martes, 21 de octubre de 2014
La progresión de la decadencia..
El verdadero significado del Nacionalsocialismo como una idea revolucionaria y como un fenómeno histórico de importancia fundamental, ha sido demasiado a menudo pasado por alto u olvidado. Para disipar tales erróneas interpretaciones, es útil no sólo reexaminar el papel del Nacionalsocialismo contra un telón de fondo de condiciones históricas, sino también reevaluar sus valores únicos. Sólo cuando las implicaciones de aquel rol y de aquellos valores son más claramente entendidas y apreciadas, se puede conseguir el nivel de compromiso necesario para permitir al movimiento nacionalsocialista cumplir su misión histórica. Cuando Oswald Spengler habló de la "decadencia de Occidente", él estaba describiendo un impresionante proceso histórico que hoy ha alcanzado sus etapas finales. Y aún a estas alturas son muy pocos los que poseen la fortaleza moral e intelectual para reconocer el grado pleno de aquella decadencia. Lo que estamos enfrentando no es simplemente una estructura política que se ha hecho decadente y corrupta. Cada faceta de la civilización como la conocemos hoy ha degenerado. La decadencia ha infectado cada institución de la sociedad: social, económica, religiosa, moral y cultural, así como la institución política. La condición es terminal. De acuerdo a la gran ley cíclica que gobierna la progresión de las culturas, la civilización occidental, como una entidad orgánica, se ha acabado. Ninguna recuperación es posible. No hay ninguna esperanza de salvarla, ni debería uno intentar hacer aquello. Lo que se ha hecho decadente no debería ser conservado artificialmente; debería ser eliminado.
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