesinados y profanados naranjales centenarios, la gente de Alemania, en privado, hervía con una rabia apenas reprimida.
La razón primaria de tales actos de traición es conseguir la privilegiada inclusión en las filas de la judería misma mediante la masonería y, por lo tanto, conseguir un asiento supervisor en primera fila en el circo del Armagedón. Como ya se dijo, no hay absolutamente ninguna diferencia entre satanismo, sionismo, judaísmo y masonería, aunque muchos académicos generosamente pagados y expertos de Internet no estén de acuerdo por motivos mejor conocidos por ellos y sus titiriteros. En su infame obra "Moral y Dogma", el Gran Mago de la masonería sionista Albert Pike declaró inequívocamente que todos los masones, desde el primer grado hacia arriba, eran "como judíos" al participar en la reconstrucción del templo de Salomón, un edificio que nunca existió pero que sirve como una metáfora para el Nuevo Orden Mundial a ser administrado desde Jerusalén.
Alemania disfruta de una reputación como una nación democrática que aparentemente respeta y respalda los derechos humanos. Pero déjeme asegurarle que, después de 16 años de intenso estudio de los mecanismos internos de la mentalidad operativa de Alemania, nada puede estar más lejos de la verdad.
Los funcionarios alemanes y sus secuaces sionistas asesinan a los disidentes con cínica impunidad y luego imponen rigurosos apagones informativos que cierran toda la discusión del asunto. El actual Estado alemán, es uno de los Estados vasallos más malvados de la anti-humana abominación sionista que trabaja para esclavizar a todos los no-judíos en un dictatorial Nuevo Orden Mundial.
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